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Exceso de sodio en panes industrializados pone en riesgo salud de las y los mexicanos

  • En México, los pastelillos industriales contienen todos los nutrientes críticos señalados por la OPS: azúcar, grasas, sodio, grasas saturadas. 

Ciudad de México a 7 octubre 2020.- La industria panificadora es una de las más importantes en el país. Esta y su cadena de producción alcanzan un valor de mercado de 120 mil millones de pesos, y genera 1.6 millones de puestos de trabajo directos e indirectos, de acuerdo con datos de Mexipan del 2018 (1).  Sin embargo, el consumo en exceso de pan dulce y sobre todo del pan envasado, trae consecuencias negativas para la salud. 

Los pastelillos empaquetados, al igual que las galletas y las barras para el desayuno, son productos que tienen exceso de todos los nutrientes críticos señalados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS): grasas totales, grasas saturadas, sodio y azúcares. 

Un dato importante es que los panes industriales, tanto dulces como salados, son los mayores responsables de la ingesta excesiva de sodio en la dieta del mexicano. Juntos representan 16% del consumo diario per cápita de este nutriente crítico, seguidos por las carnes procesadas, que representan el 8 por ciento. 

En otras palabras, estos productos son los que más contribuyen a que México consuma 1,150 mg más de sodio que los 2,000 mg diarios recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Esta tendencia se repite a nivel mundial, aunque los porcentajes varían de país en país (2). 

Lo anterior ha sido relacionado a presión arterial elevada. Un estudio consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) afirma que el consumo de pan eleva el riesgo de este padecimiento y que es necesario reducir los niveles de este ingrediente en las fórmulas de los panes (3). 

De igual manera, los panes dulces pre empacados contienen grasas y azúcares, cuyo consumo en exceso incrementa el peso corporal no sano y pone en riesgo incrementado de padecer enfermedades como la diabetes o problemas cardiovasculares. 

De acuerdo con la OPS, la categoría de panes industriales creció en ventas en el periodo de 2009 a 2014, aunque se tenía previsto un aumento menor entre 2015 y 2019. Estos aportaron el 9.4% de la energía consumida por productos ultraprocesados en México y se encuentran solo por debajo de las bebidas azucaradas (21.7%), las galletas (12%) y los pasteles y postres (10.4%) en cuestión de calorías aportadas a la dieta.  

Según datos de Kantar Worldpanel, el 37% de los hogares mexicanos consumen pan por lo menos una vez a la semana. El promedio de consumo es de 3.3 veces (4). 

El mercado nacional de pan industrializado 

México es el segundo mercado más grande para productos de panadería en Latinoamérica y el octavo en el mundo, de acuerdo con datos de Euromonitor, retomados por el gobierno de Canadá (5). 

Las ventas en 2016 de estos productos representaron 17 mil 600 millones de dólares. De 2012 a 2016, las transacciones del sector se incrementaron en 3.3 por ciento.  Se espera que para 2021 llegue a 21 mil 496.5 millones de dólares.  Los pastelillos empacados y panes dulces crecerán, entre 2017 y 2021, 3.18% y 5.33% respectivamente.

De acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Panificadora, retomadas por la Secretaría de Economía, el consumo per cápita anual de pan es 33.5 kilogramos, de los cuales entre el 70 o 75% corresponde a pan blanco y el restante a pan dulce, galletas y pasteles (6). 

En México el ganador indiscutible del mercado de panes industrializados es Bimbo, de acuerdo con datos de Euromonitor Internacional del 2019 (7).


Fuentes: 

  1. Mexipan, 2020. La industria panificadora es líder en el sector alimenticio en México.
  2. Colin-Ramirez, Eloisa et al. “Food Sources of Sodium Intake in an Adult Mexican Population: A Sub-Analysis of the SALMEX Study.” Nutrients vol. 9,8 810. 27 Jul. 2017, doi:10.3390/nu9080810
  3. Ponce-Martínez, Xochitl et al. “Bread Consumption Is Associated with Elevated Blood Pressure among Adults Living in Mexico City⁻A Sub-Analysis of the Tlalpan 2020 Study.” Nutrients vol. 10,12 1969. 13 Dec. 2018, doi:10.3390/nu10121969
  4. Kantar Worldpanel, 2018. El pan el mejor acompañante de los hogares mexicanos
  5. Gobierno de Canadá, 2018. Sector Trend Analysis – Bakery Products In Mexico.
  6. Secretaría de Economía, 2017, Conoce más sobre la industria panificadora en México.
  7. Euromonitor, 2019, Baked Goods in Mexico

Imprescindible modificar dieta para mejorar la salud

  • Además de la constancia en la actividad física, es necesario cambiar hábitos alimenticios.

Ciudad de México a 4 de octubre de 2020.- Hacer ejercicio por sí mismo no tiene gran impacto sobre el peso, sobre todo, si no está acompañado por cambios en la alimentación. Lo anterior, lo evidencian estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad, (LabDO).

En una revisión sistemática de 43 estudios elaborada por Cochrane Library se concluyó que cuando la actividad física no se complementa con un cambio de dieta basado en un régimen nutricional personalizado, la posibilidad de disminuir en peso es mínima, mientras que combinados se obtienen más y mejores resultados (1).

