Diferencias entre actividad física y deporte… y cómo alimentarse para cada una

*La confusión entre ambas puede derivar en una alimentación no adecuada: Ángela Patricia Bacelis Rivero

Si bien los beneficios que tenemos al movernos, ya sea realizando un deporte específico o simplemente con un poco de actividad física, como caminar, contribuyen para tener mayor salud y bienestar, es necesario comprender la diferencia entre uno y otro para elegir una alimentación adecuada. 

Lo anterior, lo refirió en entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la maestra en Nutrición en el Ejercicio Físico y Deporte y doctora en Ciencias de la Cultura Física, Ángela Patricia Bacelis Rivero, quien al explicar la diferencia entre actividad física y deporte, especificó que este último es un tipo de actividad física, la cual es cualquier cosa que gasta energía. El deporte –aclaró- gasta energía, pero con la característica de que tiene reglas, se practica en un lugar específico y es de carácter competitivo. 

Tanto en la actividad física como en el deporte, la alimentación es crucial en lo que respecta el gasto de energía…

La especialista también señaló que realizar un deporte implica consumir más alimentos de los que habitualmente hace cualquier persona, pero cuando se habla de un deportista joven, sobre todo, en la etapa de crecimiento (escolares y adolescentes), es importante asegurar que lo estén haciendo de forma adecuada y, a la par de ello, ajustar algunas estrategias para tener mejor rendimiento. 

“Algo que uno se puede encontrar en los deportistas jóvenes es que usualmente van a consumir cantidades de alimentos muy grandes, por lo que es conveniente cuidar que esa cantidad de comida sea de calidad, básicamente ese es el principio general”, precisó.

La también docente universitaria recomendó a los deportistas jóvenes evitar que dependan de ciertas sustancias que probablemente no van a formar parte de su dieta, como los alimentos con alta densidad energética, así como el uso desmedido de suplementos, en la medida de la posible, toda vez que se ha visto que pueden ser un factor de riesgo. 

Tanto en la actividad física como en el deporte, la alimentación es crucial en lo que respecta el gasto de energía, subrayó, además, de que la nutrición deportiva puede ayudar para alcanzar los objetivos más básicos hasta los más específicos.

“Algo que uno se puede encontrar en los deportistas jóvenes es que usualmente van a consumir cantidades de alimentos muy grandes, por lo que es conveniente cuidar que esa cantidad de comida sea de calidad, básicamente ese es el principio general”, precisó.

Al hablar sobre la relevancia del deporte en un país con 7 de cada 10 adultos con obesidad, la experta sostuvo que practicarlo muchas veces implica un gasto energético que va con el tipo de vida saludable, pero más que pensar en el deporte clásico, como fútbol o básquetbol, también se puede considerar la actividad física, que tiene mayor impacto en la población mexicana, porque el hecho de que las personas se muevan comúnmente permite tener un factor de protección contra el sobrepeso y la obesidad con cosas tan sencillas como gastar un mínimo de 600 calorías, lo cual puede ser bastante benéfico en la población en general.

Particularmente en los menores de edad comentó que es importante incentivarlos, respetando los gustos de los niños o las niñas, porque es muy común encontrarse con que al papá o a la mamá le gusta el fútbol o el volibol y mete a sus hijos a practicar esa actividad, pero no lo aprovecha, porque posiblemente no le gusta y de ello puede depender que se quede a practicar el deporte y no sea solo pasajero. Igualmente, es muy recomendable que se exponga a los niños a diferentes actividades para que les conozcan y participen. 

Hablando específicamente de las más mamás o los papás, es muy importante tener en mente que el hecho de que un hijo practique algún deporte implica diferentes responsabilidades, como llevarlo, incentivarlo y motivarlo, cuando se trata de un niño muy pequeño, resaltó. 

Y en lo que corresponde a la alimentación, dijo que es básico involucrarles en la preparación de alimentos y la elección del menú, además de que es un tema que está muy relacionado con el ejemplo, “si uno como papá se pone de referencia y nos alimentamos adecuadamente, es muy probable que los hijos continúen con ese hábito, concluyó.

Obesidad, causa indirecta de enfermedad renal: Cindy Hernández Vázquez

  • La diabetes y la hipertensión son enfermedades crónico degenerativas que pueden complicar la función de los riñones 

La preferencia por la alimentación occidental, caracterizada por ser rica en productos ultraprocesados y el poco consumo de frutas, verduras y fibras, sumado a la falta de actividad física, puede desencadenar varios problemas en la salud, entre ellos, piedras o tumores en los riñones, así como alteraciones en la glucosa, resistencia a la insulina y, posteriormente la diabetes o hipertensión, y cuando todo se agrava, llegar a una enfermedad renal.

