Una alimentación consciente para vivir mejor: Darinca Marcella Hernández González

La alimentación juega un papel muy importante en nuestras emociones y salud mental, toda vez que no solo se trata de un acto fisiológico, sino de consciencia, es decir, de reflexionar sobre la elección de los alimentos que se ingieren, la razón de hacerlo y la introspección de las emociones personales y su relación con ellos, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), Darinca Marcella Hernández González, licenciada en Nutrición y Maestra en Psicología Clínica y Psicoterapia.

Es lo que se denomina como alimentación consciente –explicó-, donde se puede decir que hay una relación entre la emoción y el alimento que se consume, es decir, la sensación que se produce y que, en un momento dado, va a ser fundamental para la elección de los mismos, y viceversa, cómo la comida también va a regir las sensaciones de una persona.

La también profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Campeche subrayó que en el tema de alimentación es importante reflexionar si estamos comiendo por una necesidad fisiológica o una necesidad emocional.

Consideró que entre la alimentación y los aspectos psicológicos hay una relación psicodinámica, donde puede darse, por un lado, una conexión entre un platillo y una situación emocional, en la que la experiencia que se deriva puede marcar la elección o no de una comida específica y, por otra parte, cuando una persona prefiere determinado ingrediente en un alimento -azúcares, por ejemplo- y eso detona a cierta hiperactividad o algún malestar digestivo.

En este sentido, puntualizó que el tipo de alimentos sí influye en determinadas situaciones psicológicas.  “Hay evidencia de que el consumo de alimentos específicos, como el exceso de azúcares o de grasas saturadas, influye, de cierta manera, en el aspecto hormonal, aunque no es el único factor que defina esa reacción”.

Por otro lado, la especialista hizo referencia al impacto que tiene la alimentación en la  salud mental en el contexto de las fiestas de fin de año, donde dijo que es un tema que tiene que ver con la sensibilidad y responsabilidad, donde las personas tienden más a cuidar su dieta.

En la cuestión de la pandemia, puntualizó, sin lugar a dudas, la alimentación tiene gran importancia, porque se ha visto el alto impacto en secuelas y en personas que no sobrevivieron al Covid por los hábitos alimenticios y los padecimientos que tenían, principalmente, la obesidad y las enfermedades crónico degenerativas. Además, agregó, hay otro aspecto en el que los efectos que dejó va a limitar el sentido del gusto y la preferencia ante ciertas comidas.

En cuanto a la relación entre el sobrepeso, la obesidad y la salud mental dijo que eso tiene que ver más con la parte emocional, es decir, con los rasgos que pudieran limitar la calidad de vida. “Si yo soy una persona depresiva o ansiosa, pueden haber circunstancias que incrementen la tendencia a conductas alimentarias de riesgo para tener obesidad, como comer en exceso, rasgos de trastornos por atracón u otros factores asociados a esos padecimientos”, mencionó.

Finalmente, la experta hizo algunas recomendaciones estratégicas para lograr prevenir un trastorno de conducta alimentaria y ser más conscientes de nuestra alimentación: identificar si se come por una necesidad fisiológica o se trata de un tema emocional, donde se busca una recompensa o una satisfacción; comer en un tiempo prudente, no de manera rápida porque no se da tiempo a que el cerebro registre que se ingirió alimento, y no tener cerca el teléfono móvil o la televisión, toda vez que ver algún mensaje o programa pudiera provocar un tipo de tensión y afectar la cantidad de alimento que se ingiere.

Un sistema alimentario seguro debe ser abordado de manera multisectorial: Livia Zamora Contreras

  • La inseguridad alimentaria empeora la dieta de las personas, al presentarse diversas situaciones de malnutrición.

El sistema alimentario seguro, en el que se garantice la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y utilización de los alimentos, es un desafío muy complejo que debe ser abordado de forma multisectorial, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la licenciada en Nutrición y maestra en Ciencias Alimentarias, Livia Natalia Zamora Contreras. 

En este contexto, la docente y responsable del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional Región Xalapa, de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana, hizo referencia a los cuatro pilares en los que se fundamenta la seguridad alimentaria.

El primero, explicó, habla sobre la disponibilidad de los alimentos principalmente los de la canasta básica, lo cual se refiere a la producción y existencia para su consumo; el segundo es sobre la accesibilidad, lo que significa  que estén a la disposición, en todo momento, para que las personas tengan acceso físico y económico para poder comprarlos.

La aceptabilidad y consumo son las características del tercer pilar, el cual es un poco más complicado porque en él se mezclan diversos factores, como los patrones de consumo, las costumbres, la escolaridad, así como los conocimientos y concepciones que tienen las personas acerca de los alimentos; en tanto que el cuarto pilar es el referente a su utilización y aprovechamiento biológico, lo cual tiene que ver con los efectos o problemáticas y enfermedades que surgen a partir de ingerirlos, detalló.