La investigación identificó como el principal problema los “comportamientos de compensación”, fenómeno que los científicos traducen como el momento en el que los individuos asumen que pueden descuidar su ingesta de nutrientes críticos como el azúcar, el sodio y las grasas, por el simple hecho de efectuar una actividad física, lo cual, además de ser erróneo, puede traer consigo consecuencias en la salud (2).

Uno de los botones de muestra que ejemplifican que hacer ejercicio por sí mismo no resuelve el problema de obesidad es que, en nuestro país, casi el 50% de la población dijo hacer ejercicio; sin embargo, el 75.2% de los mexicanos adultos lidia con las consecuencias del sobrepeso y la obesidad (3).

Aun cuando las pérdidas de peso puedan resultar modestas, el ejercicio sigue siendo uno de los mejores hábitos para cuidar la salud siempre y cuando se acompaña de una dieta balanceada en donde se evite el consumo excesivo de azúcares, grasas saturadas, sodio y grasas.

Al respecto la Organización Mundial de la Salud recomienda complementar una alimentación saludable con 150 minutos de actividad física de vigorosa a moderada por semana. Se estima que en México casi el 20% de su población no lleva a cabo ninguna actividad física, siendo los adultos mayores y los deciles más altos, los grupos con mayor riesgo (3).

Cabe destacar que en nuestro país las comorbilidades referentes a la dieta van en aumento. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud 2018, los más recientes, 18.4% de la población padece hipertensión y 10.3% diabetes. De igual manera, casi el 20% de los mexicanos tienen colesterol y triglicéridos altos, una cifra que aumentó en 6.5 puntos porcentuales desde el 2012.

Fuentes: 

(1) Shaw KA, Gennat HC, O’Rourke P, Del Mar C. Exercise for overweight or obesity. Cochrane Database of Systematic Reviews 2006, Issue 4. Art. No.: CD003817. DOI: 10.1002/14651858.CD003817.pub3

(2) Foright, R M et al. “Is regular exercise an effective strategy for weight loss maintenance?.” Physiology & behavior vol. 188 (2018): 86-93. doi:10.1016/j.physbeh.2018.01.025

(3) Medina, Catalina et al. “Physical inactivity prevalence and trends among Mexican adults: results from the National Health and Nutrition Survey (ENSANUT) 2006 and 2012.” BMC public health vol. 13 1063. 11 Nov. 2013, doi:10.1186/1471-2458-13-1063

Superan galletas el tope de azúcares, grasas y sodio

  • Casi la totalidad de los hogares mexicanos compra galletas, las cuales se exceden en todos los nutrientes críticos señalados por la OPS: grasas, grasas saturadas, sodio y azúcares.

30 de septiembre de 2020.- Las galletas son uno de los productos más comprados y consumidos en el país.  Prácticamente el 100% de los hogares mexicanos (99.7%) compraron galletas en 2016, según datos de la consultora Kantar Worldpanel.

Sin embargo, estos insumos ultraprocesados tan populares, exceden, en su versión dulce, todos los nutrientes críticos que señala la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como potencialmente dañinos: grasas, grasas saturadas, azúcares y sodio.

Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) refieren que el consumir azúcar en exceso causa una serie de desórdenes en el organismo; de acuerdo con la OMS el azúcar de más genera un aumento poco saludable de peso, incrementa el riesgo de diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas, así como caries dentales (1).

Una cuarta parte del sodio presente en productos ultraprocesados proviene de las galletas, panes, margarina, aceites y grasas así como snacks dulces y salados, considerados como un conjunto. La Organización Mundial de la Salud ha señalado que si se regula el consumo excesivo de este, se podría prevenir hasta 2.5 millones de muertes al año, ya que es causante de problemas como hipertensión y accidentes cardiovasculares (2).

Igualmente, más de la mitad de la grasa total y de las grasas saturadas presentes en los productos ultraprocesados analizados por el mencionado organismo correspondió a las galletas, margarinas y aceites, snacks dulces y salados, y dulces. Estas contribuyen a la obesidad y son causa de dislipidemias (3).

Aunado a ello, las galletas son una fuente reconocida de ácidos grasos trans, los cuales son  usados en la industria porque dan firmeza a margarinas así como estabilidad de emulsión. Sin embargo, varias investigaciones han relacionado su consumo con un riesgo incrementado de enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes y otras enfermedades como cáncer de colon y mama, preeclampsia y alergias (4).

En México, el 12% de la energía alimentaria proveniente de alimentos ultraprocesados derivó de las galletas. A nivel Latinoamérica, según datos reportados por la OPS, las galletas fueron la segunda categoría que impulsó las ventas de productos ultraprocesados (18% correspondía a estas), solo detrás de los refrescos (22%).


El Mercado en México

Ante un panorama en donde la totalidad de los hogares mexicanos afirmaron consumir galletas (99.7%),  Kantar Worldpanel señala que en promedio se compran 12 kilos al año y 8 de cada 10 galletas adquiridas son dulces, las más problemáticas desde el punto de vista nutricional (5).

En el top 5 de las galletas más consumidas se encuentran, en primer lugar, las galletas Marías, sucedidas por las tipo sándwiches como las Oreo; siguen las Saladitas, las Crackers y las “galletas populares” (como las de animalitos) y las que tienen chispas de chocolate.

Es solo en los niveles socioeconómicos más altos donde se compran galletas más saludables como las de avena.