Lo anterior lo destacó en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la licenciada en Nutrición Cindy Hernández Vázquez. 

Al detallar qué es una enfermedad renal, la experta explicó que se caracteriza por la pérdida de las unidades funcionales de los riñones, es decir, las nefronas, lo cual a su vez hace que disminuya la capacidad de este órgano para mantener la salud corporal, toda vez que no se logra una buena filtración de la sangre.

“En general, lo que se recomienda es llevar un plan de alimentación personalizado, regularmente modificado en proteínas, por ejemplo, en etapa de prediálisis, el consumo de éstas debe ser mínimo, para no hacer que trabaje de más el riñón por el exceso de filtración; también se tiene que realizar actividad física, además de tomar el tratamiento médico que recomiende el nefrólogo”

Sobre si la obesidad y el sobrepeso influyen en el desarrollo de la enfermedad renal, subrayó que es una causa indirecta para las comorbilidades que ocasiona, como la diabetes, hipertensión y glomerulonefritis, que es la inflamación en el glomérulo y donde la parte de los riñones que ayuda a filtrar los desechos y líquidos de la sangre se daña.

Por otro lado, añadió, también existe riesgo cuando hay una acumulación de  grasas, lo cual puede ocasionar que se vean afectadas las células de los riñones.

Las medidas para quienes padecen esta enfermedad, dijo, dependen de la personalización de cada individuo, porque una persona con enfermedad renal, incluso tenga o no diabetes, reacciona muy distinto por los diversos síntomas o factores de riesgo que experimente.

“En general, lo que se recomienda es llevar un plan de alimentación personalizado, regularmente modificado en proteínas, por ejemplo, en etapa de prediálisis, el consumo de éstas debe ser mínimo, para no hacer que trabaje de más el riñón por el exceso de filtración; también se tiene que realizar actividad física, además de tomar el tratamiento médico que recomiende el nefrólogo”, mencionó.

Al referir cómo es posible prevenir esta condición, la especialista en nutrición renal señaló que adicional al plan de alimentación, es importante tener cuidado en consumir alimentos con exceso de grasas saturadas o grasas trans, disminuir el uso de la sal, además de vigilar el consumo de fibra y tener un adecuado consumo de agua natural.

Por último, habló sobre cómo mejorar la calidad de vida de este grupo de personas y detalló que ello es posible a partir del trabajo conjunto con un equipo de salud multidisciplinario para personalizar lo más posible el estadío renal en el que se encuentra la persona, es decir, si tiene alguna terapia sustitutiva renal, si está en diálisis, hemodiálisis e incluso, para los que están en proceso de trasplante. 

Es importante mencionar que las personas que están sanas no deben automedicarse o consumir productos que puedan causar toxicidad en los riñones sin la supervisión de un profesional, concluyó.

Educación, clave en la prevención de enfermedades no transmisibles: Vicente Sulub Pérez

  • Existen múltiples factores que desencadenan estos padecimientos

Las enfermedades no transmisibles (ENT) son aquellas afecciones médicas que no son infecciosas ni se transmiten entre personas, suelen ser de larga duración y resultan de la combinación de diversos factores, como los genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales; las principales son las cardiovasculares, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares; la diabetes; distintos tipos de cáncer y algunas enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma.

Así lo refirió en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el Licenciado en Nutrición, especialista en Salud Pública y Máster en Nutrición Clínica, Vicente Sulub Pérez, quien habló de algunos de los detonadores de las mismas.

Explicó que la nutrición es uno de los varios factores que influyen para el desarrollo de las ENT, por lo que es clave consolidar una educación que ayude a sensibilizar a las personas respecto a su alimentación.

De acuerdo con el experto, algunas de las maneras de prevenir las enfermedades crónicas, como la diabetes, es atenderlas desde antes del nacimiento, mantener la lactancia materna, mejorar los hábitos de sueño y descanso, así como tener un mayor control en el manejo de las emociones, además de realizar actividad física. 

“Es fundamental trabajar en esta pandemia del sobrepeso, la obesidad y la diabetes con un tratamiento integral, se deben atender todos los aspectos en una persona de cualquier edad”, aseguró.  

Aunado a ello, detalló que la diabetes es uno de los grandes problemas en nuestro país porque, por un lado, tenemos los primeros lugares de obesidad a nivel infantil y en adultos y, por el otro, hay casos de desnutrición.