Por ello, consideró que cualquier estrategia para combatir la inseguridad alimentaria debe tener un enfoque transdisciplinario, donde estén involucrados diversos equipos y que se realice un trabajo intersectorial. 

La especialista apuntó que en las diferentes regiones se puede manifestar incertidumbre con la afectación de algún pilar, al observarse fenómenos como la volatilidad y alza en los precios de los alimentos de la canasta básica, así como la dificultad para tener acceso a ellos, lo cual puede derivarse de desastres naturales, estados de sequía, pérdida de la producción de los alimentos, además de los desperdicios que surgen a partir de su procesamiento, manejo, transporte y almacenamiento. 

“La transición alimentaria y nutricional que hemos padecido tiene una infinidad de determinantes, tanto económicos, políticos, sociales y culturales”, puntualizó.

En un estudio reciente acerca del estado de la seguridad alimentaria realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2020, precisó, se menciona que hay 690 millones de personas que padecen hambre en el mundo, lo que representa aproximadamente el 8.9% de la población mundial.

Y, derivado de la pandemia por Covid-19 –continuó-, a todos los efectos que se están presentando, principalmente económicos, podrían sumarse entre 83 y 132 millones más de habitantes que se encuentran subalimentados o padeciendo algún tipo de hambre. 

Asimismo, la especialista reconoció que la inseguridad alimentaria empeora la dieta de las personas, pudiéndose presentar situaciones de malnutrición, en sus diversas formas, que pueden ser estados de desnutrición, por carencia de alimentos o de nutrientes, así como también la contraparte: sobrepeso, obesidad y todas las enfermedades que derivan de estos padecimientos. 

En México por ejemplo, precisó, una de las varias consecuencias de la inseguridad alimentaria es la obesidad y el sobrepeso. “Según algunos datos, en 2018, aproximadamente el 75.2% de las y los adultos mexicanos de 20 años o más padecen sobrepeso y obesidad y con ello se observa que se está reflejando la inseguridad alimentaria en los ciudadanos” agregó.

Por otro lado, la experta habló sobre la tarea que lidera desde el Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional Región Xalapa, de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana, el cual se conformó desde el año 2011 y surgió a partir de la necesidad de realizar un diagnóstico integral de la situación alimentaria en el ámbito local. 

Toda la información que se genera desde las diferentes dependencias gubernamentales e instituciones privadas es recolectada y sistematizada para elaborar diagnósticos integrales, explicó, y con ello, el observatorio pone a disposición del público en general, investigadores y, principalmente, de los tomadores de decisiones, herramientas visuales, a partir del mapeo de los 212 municipios que integran a Veracruz, donde se puede ver el comportamiento de los diferentes indicadores de los pilares de la seguridad alimentaria.

Uno de los proyectos del Observatorio que destacan es el mapa que permitirá visualizar con indicadores específicos, cuáles son los municipios más vulnerables en sufrir inseguridad alimentaria y nutricional, en el estado de Veracruz, y el cual está previsto sea un método para evaluar las estrategias de alimentación, que se implementen en la entidad, concluyó.

Conoce más sobre el trabajo del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional.

Obesidad y sobrepeso, una antesala a la diabetes: Mariana Navarro Tovar, Nutrióloga

  • Las personas con aumento del tejido graso abdominal deben monitorearse ante la posibilidad de padecer diabetes.

Aun cuando la diabetes es un padecimiento multifactorial, la obesidad y el sobrepeso son un factor de riesgo para sufrir esta enfermedad que se asocia con una deficiencia absoluta o relativa de la producción de la insulina, así lo refirió en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), Mariana Navarro Tovar, Licenciada en Nutrición y Máster Internacional en Nutrición y Dietética con especialidad en Nutrición Clínica.

La también docente de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí habló sobre la prevalencia de esta enfermedad en México, y dijo que además de los adultos, cada vez más, menores de edad comienzan a adquirir este padecimiento, en algunas ocasiones de forma hereditaria, otras por inactividad física o por una mala alimentación.

Respecto a la dieta, la especialista advirtió la importancia de controlar el número de calorías que se consumen bajo la lógica de no aumentar de peso y con ello la adiposidad en el cuerpo, derivado de un proceso inflamatorio que termina por influir en la capacidad metabólica para producir insulina.