Existe un subgrupo poblacional que compra 23 kilos de galletas al año, gastando más de $1,300 pesos en este bocadillo, reporta la consultora. Este 20% de los hogares nacionales las compra 70 veces al año, o lo que es lo mismo, cada 5 días.

De acuerdo a un análisis de Euromonitor, en México el mercado es dominado por Pepsico con su marca Gamesa, seguida de Bimbo con Marinela y Lara (6).

Fuentes:

  1. OMS, 2019. ¿Por qué el azúcar en exceso es malo para ti?
  2. OMS, 2020. Reducción en el consumo de sodio.
  3. Cole, Banumathi K et al. “Valsartan protects pancreatic islets and adipose tissue from the inflammatory and metabolic consequences of a high-fat diet in mice.” Hypertension (Dallas, Tex. : 1979) vol. 55,3 (2010): 715-21. doi:10.1161/HYPERTENSIONAHA.109.148049
  4. Dhaka, Vandana et al. “Trans fats-sources, health risks and alternative approach – A review.” Journal of food science and technology vol. 48,5 (2011): 534-41. doi:10.1007/s13197-010-0225-8
  5. Kantar Worldpanel, 2017. 9 de Julio: Día de la Galleta de azúcar.
  6. Euromonitor, 2019. Sweet Biscuits, Snack Bars and Fruit Snacks in Mexico.

Etiquetado a bebidas y alimentos ultraprocesados no debe ser una medida aislada

●      Debe ser una de las muchas acciones necesarias para combatir el sobrepeso y la obesidad.

27 de septiembre de 2020 .-  A días de que entre legalmente en vigor en México la Norma-051 que establece las reglas del etiquetado frontal en bebidas y alimentos ultraprocesados con el objetivo de que los consumidores identifiquen cuáles de ellos tienen exceso de azúcares, sodio, grasas saturadas, calorías y grasas trans, el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), consultó estudios que demuestran que  la medida será lo suficientemente exitosa , solo si es acompañada de campañas educativas, impuestos especiales etiquetados a programas de prevención, fomento de actividades físicas y contención de ambientes obesogénicos.

Hay que recordar que las medidas de etiquetado frontal han sido impulsadas por distintas entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Estas han sido adoptadas por países desde principios de la década de 1980, aunque es en tiempos recientes que estas han comenzado a ser modificadas de acuerdo al nuevo entendimiento de la obesidad y el rol de la mala dieta en ellas.

A nivel mundial y según cifras de 2016, mil 900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. De acuerdo con datos de la OMS, desde 1975 la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo por lo que se ha convertido en uno de los mayores retos en cuanto a políticas públicas de salud en cualquier país del mundo.

Contexto global

En el mundo existen diferentes tipos de medidas y etiquetados, el adoptado por México es el de señalización de productos “altos en…” para referirse a los nutrientes críticos señalados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS. Este modelo es parecido al aplicado desde 2016 en Chile, el cual, según los primeros resultados, ha logrado mayor entendimiento de información nutrimental entre la población, con 48.1% de ella realizando una comparación de los sellos al momento de la compra (1).

Otros tipos de señalización son los semáforos de la salud, adoptados por países como Ecuador y Reino Unido. Estos consisten en alertas codificadas por color de acuerdo a su contenido de grasas, azúcares y sodio. Este tipo de etiquetado permiten al consumidor rápidamente saber cuáles de estos ingredientes críticos están presentes en un producto en específico.

En Ecuador los resultados de esta práctica han sido mixtos: aunque se ha registrado una disminución en yogures endulzados, altos en azúcar, también se ha visto un aumento en la compra de productos “light”, especialmente de refrescos. Estos últimos contienen edulcorantes que no son saludables (2).

En Australia se utiliza un sistema llamado “Health Star Rating”, el cual emplea un algoritmo para dar una calificación al producto, de acuerdo a su contenido de ingredientes potencialmente nocivos. La implementación de este modelo es voluntaria para la industria, aunque gran parte de ella se ha sumado a la iniciativa.

Dicho sistema ha arrojado buenos resultados en cuanto al conocimiento y actitudes de los consumidores. 84% de ellos lo conocían y 76% creen que es fácil de usar y comprender. Por otra parte, 88% reportaron que aun con el sistema, seguirán comprando los mismos productos (3).

En países nórdicos como Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia el modelo adoptado es el “keyhole system” o sistema de llave. Este indica los productos cuya composición es más saludable mediante un símbolo de llave verde en el empaque para los alimentos que cumplan con indicaciones de grasas, sodio y componentes como granos enteros y fibra.

Con esta medida, los resultados fueron una reducción del 40% en el consumo de grasas saturadas y un 9% en azúcares (4).

Contexto mexicano

En México, fue el 5 julio de 2019 cuando se presentó ante la Cámara de Diputados la iniciativa para reformar la Ley General de Salud en materia de etiquetado, misma que se  aprobó el 1 de octubre para luego llegar a la Cámara de Senadores, en donde se validó el 22 de octubre para posteriormente publicarse en el Diario Oficial de la Federación el 8 de noviembre, del año pasado.

Derivado de ese proceso se publicó el 27 de marzo del 2020 la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051), la cual entra en vigor este 1 de octubre. Destaca que las empresas y marcas tienen hasta el 30 de noviembre para hacer las modificaciones pertinentes ya que a partir del 1 de diciembre la Procuraduría Federal del Consumidor y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios sancionará a quienes incumplan.