“Si la historia natural nos dice que un niño desnutrido es obeso y un niño obeso tiene riesgo de presentar diabetes, asma o algunos tipos de cáncer, es importante considerar que debe haber un mayor trabajo en las políticas públicas. Sería bueno que se implemente la educación en salud, desde una visión integral, además de fomentar la sensibilización de que la prevención es lo importante de la ciencia de la nutrición, porque previene y rehabilita, por lo que es preciso aprender a llevar una alimentación correcta -que no tiene que ser costosa-, sino que se dé a partir de una cultura alimentaria y el acceso a los alimentos”, subrayó.

Respecto a cómo manejar el hecho de que una persona sea diagnosticada con alguna de las enfermedades no transmisibles, el también Coordinador del Departamento de Nutrición en el Centro de Salud de Mérida, Yucatán, refirió que adicional al tratamiento médico, debe recibir atención psicológica, para comprender el diagnóstico y aceptar esa nueva forma de vida, toda vez que se trata de una oportunidad de vivir de mejor manera para prevenir las complicaciones. 

Además, añadió, es importante tener voz y voto a la hora de definir su tratamiento farmacológico, nutricional y de actividad física, porque desafortunadamente son enfermedades que van evolucionando y si no hay un buen control, se va perdiendo y se van complicando cada vez más.

Aunado a ello, sostuvo que las enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, juegan un papel clave en el desarrollo de estos padecimientos, toda vez que se pueden conjuntar varias circunstancias. “Por ello, se deben romper paradigmas y ser más humanitarios en la atención que se brinde al paciente. Es importante que para que se pueda hablar de calidad de vida, haya calidad en la atención y un trato más humano”, concluyó.

Desde temprana edad, la nutrición juega un papel muy importante: Lizette Fabiola Morelos Leal

  • Hay una relación importante entre los alimentos y las emociones.

A partir de la prevención y promoción de la salud, la nutrición juega un papel muy importante desde temprana edad y no solamente en lo relacionado con aspectos curativos o propios de la reparación del daño o específicamente del control y seguimiento de enfermedades, consideró la licenciada en Nutrición y maestra en Ciencias de la Educación, Lizette Fabiola Morelos Leal.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la especialista recalcó que dicha importancia se da desde el vientre materno, es decir, todo lo que se relaciona con la alimentación de la mujer, durante la gestación, incluso puede generar una repercusión a mediano plazo dentro de la etapa infantil. “El tipo de alimentación que se da en los primeros mil días de vida es un tiempo esencial, sobre todo para la salud integral del bebé y como prevención de enfermedades en la etapa adulta”, confirmó. 

Posteriormente –continuó–, viene la alimentación complementaria, a partir de los seis meses de vida que también engloba aspectos muy importantes en cuanto al tipo y cantidad de alimentos, y conforme se da el crecimiento y desarrollo del bebé, la nutrición se vuelve un elemento esencial.

“Para tener una buena nutrición desde la infancia, el pilar se conforma a partir del embarazo y la concientización de las futuras madres de lo que representa la nutrición, en cuanto al enfoque de obtener energía y equilibrio entre lo que es la ingesta de alimentos y todo el conjunto de elementos que están presentes”, insistió. 

La también docente de la Universidad de Guadalajara y del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) explicó que hay elementos específicos con los que se puede saber que una persona se nutre adecuadamente, tales como los aspectos relacionados con su composición corporal, el estar y sentirse óptimamente en sus capacidades funcionales, pero también en un estado de bienestar anímico, emocional y corporal.

“Hay una relación importante entre los alimentos y las emociones, por lo que un equilibrio radica en cómo nutrimos nuestro cuerpo y espíritu; otro elemento importante es identificar qué hábitos y conductas alimentarias tenemos; es decir, el número y frecuencia de comidas y colaciones realizadas durante el día, número de raciones de los diferentes grupos de alimentos que se incorporan en nuestra dieta habitual y el consumo de agua natural, entre otros.” precisó.

Asimismo, la experta señaló que combatir el problema de la obesidad en México trasciende también desde el ámbito político, toda vez que no es suficiente solo informar a la población, sino que requiere la generación de políticas públicas encaminadas a la toma de decisiones sobre el tipo de proyectos y programas sociales, y para ello se requiere que haya profesionales de la nutrición en lo que concierne a un modo de vida sustentable. 

Otro punto importante, añadió, es la aplicación de la normatividad en relación a diversos aspectos, entre ellos, la disponibilidad de alimentos que hay en las escuelas, educar en nutrición desde un enfoque participativo partiendo de la promoción de la dieta de la milpa, y así poder recuperar tradiciones, costumbres, técnicas culinarias y alimentos que forman parte de nuestra cultura alimentaria.