“Lo que sucede con las personas que son diagnosticadas con diabetes tipo 2 es que al comer carbohidratos de más, se genera un exceso de glucosa que circula en la sangre, por lo que se presenta toda la sintomatología y daños”, explicó quien también es presidenta fundadora del Colegio de Nutriólogos de San Luis Potosí, A.C.

El primer indicio, destacó, es el tejido graso, principalmente el acumulado en la región abdominal. “Cuando tenemos exceso de grasa corporal es necesario hacerse revisiones frecuentes, más aún si hay una carga familiar importante, es decir, si los padres, abuelos o tíos presentan diabetes. Esos serían los dos factores que hay que estar revisando: el incremento considerable de peso y en caso de que haya ese aumento de peso hacerse controles regulares en cuanto a la glucosa, y el aspecto hereditario”, consideró. 

En cuanto a la dieta para este sector poblacional indicó que no debe ser diferente a lo que es la recomendación de una dieta saludable. “En realidad, se deben incluir todos los grupos de alimentos, cuidando las cantidades en las que se consumen, pero siguiendo las mismas reglas: que sea completa en cuanto a los grupos;  suficiente, en cuanto a las cantidades de nutrientes en general, tanto calorías, como nutrientes específicos; equilibrada; inocua, y variada, que son los parámetros para la dieta de un paciente que padece diabetes”, precisó.

Sin embargo, detalló, los alimentos industrializados altos en calorías y azúcar pueden  generar un incremento importante de glucosa: todo lo que tiene que ver con carbohidratos simples y refinados o procesados, por ejemplo, azúcar de mesa; jugos, incluso naturales; golosinas; panadería, en general, y todos aquellos empacados a base de cereales y azúcar son los que hay que evitar o reducir el consumo en un paciente con diabetes.

Al señalar la relación entre la diabetes y la obesidad la experta mencionó que una de las principales causas de la diabetes tipo 2 es el exceso de tejido adiposo. “Al tener mucho tejido adiposo se presentan algunas situaciones de procesos inflamatorios; la resistencia a la insulina, que está muy asociada al incremento del tejido graso, permite que se desarrolle, como tal la diabetes, o que la termine de potencializar. Esto significa que entre más tejido graso se tiene, hay más posibilidades de presentar la resistencia a la insulina”, agregó.

Por último, recomendó acercarse siempre acercarse a expertos en la materia, ya que no hay nada mejor que una estrategia individual en cuanto a la prescripción de la dieta, así como lo que implica: el acompañamiento y asesoramiento. En la población en general que padece diabetes, resaltó, lo más importante es mantener una dieta correcta y de calidad; reducir lo más posible los productos empacados y preferir los alimentos naturales; hacer los tres alimentos del día (desayuno, comida y cena) y si es posible, dos colaciones, además de mantenerse activos físicamente, sin descuidar la prescripción médica.

La crisis sanitaria que hemos vivido debe abrir paso a mejorar la nutrición de infantes en el país: María Enriqueta Velázquez

*Los menores en México padecen una doble carga nutricional: obesidad y desnutrición

La crisis sanitaria derivada de la pandemia por Covid-19 en el país debe convertirse en una oportunidad para revertir la grave problemática alimenticia entre menores de edad en el país.

Lo anterior lo destacó en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la licenciada en Nutrición y maestra en Nutrición Clínica María Enriqueta Velázquez, quien advirtió de la doble carga que padecen los infantes en México: obesidad y desnutrición.

Ambas problemáticas, refirió, son multifactoriales, toda vez que responden a dinámicas particulares en el ámbito social, cultural y económico, tales como la falta de ejercicio y poco acceso a alimentos sanos y de calidad, además del sedentarismo provocado por la inseguridad.

“Son estas dos vertientes, la pobre o inadecuada alimentación y la falta de ejercicio desde la primera infancia, que con la pandemia por Covid-19 se vinieron a acrecentar ambos problemas”, precisó.

En lo que se refiere a la alimentación, mencionó que con base en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018 (ENSANUT), es posible afirmar que no se tienen buenos datos de la nutrición en los menores de edad de nuestro país, toda vez que, por ejemplo, el 22.2% de los niños de 0 a 4 años (nivel preescolar) se identifica con riesgo de sobrepeso; el 35.6% de los niños escolares tienen sobrepeso y obesidad, y en los adolescentes el porcentaje sube hasta casi 40%, por lo que México es uno de los países con más prevalencia de sobrepeso y obesidad en niñas y niños.

El asunto no termina ahí –agregó-, porque a la par de que existe el problema de obesidad, también está, por otro lado, lo que se llama la doble carga de malnutrición, porque por un lado, hay niños con sobrepeso y obesidad, pero, por otro lado, también hay con anemia, talla y peso bajo.