El nuevo etiquetado frontal reemplaza a las Guías Diarias de Alimentación (GDA). Entre los argumentos para hacer dicha transición están que las guías eran poco entendibles para la mayor parte de la población, además de que se requería tiempo y conocimientos para poder hacer las equivalencias entre calorías recomendables diarias y las contenidas. (5).

Aunque en productos ultraprocesados el etiquetado es un factor que puede lograr que el consumidor opte por opciones más saludables, de acuerdo con la FAO este hecho no garantiza su efectividad, pues se requiere que el consumidor disponga, por un lado, del tiempo y paciencia para leerlos y por otro, es difícil que el valor nutricional predomine por encima de un hábito o preferencia. (6)

Para poner en perspectiva lo anterior, el estudio “Front Pack Nutritional Labelling Schemes”, consultado por LabDO, reúne y analiza 14 investigaciones recientes en torno al tema del etiquetado frontal. En este se afirma que, aunque las etiquetas de “alto en” parecen ser más efectivas entre las personas (7), es difícil aseverar que por sí mismo resuelve el padecimiento de 75% de los mexicanos.

Ante este panorama, es imprescindible insistir en el diseño de estrategias integrales para combatir la “otra pandemia”.

Fuentes:

1.       Ministerio de Salud Chileno, 2019, Evaluación de Ley de Alimentos Noº 20.606.

2.       Díaz AA, Veliz PM, Rivas-Mariño G, Vance Mafla C, Martínez Altamirano LM, Vaca Jones C. Etiquetado de alimentos en Ecuador: implementación, resultados y acciones pendientes. Rev Panam Salud Publica. 2017;41:e54.

3.       Maganja D, Buckett K, Stevens C, Flynn E. Consumer choice and the role of front-of-pack labelling: the Health Star Rating system. Public Health Res Pract. 2019;29(1):e2911909.

4.       Nordic Co-operation. Celebrating Keyhole: Nordic Council of Ministers promotes healthy eating in the Nordic Region.

5.       Vargas-Meza J, Jáuregui A, Pacheco- Miranda S, Contreras-Manzano A, Barquera S. (2019) Front-of-pack nutritional labels: Understanding by low- and middle-income Mexican consumers. PLoS ONE 14(11): e0225268.

6.       FAO, 2017.El etiquetado de alimentos en América Latina y el Caribe, ¿intervencionismo o lucha necesaria contra la malnutrición?

7.       Crocker et al, 2020. Front of pack nutritional labelling schemes: a systematic review and meta‐analysis of recent evidence relating to objectively measured consumption and purchasing. Journal of Human Nutrition and Dietetics, 2020; 33.

Productos lácteos altos en grasas, los favoritos de los mexicanos

  • Los quesos procesados y los yogures elevan el riesgo de padecer obesidad y aumentan las concentraciones de colesterol en la sangre.

Ciudad de México a 23 de septiembre de 2020.- Si bien los productos lácteos ofrecen vitaminas y minerales necesarios para la salud, también son fuente de grasas saturadas, las cuales han sido ligadas con obesidad, afecciones cardíacas y dislipidemias.

Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) señalan que el alto contenido de grasas saturadas en leche y otros productos lácteos son uno de los principales factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardíacas (1).

También se identificó que el riesgo de desarrollar una cardiopatía se reduce hasta en un 24% cuando las personas cambian las grasas provenientes de lácteos por grasas poli-instauradas, como las presentes en las nueces, pescados, nueces y semillas de girasol.

Incluso, la evidencia señala que reemplazar el mismo número de calorías por carbohidratos provenientes de granos enteros contribuye a aminorar el riesgo de enfermedades cardiovasculares hasta un 28 por ciento.

Respecto a consumo y preferencias, la firma de investigación de mercados Mercawise, reportó que el 50.8% de los hogares mexicanos consumen productos lácteos de manera diaria y solo el 0.8% no ingiere este tipo de alimentos.

Entre quienes consumen yogur de manera habitual, se identificó que solo el 2.4% de las personas hacen su elección basándose en el contenido de grasas (2).

De acuerdo con un análisis de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) los quesos procesados, en especial, contienen un exceso de tres de los cuatro nutrientes críticos: grasas totales, grasas saturadas y sodio (3) y son el segundo producto lácteo más consumido en el país, solo por debajo de la leche, de acuerdo a Mercawise.

La OPS reportó que de 2009 a 2014, los productos ultraprocesados con mayor crecimiento en cuanto a ventas per cápita se encontraron los quesos procesados (30% de crecimiento), el yogur endulzado con aromatizantes (27.9%) y los helados (24.7%). Esta tendencia seguiría en aumento entre 2014 y 2019, indicaron.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud ha sido enfática en que para mantener una alimentación saludable, es necesario preferir productos lácteos descremados o con un menor contenido de grasas.

Y es que la leche entera de vaca contiene un alto contenido de grasas totales (un mínimo de 30 gramos por litro), del cual el 65% son grasas saturadas. Estos nutrientes críticos se relacionan con un elevado riesgo de obesidad, y aumentan las concentraciones de colesterol en la sangre (dislipidemia) (4).

Cabe destacar que el 38.2% de los niños mexicanos de 5 a 11 años consumen regularmente bebidas lácteas endulzadas, las cuales entran en la lista de alimentos no recomendables reportados en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, 2018 (5).