“Si tuviésemos la cultura de producir nuestros propios alimentos en casa, que las escuelas pudieran favorecer este tipo de actividades, como parte de su currículum, sería muy importante la contribución que se lograría para poder combatir o erradicar este enorme problema de salud pública que tenemos”,

Recordó que hace muchos años las enfermedades crónico degenerativas no eran un problema de salud pública; sin embargo, debido a diferentes factores, están presentes hoy en día como principales causas de morbi – mortalidad. Por ello, insistió, es necesario recuperar la cultura alimentaria local, autóctona y de apoyo a pequeños productores de alimentos. 

La candidata a Doctora en Investigación Educativa reiteró que un aspecto muy importante es la educación y la consejería que se puede propiciar directamente en la persona. De igual manera, es importante visualizar la disponibilidad de alimentos que se tiene en el entorno, tanto los que se preparan y comercializan en las escuelas y los que se venden fuera de ellas, por ejemplo. “Es necesario garantizar que las niñas y los niños tengan acceso a una alimentación saludable, sostenible y culturalmente apropiada”, puntualizó.

Para ello, sugirió, potencializar una buena nutrición a partir de comedores específicos dentro de las escuelas donde se pueda proveer cierto tipo de alimentos, y que los papás y las mamás participen en su proceso de preparación. “Si tuviésemos la cultura de producir nuestros propios alimentos en casa, que las escuelas pudieran favorecer este tipo de actividades, como parte de su currículum, sería muy importante la contribución que se lograría para poder combatir o erradicar este enorme problema de salud pública que tenemos”, opinó. Por ello, es preciso fortalecer el compromiso de todo aquello que tiene que ver con la prevención y promoción de la salud, así como de propiciar una educación desde un enfoque participativo, amigable con los entornos naturales y de darle importancia a lo que representa la tierra, concluyó.

Raza, herencia, malos hábitos y no solo nutrición, entre los factores de riesgo para padecer diabetes: Gabriela Allard Taboada

*El manejo del estrés es clave para prevenir este padecimiento.

La diabetes es un padecimiento crónico y una pandemia invisible porque hay muchísimas personas que viven con este padecimiento sin saberlo.

Así lo confirmó en entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) Gabriela Allard Taboada, Educadora en Diabetes y Presidenta de la Asociación Mexicana de Diabetes (AMD), desde 2013.

La experta destacó que hay razones científicas que indican que la diabetes puede darse por razones genéticas, toda vez que la herencia es uno de los factores de riesgo y esto tiene que ver con los genes y la raza.

Mencionó que cuando una persona padece diabetes su cuerpo no produce insulina de manera suficiente o no la usa bien, por lo que los niveles de glucosa son elevados, al mismo tiempo que habló sobre la diferenciación en los tipos de diabetes.

La tipo 1, dijo, se trata de un padecimiento autoinmune y es cuando el páncreas no produce insulina, que es la hormona que ayuda a que la glucosa entre en las células para brindarles energía. “En México no se tiene un dato preciso sobre el número de personas con Diabetes tipo 1, toda vez que muchas de quienes ya viven con el padecimiento aún no han sido diagnosticadas”, agregó.

Mientras que la tipo 2 y la más común es aquella que es silenciosa y que si bien es vinculada con la obesidad y el sedentarismo, entre sus factores de riesgo también se deben contemplar la raza, herencia, malos hábitos, tabaquismo y no solo el aspecto de la nutrición, como muchas personas lo consideran, explicó.

También está la diabetes gestacional –añadió-, que es la que le da a las mujeres embarazadas, quienes empiezan a “administrar” con poca capacidad esta insulina, por lo que sus niveles de glucosa se elevan.

Respecto a las acciones a tomar en cuenta para controlar esta enfermedad, puntualizó que los pilares están en una nutrición balanceada, realizar actividad física y tener el apoyo de un equipo multidisciplinario, sin embargo, subrayó, este padecimiento está muy relacionado con la educación, independientemente del esquema de tratamiento prescrito por el médico, porque una persona educada puede tomar decisiones para el manejo adecuado, que tienen que ver con estilos de vida y el manejo del estrés.

Y es que, para la especialista el estrés y su manejo son claves, porque tiene un efecto directo en los niveles de glucosa de las personas.

Finalmente, la también Fundadora de la “Red Ciudadana por el Derecho a la Salud de las personas con Diabetes Tipo 1 y de la Alianza por el Pie Diabético” reiteró que esta enfermedad es una pandemia que afecta a millones de individuos en México y en el mundo y que una de las principales problemáticas es que los afectados no saben que la tienen, por lo que recomendó acudir a las consultas periódicas con su médico, porque “solamente estando en control y con un manejo adecuado se puede vivir de manera saludable”.

Sobrepeso y obesidad: problemas multifactoriales: Roberto Carlos Plascencia Sánchez

*La transformación se debe dar en el entorno.