Y es que solamente el 19.7% de los preescolares consume verduras; y prácticamente todos (preescolares, escolares y adolescentes) ingieren jugos o bebidas endulzadas no lácteas, esto es arriba del 80%, lo cual es alarmante, porque al hacerlo reemplazan otros alimentos más saludables, como verduras, frutas y leguminosas (frijoles, lentejas y habas), que solamente el 45% de la población infantil los incluye en su alimentación, aludió la nutrióloga con base en datos de la ENSANUT.

De igual manera, recordó que los padres son los responsables de que los niños tengan un balance nutricional, porque son ellos quienes escogen qué va a consumir el niño o la niña. “Un niño de cinco años no tiene el dinero o la tarjeta para ir al súper, sino los padres, sin embargo, los niños sí deciden cuánto de lo que les ofrecen sus padres van a comer”, por ello, enfatizó, es fundamental la educación en el hogar, la cual se debe de reforzar en la escuela con enseñanzas positivas de alimentación saludable

Y, por otro lado –continuó-, el ambiente que genera la sociedad y que actualmente es obesogénico por la publicidad engañosa de ciertos productos, ante lo cual se han dado grandes pasos para contrarrestar el problema, sin embargo, todavía no es suficiente.

Lo primordial, resaltó, es empezar en los primeros 1,000 días de vida, que abarca desde la concepción, hasta más o menos los 2 o 3 años de edad, y fomentar una dieta equilibrada con el objeto de prevenir el sobrepeso u obesidad y que el niño tenga buenos nutrientes; posteriormente, cuando ya nació, proporcionar la lactancia materna, que es lo que más previene esos padecimientos y el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas no transmisibles; después, cuando el niño comienza la alimentación complementaria, es importante seguir cuidando lo que hay en su alrededor, así como durante la edad preescolar, escolar y adolescencia.

Finalmente la experta señaló que el etiquetado frontal representa un avance en lo que respecta a informar a las personas lo que consumen; sin embargo subrayó que tanto la obesidad y la malnutrición son problemáticas multifactoriales, por lo que la medida es una de las varias acciones a implementar en México.

La dieta “correcta” depende de las condiciones y características de cada individuo: Lidia Araceli Rodríguez, Nutrióloga

*Debe ser completa, equilibrada, inocua, suficiente, variada y adecuada

El conjunto de alimentos y platillos ingeridos por día deben ser definidos por varios factores, entre ellos, el gasto energético derivado del tipo de actividades, la edad, la existencia de algún padecimiento (en caso de existir), así como el contexto sociocultural y psicológico.

Lo anterior lo comentó en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la Nutrióloga Lidia Araceli Rodríguez Pérez.

Explicó que una dieta correcta se define de manera individualizada y debe mantener algunas características como ser completa, equilibrada, inocua, suficiente, variada y adecuada.

“Para que sea completa debe de cubrir tanto en el desayuno, la comida y la cena los tres grupos de alimentos que vienen en El plato del bien comer, lo cual incluye cereales y tubérculos; productos de origen animal y leguminosas, así como frutas y verduras.

Y a partir de ahí–continuó-, además de la variedad, se va a considerar la y cantidad de estos alimentos (equilibrio), lo cual significa que la dieta debe incluir cierto porcentaje de los principales nutrimentos, así como la cantidad total de energía que se debe consumir al día y todo ello va a depender de las características de la persona.

Al referirse a las llamadas dietas “Dieta de la Zona”, “Vegana”, “Orgánica”, “Keto” la Licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos y Maestra en Educación reiteró que lo más importante es que la dieta tiene que ser acorde a las características de la población y, especialmente, de la persona que va a realizarla.

Asimismo, mencionó la “Dieta de la milpa”, y una que se encuentra en las Guías alimentarias basadas en alimentos: “Dieta DASH”, la cual se creó originalmente para ayudar a reducir la presión arterial y que habla sobre enfoques alimentarios para controlar la hipertensión con el consumo y restricción de alimentos específicos.

La coordinadora de la Maestría en Nutrición Clínica en la Universidad Iberoamericana León, Guanajuato, subrayó que algunos de los beneficios de mantener una dieta con un equilibrio alimentario, son el consumir la cantidad de nutrimentos necesarios para realizar las funciones vitales y ordinarias. Sin embargo, apuntó, si en un momento dado la persona tiene una situación en particular, fisiológica o fisiopatológica también le va a ayudar a determinar qué alimentos son los que se deberían o no de consumir y, sobre todo, a mantener ciertos hábitos que le ayuden a llevar de manera ordenada la alimentación.