Otro trabajo que toma como base de los datos de la Ensanut 2006 apuntó que los derivados de la leche y la leche en sí son los principales productos que proveen grasas saturadas en la dieta del país, seguidos del pan y las galletas, los quesos, las carnes y huevos, platillos mexicanos tradicionales y las papas fritas (6).

Los ganadores del mercado de lácteos en México

En México, el mercado de los lácteos representa el 10% del PIB de la producción alimentaria. De acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de Industrias de la Leche (Canilec) la producción de leche fluida y yogur, los productos lácteos más sanos, muestran una tendencia a declinar en la presente década, mientras que los derivados con alto contenido de grasas como la mantequilla, crema y queso mantendrán su dinamismo (7)

Las principales marcas en el sector son Lala, seguida de Nutrileche y Alpura, de acuerdo con datos del Brand Footprint 2020 de la consultora Kantar Worldpanel.

Para lograr que una estrategia sea exitosa, en el combate contra la pandemia del sobrepeso y la obesidad, resulta imprescindible ampliar el análisis sobre los productos ultraprocesados que rebasan las recomendaciones de sodio, grasas saturadas y azúcares.

Fuentes:

(1) Chen M, Li Y, Sun Q, Pan A, Manson JE, Rexrode KM, Willett WC, Rimm EB, Hu FB. Dairy fat and risk of cardiovascular disease in 3 cohorts of US adults. Am J Clin Nutr. 2016 Nov;104(5):1209-1217. doi: 10.3945/ajcn.116.134460. Epub 2016 Aug 24. PMID: 27557656; PMCID: PMC5081717.
(2) Mercawise, 2015, Estudio de mercado sobre consumo de productos lácteos en México. Disponible en: https://www.mercawise.com/blog/estudios-de-mercado/estudio-de-consumo-sobre-yogurt-y-productos-lacteos/
(3) OPS, 2019. Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina. Disponible en: https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/51523/9789275320327_spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y
(4) Rivera-Dommarco J, López-Olmedo N, Aburto-Soto T, Pedraza-Zamora L, Sánchez-Pimienta T. Consumo de productos lácteos en población mexicana. Resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. México: Instituto Nacional de Salud Pública, 2014
(5) Presentación de Resultados Ensanut 2018, disponible en: https://ensanut.insp.mx/encuestas/ensanut2018/doctos/informes/ensanut_2018_presentacion_resultados.pdf
(6) Ramírez-Silva, I., Villalpando, S., Moreno-Saracho, J.E. et al. Fatty acids intake in the Mexican population. Results of the National Nutrition Survey 2006. Nutr Metab (Lond) 8, 33 (2011). https://doi.org/10.1186/1743-7075-8-33
(7) Canilec, 2019, Estadísitcas del sector lácteo. https://www.canilec.org.mx/estadisticas%20lacteos%202019.pdf

Cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, consecuencias por consumo excesivo de grasas

  • Son la primera causa de muerte en México; en 2018 casi 150 mil mexicanos murieron por estas afectaciones.

Ciudad de México, a 20 de septiembre de 2020.- Aunque las grasas son necesarias para mantener una dieta balanceada, el consumo excesivo de estas, especialmente de las saturadas y trans, tiene impactos nocivos en la salud, como el aumento de peso, niveles altos de colesterol y mayor riesgo de desarrollar cardiopatías y accidentes cerebro vasculares.

De acuerdo con reportes consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad, en México (LabDO), según los análisis hechos sobre el conjunto de datos de la Ensanut 2012, se exceden las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de consumir solo el 10% de la energía total a través de grasas saturadas.

Más del 50% de los individuos en todos los grupos de edades presentan consumo excesivo de grasas saturadas y también son propensos a no recibir cantidades adecuadas de fibra (1). Esta tendencia se identificó desde la edad preescolar, por lo que se advierte como causalidad los ambientes obesogénicos presentes desde la infancia temprana y a lo largo de la vida.

Una dieta alta en grasa saturada incrementa la acumulación de colesterol en las arterias (vasos sanguíneos). El colesterol es una sustancia suave y cerosa que puede causar obstrucción o bloqueo de las arterias. Otra consecuencia de este tipo de alimentación es el aumento en el peso corporal, el cual está directamente relacionado con un riesgo incrementado de padecer Enfermedades No Transmisibles (ENT) tales como la hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares (2).

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que los alimentos ultraprocesados contienen altos índices de grasas saturadas. El 93% de los productos analizados en su estudio “Alimentos y Bebidas Ultraprocesados en América Latina” las contienen y el 55% lo hacen en exceso (3). Los principales productos ultraprocesados que exceden esta limitación, según la OPS, son los quesos procesados, la leche en polvo para café, cubitos de caldo, margarinas y helados.

De igual manera, las vinagretas, mayonesas, papas fritas, nachos y otros snacks tanto dulces como salados sobrepasan el límite en cuanto a grasas totales fijado por la OPS, ya que contienen más del 30% de su energía total proveniente de estas.

Datos del Institute for Health Metrics and Evaluation indican que en el país tener un alto índice de masa corporal es el segundo factor más determinante en cuestiones de mortalidad y discapacidad (4) solo por debajo de los altos niveles de azúcares en sangre. Ambos son problemas relacionados con una dieta poco balanceada.