Los aspectos culturales del entorno, los hábitos, la escasa actividad física o sedentarismo, así como el consumo excesivo  de  ultraprocesados y la parte emocional, son solo algunos de los factores que influyen para que una persona tenga obesidad y sobrepeso.

Así lo advirtió en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), Roberto Carlos Plascencia Sánchez, licenciado en Nutrición y maestro en Salud Pública.

“Esto va más allá de la genética y la manipulación de hábitos familiares. Tiene que ver con un conjunto de factores, donde, dependiendo del entorno en el que se desenvuelva la persona, va a conllevar a que se pueda presentar o no un problema como los ya mencionados” sostuvo.

Al referirse específicamente a la dieta de las y los mexicanos, el especialista resaltó el consumo excesivo de ultraprocesados y cómo éstos impactan en la salud.

Estos productos –explicó- han ganado terreno por la costumbre, los hábitos, la cultura, el costo, la oferta y la demanda, así como los diversos factores que permiten un alcance accesible, lo que además implica que no haya una conciencia de lo que se consume. El hecho de que en promedio en cada casa se comen de uno a tres productos de este tipo habla de una globalización, en la que cada vez se adhieren más personas al no tener tiempo para preparar alimentos saludables.

El también colaborador en el área de alimentación y nutrición poblacional del Organismo de Nutrición Infantil A. C. (ONI), mencionó que no hay que dejar de lado lo que tiene que ver con la salud mental, más que hablar del aspecto exterior, es necesario revisar cómo se encuentra la parte emocional de las personas, porque este aspecto va a conllevar a que sea consciente de su físico, sus hábitos y todos los factores que le permitan llevar una vida saludable.

Asimismo, mencionó que una de las estrategias que se ha implementado y que aproximadamente tardará entre cinco y diez años en reflejar un impacto para saber si funcionó o no, es el etiquetado de advertencia, el cual de inició parece positivo, sin embargo, su mayor reto no es la aplicación en la industria, sino revertir la nula estrategia educativa que lo acompañe.

“Si no se tiene una estrategia educativa y una estrategia de interacción con la población mexicana, no vamos a lograr un cambio importante”, consideró.

Finalmente, hizo referencia al modelo KAP –(Knowledge, Attitude and Behaviour, por sus siglas en inglés), y el cual habla de que una persona puede tener actitud de cambio y el conocimiento de lo que está consumiendo, sin embargo, ello no asegura que su hábito alimentario cambie, por lo que no es suficiente para poder erradicar el sobrepeso y la obesidad.

“Debe haber un trabajo interpersonal y centrarnos un poco más allá: los cambios y la transformación que se tienen que dar son en el entorno, principalmente, si éste se modifica va a ser más sencillo que las personas tomen una decisión de tipo consciente”, concluyó.

Fundamental una educación alimentaria para la prevención de enfermedades: Arturo Gómez Pedraza

Para evitar diversos problemas de salud, es necesario tener una educación alimentaria, consideró en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el licenciado en Nutrición y maestro en Nutrición Aplicada, Arturo Gómez Pedraza. 

El también especialista en Docencia explicó que la educación alimentaria y nutricional se basa en estrategias que se pueden utilizar para favorecer el apego a tratamientos, modificar hábitos, conductas alimentarias y distintos comportamientos, con el propósito de mejorar el estado de salud del individuo.

Señaló que ello forma parte de una concientización, puesto que hablar de educación alimentaria o nutricional trae consigo aspectos relacionados con el cambio de hábitos y conductas, lo cual implica no únicamente decir hay que hacer o dejar de hacer tal cosa, sino que van de la mano de una acción que lleve al logro de un objetivo y eso es parte del impacto de la educación en la nutrición.

El docente en diversas universidades del estado de Yucatán consideró que uno de los principales problemas alimentarios y nutricionales en México es el enfoque dirigido única y exclusivamente a la atención de las enfermedades y no del paciente como ser humano.

Asimismo –agregó-, se puede hablar de la escasez o la abundancia alimentaria, toda vez que no hay un punto medular, puesto que son aspectos multicausales, por ejemplo, aquellos relacionados con la inflación, es decir, el aumento en el costo de la canasta básica y, en contraparte, el sector de la población que sí tiene fácil acceso a los alimentos y elige cierto tipo de comida o de conductas, por ejemplo, la dieta occidental, cuyo enfoque tiene que ver con el aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados, azúcares simples, grasas saturadas y sodio y la disminución de antioxidantes y fibra, entre otros, lo cual puede generar el desarrollo de enfermedades crónico no transmisibles.