Respecto a los alimentos que deben evitarse por su impacto dañino en la salud destacan los ultraprocesados, porque aportan una cantidad de energía importante que se basa en algún nutrimento, principalmente hidratos de carbono simples (azúcares o con alto contenido de grasas, grasas saturadas). “Todo lo que se refiere a alimentos procesados o ultraprocesados hay que tener cuidado en cuanto a la cantidad de alimento que consumimos al día”, recomendó.

Aunado a ello, la especialista recordó que las dietas por sí mismas no pueden resolver la problemática de obesidad y sobrepeso toda vez que se requiere de atención interdisciplinaria.

Finalmente la experta en Nutrición, Lidia Araceli Rodríguez, advirtió la necesidad de fortalecer la educación entre la población, con el objetivo de hacer recomendaciones puntuales sobre la alimentación y crear hábitos adecuados dependiendo de las características específicas de cada individuo. En el proceso educativo se necesita trabajar el proceso de la motivación y diseñar un tipo de alimentación correcta para cada persona, identificar cuál es su objetivo, y trabajar con ella para que cambie, darle información y herramientas para que lo pueda lograr, concluyó.

Crisis económica y carga genética propician sobrepeso y obesidad: Gabriela Cortés, Nutrióloga

*Es necesario crear conciencia entre los mexicanos de que estos padecimientos son multifactoriales

Aunque el sobrepeso y la obesidad son multifactoriales, se ha identificado que el aspecto económico, que se traduce en una poca capacidad de compra de alimentos de calidad, y el aspecto familiar, cuando se hereda la problemática vía la carga genética, son algunos de los factores más comunes entre las y los mexicanos que sufren dichos padecimientos.

Así lo señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) la especialista en Nutrición Gabriela Cortés Cavazos, quien mencionó que entre los síntomas y signos de dichas enfermedades se encuentran principalmente el cansancio, el agotamiento, el dolor en las rodillas y la ansiedad.

Respecto a en qué momento se considera que existe obesidad o sobrepeso, precisó que esto es posible advertirlo cuando la personas pesa entre 10 y 15 kilos más, de acuerdo a la estatura que se tenga, además de eso debe considerarse el factor de la edad y si es hombre o mujer, entre otras características. “Lo ideal es tener un peso en proporción a la estatura y conforme al Índice de Masa Corporal que le corresponde”.

El sobrepeso solo se clasifica en uno, explicó la licenciada en Nutrición al señalar que el indicador de Índice de Masa Corporal (IMC) es de entre 20 y 25 puntos, después está la preobesidad, donde el IMC está en un rango de 25 a 29, pero si los niveles ya están arriba de 30 se considera obesidad, padecimiento en el que hay distintos tipos: 1, 2 y 3.

Al referirse a las consecuencias en la salud que esta condición trae consigo, la también especialista en Psicología de la Alimentación comentó que se encuentran principalmente las enfermedades cardiovasculares, así como los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos elevados, así como la prediabetes o diabetes e hígado graso.

“En las embarazadas se puede desarrollar una diabetes gestacional si llegan a su embarazo con sobrepeso o con obesidad”, añadió.

Asimismo, indicó que la alimentación influye para que una persona pueda desarrollar sobrepeso u obesidad. “Generalmente el consumo excesivo de grasas,  carbohidratos, no comer suficientes frutas y verduras durante el día, no tener actividad física al menos 30 minutos diarios, la vida sedentaria y no saber cómo equilibrar un platillo, todo eso puede ocasionar el sobrepeso y la obesidad”.

Otro aspecto –agregó- es la vida tan rápida que llevamos, las personas suelen comer lo primero que encuentran, ya sea porque pasan muchas horas en el trabajo y llegan a casa cansados y ya no quieren cocinar, por lo que toman lo que sea: un cereal, una bolsa de galletas o papitas, y eso también puede provocar que se desarrolle en un futuro el sobrepeso o la obesidad.

Cortés Cavazos recomendó que la alimentación de una persona sea equilibrada, balanceada e incluya verduras y frutas. “Que en el plato de la comida la mitad sea con verduras y la otra mitad que esté distribuida entre proteínas y carbohidratos y consumir agua natural, mínimo dos litros al día”.

“Si se tiene algún antojo a media tarde o a media mañana es recomendable consumir alguna fruta con una porción de almendras o cacahuates y no recurrir a papitas o galletas; para la cena y el desayuno, elegir alimentos ligeros para que durante el día no se tenga pesadez, sueño o cansancio.”, sugirió.

A manera de conclusión la nutrióloga enfatizó la necesidad de crear conciencia de qué es lo que puede pasar en un futuro si se lleva una vida sedentaria y cómo se pueden originar o desarrollar enfermedades cardiovasculares, sobrepeso, obesidad y diabetes.