En México, la primera causa de muerte son las enfermedades cardíacas. Según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, en 2018 casi 150 mil mexicanos fallecieron por esta causa. Dicha tendencia se replica a nivel mundial, pues la OMS indica que se han mantenido como la primera causante de mortalidad por 15 años. De igual forma, las ENT, como las aquí mencionadas, causaron el 71% de las muertes a nivel mundial, sobre todo, en países desarrollados (5).

Algunas recomendaciones de la OMS, son preferir las grasas no saturadas encontradas en nueces, pescado, aguacate y aceites de oliva, girasol o canola a las grasas saturadas que se encuentran en la carne, mantequilla, aceite de coco y palma, así como en quesos, cremas y mantecas, y evitar al máximo las grasas trans manufacturadas por la industria y presentes en productos ultraprocesados, pues estas no son parte de una dieta sana (6).

Fuentes:

(1) Nancy López-Olmedo,et al. “Usual Intake of Added Sugars and Saturated Fats Is High while Dietary Fiber Is Low in the Mexican Population”, The Journal of Nutrition, Volume 146,Issue 9, September 2016, Pages 1856S–1865S, https://doi.org/10.3945/jn.115.218214
(2) Cole, Banumathi K et al. “Valsartan protects pancreatic islets and adipose tissue from the inflammatory and metabolic consequences of a high-fat diet in mice.” Hypertension (Dallas, Tex.: 1979) vol. 55,3 (2010): 715-21. doi:10.1161/HYPERTENSIONAHA.109.148049
(3) Organización Panamericana de la Salud. Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina. 2017. https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/51523/9789275320327_spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y
(4)Institute for Health Metrics and Evaluation, 2020, Data for México http://www.healthdata.org/mexico
(5) OMS, 2018, The Top 10 Causes of Death, https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/the-top-10-causes-of-death
(6) OMS, 2020, Healthy Diet. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet-

Epidemia de sobrepeso y obesidad: una lucha a combatir desde distintas trincheras

  • El etiquetado frontal es tan útil como las campañas de educación alimentaria; activación física y limitación de venta de productos chatarra en ambientes escolares.

Ciudad de México a 16 de septiembre de 2020.- Al ser el problema del sobrepeso y la obesidad multifactorial, especialistas advierten la necesidad de que la estrategia para combatir esta otra epidemia sea también desde distintas trincheras.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) no hay una causa única para la obesidad ya que combina un desbalance entre las calorías consumidas a través de la ingesta excesiva de alimentos calóricamente densos, altos en azúcares y grasas, y las que son utilizadas; a ello hay que sumar el decremento de actividad física y la naturaleza sedentaria de muchos trabajos.

En lo que se refiere a la dieta, la autoridad internacional ha identificado factores como la economía, la disponibilidad de alimentos, el estilo de vida y una falta de políticas públicas que fomenten una alimentación saludable como las principales influencias perjudiciales. Si bien se ha visto que la obesidad tiende a ser mayor en áreas urbanizadas, lo que sugiere un rol preponderante del ambiente como causa, también se han observado variaciones individuales considerables que sugieren que los índices de adiposidad son afectados por una compleja interacción entre desarrollo, comportamiento, influencias y genética (1).  

Por ejemplo, estudios llevados a cabo en gemelos criados por diferentes padres adoptivos encontraron que los menores tenían un peso más similar al de sus padres genéticos, a pesar de haber sido criados en ambientes distintos (2). Por su parte, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos observó entre los integrantes de una familia una variación de peso vinculada a mutaciones genéticas diversas.

Ante un panorama en donde el sobrepeso y la obesidad es multifactorial, la forma más efectiva de atajar esta otra pandemia mundial es mediante aproximaciones holísticas que tomen en cuenta campañas de educación, alimentación, activación física y fácil acceso a alimentos frescos o con contenidos calóricos y nutricionales adecuados.

La Escuela de Salud Pública de Harvard indica que la fundación de los hábitos de por vida está en la etapa temprana de vida. Por ello, en centros de educación se pueden proponer planes educativos que hagan énfasis en la alimentación sana y también es posible incrementar el acceso a alimentos frescos y no procesados como parte de las comidas en horario escolar. De igual manera, se debe considerar poner a disposición de la población programas de intervención psicológica para los casos en los que el sobreconsumo de productos tenga un componente conductual serio.

La obesidad y el sobrepeso, así como las enfermedades no transmisibles relacionadas a estas, son en gran medida prevenibles. Por ello la OMS recomienda, además de las acciones emprendidas desde los gobiernos, un conjunto de acciones individuales como limitar el nivel de calorías de grasa y azúcares consumidas, comer más frutas y vegetales y tener actividad física regular.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud apunta que, desde la promoción de buenos hábitos de salud, hasta el cuidado individual en centros de salud para pacientes de alto riesgo, deben ser tomados en cuenta en las políticas públicas para reducir la obesidad.

Y si bien las políticas fiscales pueden contribuir a disminuir el consumo de algunos productos, no solucionan por sí solas la problemática, por lo que deben ser parte de un conjunto de acciones integrales.

Fuentes:

(1) Thaker, Vidhu V. Genetic and Epigenetic Causes for Obesity.  Adolescent medicine: state of the art reviews vol. 28,2 (2017): 379-405.
(2) Stunkard AJ, Harris JR, Pedersen NL, McClearn GE. The body-mass index of twins who have been reared apart. N Engl J Med. 1990;322(21):1483–7.