El experto en nutrición opinó que la educación alimentaria debe comenzar a una edad temprana con el ejemplo que se da en la casa. “Enseñar hábitos saludables permitirá que el niño pueda ir aprendiendo desde la infancia y esto es un proceso que se da de forma indirecta, por medio de lo que hacen sus padres, hermanos, y el entorno que le rodea”, añadió.

Por ello –continuó-, es fundamental que la educación alimentaria comience desde pequeñitos, cuando pueden observar ese ejemplo, tratando de evitar un “ambiente obesogénico” y considerando que esos mismos hábitos que sigue el niño, posiblemente, a la edad adulta pueda fomentar a su alrededor.

Para disminuir los problemas de sobrepeso y obesidad en niñas y niños en edad escolar, recomendó aumentar el consumo de vegetales frescos y frutas, beber más agua y adecuar las porciones de proteínas de acuerdo al requerimiento del infante; de igual manera, realizar actividades lúdicas, que impliquen un mayor movimiento e incentivar, en la escuela y en la casa, la práctica de algún deporte, de tal manera que no lo vean como algo obligatorio, sino como un acto que le dará diversión 

No obstante, subrayó, esto tiene que ver más con la parte conductual, por lo que sugirió evitar los premios (hablando específicamente de alimentos). “No porque el niño haya a realizado alguna tarea o actividad, se le premie con una rebanada de pastel, una paleta o algo así, sino que se debe motivar desde otros contextos y ello podría ayudar”, mencionó.

También es importante favorecer los espacios de convivencia familiar, considerando que la elección de los alimentos puede entrar por las emociones, por el amor que exista en casa, apuntó.

Finalmente, hizo referencia a algunas políticas públicas que se han aplicado en otros países con resultados favorables para atender esta problemática, por ejemplo que un requisito para que las familias puedan recibir algún apoyo de tipo económico por parte del gobierno es imperativo que el niño tenga un peso saludable y no presente sobrepeso u obesidad. 

En México, es necesario continuar con el apoyo a escuelas, especialmente, donde haya mayor escasez alimentaria, para poder favorecer una buena alimentación en los infantes, concluyó.

Una alimentación consciente para vivir mejor: Darinca Marcella Hernández González

La alimentación juega un papel muy importante en nuestras emociones y salud mental, toda vez que no solo se trata de un acto fisiológico, sino de consciencia, es decir, de reflexionar sobre la elección de los alimentos que se ingieren, la razón de hacerlo y la introspección de las emociones personales y su relación con ellos, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), Darinca Marcella Hernández González, licenciada en Nutrición y Maestra en Psicología Clínica y Psicoterapia.

Es lo que se denomina como alimentación consciente –explicó-, donde se puede decir que hay una relación entre la emoción y el alimento que se consume, es decir, la sensación que se produce y que, en un momento dado, va a ser fundamental para la elección de los mismos, y viceversa, cómo la comida también va a regir las sensaciones de una persona.

La también profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Campeche subrayó que en el tema de alimentación es importante reflexionar si estamos comiendo por una necesidad fisiológica o una necesidad emocional.

Consideró que entre la alimentación y los aspectos psicológicos hay una relación psicodinámica, donde puede darse, por un lado, una conexión entre un platillo y una situación emocional, en la que la experiencia que se deriva puede marcar la elección o no de una comida específica y, por otra parte, cuando una persona prefiere determinado ingrediente en un alimento -azúcares, por ejemplo- y eso detona a cierta hiperactividad o algún malestar digestivo.

En este sentido, puntualizó que el tipo de alimentos sí influye en determinadas situaciones psicológicas.  “Hay evidencia de que el consumo de alimentos específicos, como el exceso de azúcares o de grasas saturadas, influye, de cierta manera, en el aspecto hormonal, aunque no es el único factor que defina esa reacción”.

Por otro lado, la especialista hizo referencia al impacto que tiene la alimentación en la  salud mental en el contexto de las fiestas de fin de año, donde dijo que es un tema que tiene que ver con la sensibilidad y responsabilidad, donde las personas tienden más a cuidar su dieta.

En la cuestión de la pandemia, puntualizó, sin lugar a dudas, la alimentación tiene gran importancia, porque se ha visto el alto impacto en secuelas y en personas que no sobrevivieron al Covid por los hábitos alimenticios y los padecimientos que tenían, principalmente, la obesidad y las enfermedades crónico degenerativas. Además, agregó, hay otro aspecto en el que los efectos que dejó va a limitar el sentido del gusto y la preferencia ante ciertas comidas.

En cuanto a la relación entre el sobrepeso, la obesidad y la salud mental dijo que eso tiene que ver más con la parte emocional, es decir, con los rasgos que pudieran limitar la calidad de vida. “Si yo soy una persona depresiva o ansiosa, pueden haber circunstancias que incrementen la tendencia a conductas alimentarias de riesgo para tener obesidad, como comer en exceso, rasgos de trastornos por atracón u otros factores asociados a esos padecimientos”, mencionó.