“En la actualidad se tiende a relacionar la comida con las emociones, los pensamientos y las situaciones cotidianas, por ejemplo, si hay alguna fiesta, en una boda o una fecha importante se celebra con comida. En México tenemos esa cultura y está muy relacionado que veamos a la comida como un premio o un castigo y es importante considerar alternativas que no tengan que ver con la alimentación, porque también de ahí pueden originarse sobrepeso u obesidad; comer alimentos que el cuerpo no necesita y hacerlo solo por un antojo”, concluyó.

Niños y niñas, protagonistas de la revolución alimentaria: Xanty Elías, ganador del Basque Culinary World Prize 2021

*El reconocido chef a nivel internacional plantea incorporar la asignatura de cultura gastronómica al sistema escolar en su país y en otros.

*Se trata de hacer conciencia en las y los pequeños para que puedan identificar la manera más sana y sustentable de alimentarse.

Huelva, España.- Para asegurar un futuro exitoso en materia de generación y procuración de alimentos es indispensable que niños y niñas sean hoy los protagonistas y empiecen a tomar acciones favorables a la hora de cocinar y consumir de manera consciente una dieta saludable.

Lo anterior lo refirió, en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el reconocido chef español Xanty Elías, también ganador del Basque Culinary World Prize 2021.

Se trata, dijo, de generar valor entre los infantes a la relación con los alimentos, que como humanos tenemos desde que nacemos. “Es fundamental que el vínculo y el enlace del comportamiento que hay con la alimentación empiece a nacer y a conformarse desde pequeños, para que realmente sea una relación sana y no basada en premios, gustos y momentos reactivos de comer”, añadió.

“La idea es incorporar a los sistemas escolares una materia denominada cultura gastronómica, donde se pueda incrementar la conciencia alimentaria dentro del colegio y que la gastronomía se vea como una asignatura necesaria y muy beneficiosa para la salud de las y los niños”, mencionó quien ha sido jefe de cocina de importantes hoteles y restaurantes.

Sobre la visión de hacer protagonistas a los niños y niñas, explicó que la relevancia radica en sembrar la conciencia en los menores para construir sociedades más responsables. Para ello, aseguró, se pretende que los sistemas escolares puedan incluir la asignatura a través de inteligencias múltiples, donde realmente los niños se involucren y se den cuenta de que dando paso a la acción, pueden generar esos vínculos, “haciendo que sean los auténticos protagonistas a la hora de cocinar y generar esos alimentos”.

“El objetivo es empoderar a los niños a través de la alimentación, no se trata de enseñarles a ser cocineros, sino a ser conscientes de lo que comen, porque a través de ello aprenden geografía, matemáticas y ciencias naturales y, de esta manera, además, se combate la obesidad infantil y se construye a favor de los hábitos saludables”, resaltó.

A partir del programa “Los niños se comen el futuro”, el destacado chef español destacó la necesidad de que las y los menores mantengan una relación versátil y plural con los alimentos, donde no solo simple y llanamente se dediquen a comer, sino también a cocinar y a generar; a ver cómo se comportan los alimentos y a considerar el concepto de compartir. “De alguna manera, debe existir siempre una parte de ilusión y de fiesta a la hora y alrededor de la comida”, subrayó.

Respecto a este programa, Xanty Elías comentó que surgió por la necesidad que observó en sus clientes, donde muchos de ellos no mostraban haber tenido una educación gastronómica de pequeños lo suficientemente clara y equilibrada como para tener una alimentación sana, por lo que se dio cuenta de que si se formaban a los niños, se estaría preparando a la siguiente generación, a los consumidores del siglo XXI.

En lo que se refiere a los alcances del programa que él ha propuesto en su país, sostuvo que el objetivo es generar una conciencia alimentaria, “donde de alguna manera hagamos que la sociedad sea responsable de lo que ingiere, de los alimentos que consume, de la procedencia de los mismos, de cómo genera eso una salud o un momento de bienestar en el caso de una alimentación mucho más sana y ver cómo podemos solventar problemas de salud, diabetes y obesidad infantil, que cada vez son mayores”.

Al referir cómo se desarrolla dicho programa, el multipremiado cocinero indicó que buscan empresas comprometidas que quieran apostar por una generación consciente, por un futuro consumidor responsable y que quieran apostar por esa educación alimentaria, de cultura gastronómica hacia todos los niños y niñas, para dar un gran paso en la sociedad y mostrar esa implicación social de las grandes empresas que están operando en el país y que sea ejemplo en otros.

Adolescentes, más susceptibles a trastornos alimentarios: Cecilia Lara Gamboa, Nutrióloga

• Ansiedad y depresión contribuyen a padecer estos desequilibrios.