Sodio excedente en la dieta: un gran riesgo

  • Panes industriales, tanto dulces como salados, y carnes procesadas contribuyen a una ingesta excesiva de sodio.

Ciudad de México a 13 de septiembre de 2020.- La ingesta excesiva de sodio genera problemas graves de salud. En la mayor parte del mundo occidental este excedente proviene de los productos ultraprocesados, que incluyen al nutriente como saborizante y conservador, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Entre la población mexicana, la ingesta diaria de sodio es mucho más alta que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Un estudio muestra que en el país se consumen alrededor de 3150 mg de sodio al día, mientras que el margen recomendado por la OMS es de 2000 mg para adultos.

Nuestro país es uno de los consumidores más asiduos de productos ultraprocesados, la mayoría de los cuales incluyen excedentes de sodio.  El mismo estudio encontró que, aunque a primera vista podrían no ser una respuesta obvia, los panes tanto dulces como salados contribuyen juntos un 16% del consumo diario per cápita de este nutriente crítico. Asimismo, el siguiente grupo alimenticio con mayor peso en términos de ingesta de sodio fueron las carnes procesadas, responsables del 8 por ciento.

Esta proporción no es solo local, pues resultados parecidos han sido reportados en Costa Rica, Reino Unido, Colombia, Francia y Canadá, en los que los productos panificados fueron los principales responsables del sodio en la dieta, aunque los porcentajes varían de país en país. En México, los últimos datos de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora indican que en 2017 se consumieron 34 kg de panes per cápita, casi tres kilos al mes.

Del universo de productos ultraprocesados analizados por la OPS en su estudio” Alimentos y Bebidas Ultraprocesados en América Latina”, el 99% contiene sodio, y 63% en exceso. Las salsas pre-empacadas, sopas instantáneas y los snacks dulces y salados son algunos de los insumos más culpables, superando con creces el límite establecido por este organismo de 1 mg por cada Kilocaloría.

Otros productos pertenecientes a esta categoría son los nachos y las tortillas de maíz, las galletas dulces y saladas, la margarina, los aceites y grasas para untar, el queso procesado, los cereales familiares e infantiles para el desayuno, las barras para el desayuno, los concentrados para bebida y una gran parte de los alimentos listos para consumir.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2018, 18.4% de la población tiene hipertensión, con un porcentaje ligeramente mayor en mujeres que en hombres. La primera causa de muerte en el país fueron las enfermedades cardiovasculares de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

El rol que el sodio juega en las Enfermedades No Transmisibles (ENT) ha sido bien documentado. Este ha sido asociado con hipertensión, enfermedades cardiovasculares y renales y con un riesgo incrementado de accidentes cerebro vasculares. Por otra parte, reducir su consumo tiene efectos evidentes en la salud, pues se ha demostrado que mejora significativamente la presión sistólica y diastólica tanto en adultos como en niños.

Fuentes:

  • OMS, 2012, Guías de ingesta de sodio para adultos y niños.
  • Colin-Ramirez, Eloisa et al. “Food Sources of Sodium Intake in an Adult Mexican Population: A Sub-Analysis of the SALMEX Study.” Nutrients vol. 9,8 810. 27 Jul. 2017, doi:10.3390/nu9080810

Combate al sobrepeso y obesidad, tendencia global

  • En los últimos años se han observado esfuerzos en todo el mundo que buscan atajar las consecuencias de este padecimiento.

Ciudad de México a 11 de septiembre de 2020.- A nivel mundial, son cada vez más los países que adoptan medidas para disminuir las tasas de sobrepeso y obesidad y sus efectos en la salud como diabetes, hipertensión y otras Enfermedades No Transmisibles (ENT).

Las acciones para revertir la epidemia del sobrepeso han tenido, en distintas latitudes, aproximaciones y enfoques diversos, con respuestas creativas, en ocasiones asertivas, para enfrentar esta problemática

Dinamarca, por ejemplo, instauró en 2011 un impuesto a las grasas, convirtiéndose en el primer país en hacerlo a nivel mundial. Este impuesto preveía un aumento de 2.15 euros a los alimentos con grasas saturadas. Si bien el experimento duró solo un año, los datos muestran que se obtuvieron beneficios tanto recaudatorios como en la disminución del consumo de estos productos. En el corto plazo, se logró reducir entre un 10 y 15% su compra.  

En Hungría, el problema era generado por los altos índices de consumo de sal y productos procesados, así como por el hecho de que cerca de dos terceras partes de su población padecían obesidad. Como respuesta, se decidió imponer una tasa a alimentos como mermeladas, bebidas azucaradas, condimentos, así como snacks salados y dulces. Las razones para ello eran dos: conseguir más recursos económicos para el sector salud y animar a las industrias a reformular sus productos. En este país también se generaron impactos positivos, pues se logró reducir su consumo en 27% en el corto plazo y se recaudaron 61.5 millones de euros en los primeros dos años.

Los ambientes escolares son ideales para promover programas de nutrición que fomenten una alimentación correcta. Entre los países que han adoptado medidas de apoyo a las dietas infantiles se cuenta a Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y la Unión Europea. Esta última estableció desde noviembre de 2008 un subsidio para proveer frutas y verduras gratis a niños en las escuelas. A cambio, las instituciones educativas deben enseñar a los niños sobre buenos hábitos alimenticios como parte de sus programas de acompañamiento. De esta forma, se desincentivan las dietas desbalanceadas desde la infancia.