Finalmente, la experta hizo algunas recomendaciones estratégicas para lograr prevenir un trastorno de conducta alimentaria y ser más conscientes de nuestra alimentación: identificar si se come por una necesidad fisiológica o se trata de un tema emocional, donde se busca una recompensa o una satisfacción; comer en un tiempo prudente, no de manera rápida porque no se da tiempo a que el cerebro registre que se ingirió alimento, y no tener cerca el teléfono móvil o la televisión, toda vez que ver algún mensaje o programa pudiera provocar un tipo de tensión y afectar la cantidad de alimento que se ingiere.

Un sistema alimentario seguro debe ser abordado de manera multisectorial: Livia Zamora Contreras

  • La inseguridad alimentaria empeora la dieta de las personas, al presentarse diversas situaciones de malnutrición.

El sistema alimentario seguro, en el que se garantice la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y utilización de los alimentos, es un desafío muy complejo que debe ser abordado de forma multisectorial, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la licenciada en Nutrición y maestra en Ciencias Alimentarias, Livia Natalia Zamora Contreras. 

En este contexto, la docente y responsable del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional Región Xalapa, de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana, hizo referencia a los cuatro pilares en los que se fundamenta la seguridad alimentaria.

El primero, explicó, habla sobre la disponibilidad de los alimentos principalmente los de la canasta básica, lo cual se refiere a la producción y existencia para su consumo; el segundo es sobre la accesibilidad, lo que significa  que estén a la disposición, en todo momento, para que las personas tengan acceso físico y económico para poder comprarlos.

La aceptabilidad y consumo son las características del tercer pilar, el cual es un poco más complicado porque en él se mezclan diversos factores, como los patrones de consumo, las costumbres, la escolaridad, así como los conocimientos y concepciones que tienen las personas acerca de los alimentos; en tanto que el cuarto pilar es el referente a su utilización y aprovechamiento biológico, lo cual tiene que ver con los efectos o problemáticas y enfermedades que surgen a partir de ingerirlos, detalló.

Por ello, consideró que cualquier estrategia para combatir la inseguridad alimentaria debe tener un enfoque transdisciplinario, donde estén involucrados diversos equipos y que se realice un trabajo intersectorial. 

La especialista apuntó que en las diferentes regiones se puede manifestar incertidumbre con la afectación de algún pilar, al observarse fenómenos como la volatilidad y alza en los precios de los alimentos de la canasta básica, así como la dificultad para tener acceso a ellos, lo cual puede derivarse de desastres naturales, estados de sequía, pérdida de la producción de los alimentos, además de los desperdicios que surgen a partir de su procesamiento, manejo, transporte y almacenamiento. 

“La transición alimentaria y nutricional que hemos padecido tiene una infinidad de determinantes, tanto económicos, políticos, sociales y culturales”, puntualizó.

En un estudio reciente acerca del estado de la seguridad alimentaria realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2020, precisó, se menciona que hay 690 millones de personas que padecen hambre en el mundo, lo que representa aproximadamente el 8.9% de la población mundial.

Y, derivado de la pandemia por Covid-19 –continuó-, a todos los efectos que se están presentando, principalmente económicos, podrían sumarse entre 83 y 132 millones más de habitantes que se encuentran subalimentados o padeciendo algún tipo de hambre. 

Asimismo, la especialista reconoció que la inseguridad alimentaria empeora la dieta de las personas, pudiéndose presentar situaciones de malnutrición, en sus diversas formas, que pueden ser estados de desnutrición, por carencia de alimentos o de nutrientes, así como también la contraparte: sobrepeso, obesidad y todas las enfermedades que derivan de estos padecimientos. 

En México por ejemplo, precisó, una de las varias consecuencias de la inseguridad alimentaria es la obesidad y el sobrepeso. “Según algunos datos, en 2018, aproximadamente el 75.2% de las y los adultos mexicanos de 20 años o más padecen sobrepeso y obesidad y con ello se observa que se está reflejando la inseguridad alimentaria en los ciudadanos” agregó.

Por otro lado, la experta habló sobre la tarea que lidera desde el Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional Región Xalapa, de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana, el cual se conformó desde el año 2011 y surgió a partir de la necesidad de realizar un diagnóstico integral de la situación alimentaria en el ámbito local. 