Los adolescentes de entre 12 y 17 años de edad son el grupo poblacional más susceptible a sufrir algún trastorno de conducta alimentaria (TAC), padecimiento que es más frecuente en el sexo femenino, así lo refirió la Licenciada en Nutrición y Maestra en Psicoterapia Humanista, Cecilia Lara Gamboa.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la especialista señaló que entre los principales factores que dan origen a este tipo de padecimientos se encuentran la presencia de ansiedad y depresión; la dificultad para expresar sentimientos y emociones; los problemas familiares; la estigmatización por sobrepeso u obesidad, desde la infancia, así como antecedentes de abuso mental físico o sexual.

En muchas ocasiones, dichos factores afectan a las personas y se pueden reconocer cuando los jóvenes están bajo problemas familiares, explicó la también fundadora del Centro de Apoyo a la Nutrición de Cancún, en Quintana Roo, posteriormente llamado “Nutri, nutre tu salud”, del cual fue Directora General durante 20 años.

Por ejemplo, mencionó, cuando se trata de un trastorno por atracón y también de la bulimia, es posible identificar que hay provocación de vómito de manera recurrente, así como utilización de laxantes, diuréticos, ansiolíticos, incluso, anfetaminas. “En muchos casos está muy relacionada la situación a conflictos dentro del núcleo familiar”.

Consideró que hay ciertas circunstancias que permiten identificar oportunamente estos padecimientos, por ejemplo, el insomnio; no querer comer enfrente de las demás personas; la realización de ayunos prolongados; el horario de consumir los alimentos; permanecer mucho tiempo en el baño; vestir de color oscuro; cubrirse el cuerpo con chamarras o abrigos en época de calor; el aislamiento social y, principalmente, no comer bien y evitar algunos alimentos, teniendo una conducta obsesiva con la comida.

La coordinadora de la Licenciatura en Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Campeche recordó que los trastornos de conducta alimentaria son una clasificación dentro del área de salud que implica que las personas tengan afecciones realmente graves, al impactar negativamente a las emociones y, sobre todo, a la capacidad de desempeñarse en áreas importantes de la vida.

“Cuando una persona realiza dietas muy restrictivas (sobre todo, en el caso de grasas en general, incluyendo grasas indispensables y cardiosaludables, azúcares y carbohidratos complejos), con ayunos muy prolongados, lo que ocasiona es que no haya un flujo prolongado en la cantidad de glucosa necesaria y el nutrimento principal que requieren las neuronas en el cerebro, que es la glucosa”, indicó.

En estos casos, dijo, se tienen que utilizar el mecanismo de defensa y de reserva que tiene el cuerpo humano, que es el glucógeno hepático y muscular y transformarlo en glucosa; proceso que, aunado a factores psicológicos y de estilo de vida, podría derivar en trastornos alimentarios, los cuales, insistió son multifactoriales.

En el contexto de la pandemia resaltó que uno de los elementos esenciales para poder mantenerse sanos y equilibrados es tener una buena salud mental.

Para mantener una armonía entre mente y cuerpo sano al reanudarse diversas actividades recomendó seguir una dieta equilibrada, con todas sus características: correcta, variada, equilibrada, inocua y balanceada; evitar el exceso de alimentos ultraprocesados, utilizarlos lo menos posible y dedicar tiempo a la preparación de alimentos en casa, principalmente con ingredientes de origen natural.

De igual manera, evitar los tóxicos (tabaquismo y el exceso de alcohol); tratar de dormir lo suficiente y de practicar un ejercicio físico con regularidad para poder disminuir el estrés. “En esta pandemia es posible tener un cuerpo sano, una mente sana y poder sobrellevar esto de mejor manera, con mayor salud”, concluyó.

Confinamiento ha afectado salud mental de las y los jóvenes: Ingrid Vargas-Huicochea, psiquiatra

  • La pandemia de COVID-19 ha sido un evento tan sorpresivo como impactante.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la especialista en psiquiatría, Ingrid Vargas-Huicochea, señaló que todos nos hemos visto afectados en mayor o menor grado en alguna de las etapas de este evento de la historia del ser humano, pero en el caso de las y los jóvenes ha significado tener que entrar en conflicto con el sentido de invulnerabilidad (todos los jóvenes suelen sentirse inmunes a los males del mundo, intocables e invulnerables).

Algunos guardaron el confinamiento junto con sus familias, lo que les significó limitar o suspender los contactos físicos y las interacciones cara a cara, además del cansancio de largas jornadas a través de una pantalla. Otros acataron parcialmente las medidas de prevención y en algunos casos desafortunados, fueron ellos quienes abrieron la puerta al virus para contagiar a sus familias, explicó.