En Nueva York, la política adoptada se orientó a reducir las grasas trans en alimentos y, sobre todo, en lo que se come en restaurantes. Desde 2006, la ciudad le declaró la guerra a este elemento de cocina, prohibiendo que estos lo usaran y obligando a que se declarara el número de calorías en los menús. Tres años después de la entrada en vigor de esta medida, se logró que el número de restaurantes usando grasas trans se redujera del 50% a menos del 2 por ciento. 

En Latinoamérica, Chile está a la vanguardia en lo referente a políticas públicas para desincentivar el consumo de productos con exceso de nutrientes críticos. Este país, al igual que México, instauró un impuesto a las bebidas azucaradas. En 2014, este aumentó del 13% al 18% por ciento.  Argentina ya se encuentra discutiendo la posibilidad de decretar un etiquetado frontal como el recomendado por la Organización Panamericana de la Salud en sus alimentos chatarra, mientras que en Colombia este ya ha sido adoptado

Sin embargo, ninguna iniciativa tiene éxito sino es parte de políticas públicas integrales que contemplen educación, ejercicio, programas preventivos, información y orientación adecuada para un consumo responsable.

Fuentes: 

Positivo IEPS a refrescos; urge considerar a papitas, galletas y pastelitos

  • La política fiscal debe incluir el universo completo de productos con excedente de nutrientes críticos.

Ciudad de México a 06 de septiembre de 2020.- Generar una política fiscal que de verdad combata la obesidad, pasa por ampliar el análisis para incluir en el debate del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) a todas las industrias y productos ultraprocesados que en la última década han causado estragos en la salud pública.

Reconocer que la obesidad es un problema multifactorial en el país, es el primer paso para diseñar estrategias que tomen en cuenta impuestos globales a bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, activación física y campañas educativas.

El planteamiento del Congreso de la Unión de aumentar el IEPS a refrescos debe ampliar el análisis sobre qué otras industrias y productos, con base en la evidencia científica, deben tener este impuesto especial.  

La Organización Panamericana de la Salud es enfática al respecto: las bebidas azucaradas aportan un tercio (28%) de todas las calorías provenientes de productos ultraprocesados consumidas en Latinoamérica. Y el 72% restante proviene de los alimentos procesados, que contienen azúcares, altas cantidades de grasa y sodio, en un contexto en donde México mantiene un consumo alarmante, pues somos el mercado minorista de snacks más grande en la región y el de mayor crecimiento esperado.

La misma OPS, en información que ha sido retomada por el Instituto Nacional de Salud Pública, advierte que en el país se consumían 214 kg de alimentos ultraprocesados por persona en 2014, en los últimos datos disponibles. Esta circunstancia nos coloca en el primer lugar en América Latina. En México, las industrias de las papas fritas, galletas y snacks son de las más importantes, sobre todo entre niños de 5 a 11 años de edad, quienes las consumen regularmente, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud 2018, la más reciente disponible.

De igual manera, a nivel nacional se ha seguido la tendencia estadounidense donde hasta un 40% de la población ha sustituido comidas completas por snacks, botanas y dulces, de acuerdo con información del Tetra Pak Equity Tracking 2019, retomada por Milenio. Lo anterior serviría para explicar los crecientes índices de obesidad y otras enfermedades con componentes metabólicos como la hipertensión y la diabetes en el país.

Para poner lo dicho en perspectiva basta con decir que los mexicanos registran la adquisición más alta de artículos de uso masivo en el mundo, especialmente en snacks, botanas y dulces, conforme a lo publicado por el estudio Brand Footprint.

En las principales ciudades mexicanas, donde el problema de la obesidad es más grave, el mercado de “snacks” sumó un valor de más de 53 mil millones de pesos según datos de Kantar Worldpanel. Si dividimos esta cantidad entre la población mexicana, representa un gasto de más de 417 pesos por persona en estos papitas, galletas o pastelillos.

En lo que refiere a cárnicos, aunque estos han sido señalados por la Organización Mundial de la Salud como cancerígenos y aunque contienen altas cantidades de sal y grasas dañinas, su consumo fue de 973 mil toneladas durante 2018, de acuerdo a lo indicado por Comecarne, lo que equivale a alrededor de 7.5 kilos por persona al año.

Los productos preferidos en esta área son los jamones y salchichas de pavo, que han sido señalados por la Profeco por no llegar a los grados nutricionales recomendados y, en algunas ocasiones, contener otras fuentes de proteína no señaladas.  

Tanto la Organización Mundial de la Salud como la Organización Panamericana de la Salud han alertado en numerosas ocasiones sobre las tendencias de consumo de estos productos, que incluyen por lo menos 21 industrias, entre ellas la refresquera y de bebidas azucaradas.

Por ello, es positivo que la política fiscal contemple, un aumento del IEPS a refrescos y bebidas azucaradas, y que además   se aplique el impuesto especial a alimentos ultra procesados, hipercalóricos, comidas rápidas y suplementos dietarios con bajo aporte nutricional que más inciden en el sobrepeso y la obesidad de los mexicanos para que, con base en datos y evidencia científica, se establezcan políticas públicas encaminadas a reducir estas tendencias.

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