Toda la información que se genera desde las diferentes dependencias gubernamentales e instituciones privadas es recolectada y sistematizada para elaborar diagnósticos integrales, explicó, y con ello, el observatorio pone a disposición del público en general, investigadores y, principalmente, de los tomadores de decisiones, herramientas visuales, a partir del mapeo de los 212 municipios que integran a Veracruz, donde se puede ver el comportamiento de los diferentes indicadores de los pilares de la seguridad alimentaria.

Uno de los proyectos del Observatorio que destacan es el mapa que permitirá visualizar con indicadores específicos, cuáles son los municipios más vulnerables en sufrir inseguridad alimentaria y nutricional, en el estado de Veracruz, y el cual está previsto sea un método para evaluar las estrategias de alimentación, que se implementen en la entidad, concluyó.

Conoce más sobre el trabajo del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional.

Obesidad y sobrepeso, una antesala a la diabetes: Mariana Navarro Tovar, Nutrióloga

  • Las personas con aumento del tejido graso abdominal deben monitorearse ante la posibilidad de padecer diabetes.

Aun cuando la diabetes es un padecimiento multifactorial, la obesidad y el sobrepeso son un factor de riesgo para sufrir esta enfermedad que se asocia con una deficiencia absoluta o relativa de la producción de la insulina, así lo refirió en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), Mariana Navarro Tovar, Licenciada en Nutrición y Máster Internacional en Nutrición y Dietética con especialidad en Nutrición Clínica.

La también docente de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí habló sobre la prevalencia de esta enfermedad en México, y dijo que además de los adultos, cada vez más, menores de edad comienzan a adquirir este padecimiento, en algunas ocasiones de forma hereditaria, otras por inactividad física o por una mala alimentación.

Respecto a la dieta, la especialista advirtió la importancia de controlar el número de calorías que se consumen bajo la lógica de no aumentar de peso y con ello la adiposidad en el cuerpo, derivado de un proceso inflamatorio que termina por influir en la capacidad metabólica para producir insulina.

“Lo que sucede con las personas que son diagnosticadas con diabetes tipo 2 es que al comer carbohidratos de más, se genera un exceso de glucosa que circula en la sangre, por lo que se presenta toda la sintomatología y daños”, explicó quien también es presidenta fundadora del Colegio de Nutriólogos de San Luis Potosí, A.C.

El primer indicio, destacó, es el tejido graso, principalmente el acumulado en la región abdominal. “Cuando tenemos exceso de grasa corporal es necesario hacerse revisiones frecuentes, más aún si hay una carga familiar importante, es decir, si los padres, abuelos o tíos presentan diabetes. Esos serían los dos factores que hay que estar revisando: el incremento considerable de peso y en caso de que haya ese aumento de peso hacerse controles regulares en cuanto a la glucosa, y el aspecto hereditario”, consideró. 

En cuanto a la dieta para este sector poblacional indicó que no debe ser diferente a lo que es la recomendación de una dieta saludable. “En realidad, se deben incluir todos los grupos de alimentos, cuidando las cantidades en las que se consumen, pero siguiendo las mismas reglas: que sea completa en cuanto a los grupos;  suficiente, en cuanto a las cantidades de nutrientes en general, tanto calorías, como nutrientes específicos; equilibrada; inocua, y variada, que son los parámetros para la dieta de un paciente que padece diabetes”, precisó.

Sin embargo, detalló, los alimentos industrializados altos en calorías y azúcar pueden  generar un incremento importante de glucosa: todo lo que tiene que ver con carbohidratos simples y refinados o procesados, por ejemplo, azúcar de mesa; jugos, incluso naturales; golosinas; panadería, en general, y todos aquellos empacados a base de cereales y azúcar son los que hay que evitar o reducir el consumo en un paciente con diabetes.

Al señalar la relación entre la diabetes y la obesidad la experta mencionó que una de las principales causas de la diabetes tipo 2 es el exceso de tejido adiposo. “Al tener mucho tejido adiposo se presentan algunas situaciones de procesos inflamatorios; la resistencia a la insulina, que está muy asociada al incremento del tejido graso, permite que se desarrolle, como tal la diabetes, o que la termine de potencializar. Esto significa que entre más tejido graso se tiene, hay más posibilidades de presentar la resistencia a la insulina”, agregó.

Por último, recomendó acercarse siempre acercarse a expertos en la materia, ya que no hay nada mejor que una estrategia individual en cuanto a la prescripción de la dieta, así como lo que implica: el acompañamiento y asesoramiento. En la población en general que padece diabetes, resaltó, lo más importante es mantener una dieta correcta y de calidad; reducir lo más posible los productos empacados y preferir los alimentos naturales; hacer los tres alimentos del día (desayuno, comida y cena) y si es posible, dos colaciones, además de mantenerse activos físicamente, sin descuidar la prescripción médica.

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