En uno u otro sentido, aseguró, la pandemia ha sido un atentado constante para las y los jóvenes de todo el mundo.

Al hablar sobre las consecuencias del confinamiento dijo que aquellos jóvenes que sí lo acataron junto con sus familias, están muy cansados mental y emocionalmente, con muchos conflictos al interior de la dinámica familiar, pero también con un sentimiento de ambivalencia, con cierto temor para salir y retomar la vida. “El confinamiento trastocó las habilidades sociales de la juventud, con el impacto en salud mental que esto puede significar”, resaltó.

Asimismo, afirmó que se han incrementado, de manera notable los servicios psicológicos o psiquiátricos en esta época de pandemia.

La maestra y doctora en Ciencias de la Salud subrayó que los trastornos psiquiátricos más comunes, como son la ansiedad y la depresión, cursan por sí solos, con síntomas que incluyen una alteración en el patrón de alimentación (aumento o disminución del apetito), por lo que es probable que sí haya síntomas en este sentido.

Específicamente, en cuanto a trastornos de la conducta alimentaria, mencionó que sí se ha observado un aumento en la prevalencia de estas condiciones. Se postula que en ello han influido las modificaciones en actividades (horarios de sueño, comida y ocio), un mayor uso de redes sociales (con un bombardeo constante sobre la importancia de la alimentación saludable, el ejercicio físico y un cuerpo fitness), además de una disminución del apoyo social.

Finalmente, la experta en psiquiatría recomendó que para cuidar la salud mental de este sector de la población se debe buscar mantener el contacto social, acatando las recomendaciones sanitarias; establecer rutinas saludables de actividades que incluyan los deberes académicos y de la casa, pero también espacios para el descanso, los pasatiempos, el ejercicio físico y el contacto con su círculo social; limitar la exposición a información que incremente la preocupación por el peso corporal, la figura o los estándares de belleza; hablar de las dudas o preocupaciones que se tengan sobre estos y otros temas, con los padres, y buscar ayuda profesional cuando algún pensamiento o emoción esté generando sufrimiento y disfunción.

“Además, reconocer los aprendizajes que esta pandemia nos ha dejado: el reconocimiento del momento presente, la aceptación de nuestra realidad y la resignificación de los acontecimientos”, concluyó.

Obesidad, reto para la nutrición comunitaria: Marcela Ponce Rodríguez, Nutrióloga

  • Fortalecer la educación alimentaria básica a partir de actividades y talleres es crucial para mejorar la vida de las personas.

Entre la población más vulnerable del país, la prevalencia de obesidad es uno de los principales retos a atender en los programas de nutrición comunitaria, así lo refirió la experta Marcela Ponce Rodríguez.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la especialista en Nutrición Personalizada y Comunitaria resaltó la necesidad de consolidar una educación alimentaria básica.

Es a partir del diagnóstico y la definición de un tratamiento que inicia el programa, donde mediante talleres y actividades planificadas se busca establecer un vínculo con las personas y brindarles información, con el propósito de crear conciencia sobre las opciones más saludables para alimentarse, señaló Ponce Rodríguez.

Al explicar qué es la nutrición comunitaria, la también docente a nivel licenciatura dijo que es la creación de estrategias para ofrecer un determinado tratamiento ante cierto diagnóstico de nutrición en una comunidad con un número de personas específico.

Entre sus objetivos puntualizó, están ofrecer un diagnóstico en un grupo de personas para después intervenir con acciones  para su beneficio.

De manera general, la especialista habló sobre las recomendaciones en materia de alimentación y dijo que la base es tratar de tener siempre una alimentación balanceada, por lo que sugirió comer menos ultraprocesados y más productos naturales, así como revisar la información de los ingredientes para poder elegir los de mejor calidad.

La también Creadora de Menútro, reeducación alimentaria y nutrigenética destacó que entre mejor alimentación y nutrición tengan las personas, gozarán de una calidad de vida superior y habrá menor prevalencia de enfermedades.

De igual manera, consideró que la alta prevalencia e incidencia de obesidad en México es un asunto multifactorial, toda vez que ha habido un cambio radical en la manera de alimentarse, al preferir, en muchas ocasiones, la comida rápida, por ejemplo, por lo que propuso una educación alimentaria a cargo de profesionales de la nutrición, en todos los niveles educativos.

Para finalizar, reiteró que solo es posible mejorar las condiciones de los más vulnerables si se diseñan, se solicitan y se miden acciones orientadas a fortalecer la educación alimentaria.

“Dar una buena base de educación alimentaria a la población mexicana podría ser una muy buen ayuda”, concluyó.

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