Ayuno intermitente, una alternativa para atajar la obesidad: Nutrióloga Martha Elena Cadena Mendoza

  • Para obtener resultados positivos, debe haber flexibilidad para cumplir entre 8 y 12 horas.

El ayuno intermitente es una de las varias alternativas que existen para controlar y aminorar las consecuencias de la obesidad y el sobrepeso y siempre es fundamental acudir con un profesional que oriente de manera personalizada y pueda dar opciones que se adapten a sus horarios y preferencias.

Así lo consideró la licenciada en Nutrición Martha Elena Cadena Mendoza, quien detalló que esta práctica consiste en dejar de comer por algunos espacios del día. “Se trata básicamente de un arreglo de los horarios para que la persona pueda dar un respiro o un descanso al intestino, lo cual va a ayudarle a que, después de mínimo 8 horas, pueda tener una buena quema de grasa” explicó.

Respecto a cómo influye dicha alternativa, la especialista dijo que es muy noble, ya que puede ayudar a quemar grasa y además al manejo de la ansiedad, pero es muy importante que se lleve una dieta, es decir, un control de lo que la persona come para que se puedan alcanzar los resultados esperados.

Una de las razones por la que algunos consideran que no funciona el ayuno intermitente en ciertas personas que lo han probado, advirtió, es porque no llevan un buen control de su alimentación, por ejemplo, si se consume exceso de azúcar, el cuerpo va a dar prioridad a estabilizar y normalizar esos niveles de azúcar en sangre y después procederá a lo que se pretende en cuanto a quema de grasa.

Y resaltó que aunque suena fácil no es tan sencillo alcanzar el objetivo que se quiere, por lo que es recomendable acudir con un experto, toda vez que el tema del sobrepeso y la obesidad, así como todas las enfermedades que de ello se desencadenan, representan algo muy complejo y es necesario darle la seriedad correspondiente.

Al referir los beneficios de dicha alternativa, sostuvo que estos dependen del número de horas al día en los que se practique, por ejemplo, si la persona empieza haciendo un ayuno de 8 a 12 horas, se puede lograr quema de grasa; si se hace un ayuno de entre 16 y 18 horas, se podría tener producción de hormona de crecimiento, y a partir de las 22 horas de ayuno se puede alcanzar la autofagia.

Asimismo, indicó que el ayuno intermitente es flexible en cuanto a tiempo: puede ser un ayuno chico, medio o prolongado, este último se refiere a días, donde hay la posibilidad de tener una combinación de seis días de alimentación más un día de ayuno completo; también puede ser que solo se cumplan 12 horas de ayuno o se lleguen a 16.

Por otro lado, el estado de ánimo de la persona, las diversas actividades que realiza y el grado de apetito que tenga son aspectos que se deben considerar en el ayuno intermitente, puntualizó, toda vez que el individuo no es como una línea recta, por lo que puede haber cierta permisividad en el manejo.

“Es conveniente tener flexibilidad para que la persona no se frustre en el manejo de ayuno y dar un poco de libertad a que el cuerpo hable, a que coma cuando de verdad tenga hambre y no cuando lo dicta un horario, el trabajo o alguna otra circunstancia”, agregó.

Sobre qué tipo de personas pueden incorporarlo a su vida, apuntó que ello depende si se trata o no de una persona sana. Por ejemplo, añadió, hay quienes padecen diabetes y tienen tratamientos con hipoglucemiantes o con inyecciones a temprana hora, lo cual requeriría coordinar un control con su médico. Al respecto mencionó que es un foco rojo para pacientes con problemas de hígado, riñón o con algún tipo de enfermedad crónica, pero si la persona está totalmente sana, no hay ningún problema en que lo haga.

Un elemento clave para que dicho proceso sea exitoso, afirmó, es la dieta, que debe ser lo más natural posible; además es importante medir y pesar las cantidades, lo cual puede costar trabajo al principio, por lo que es recomendable ir poco a poco. Por ejemplo, si una persona se comía cinco tortillas a la hora de la comida, debe tratar de disminuirlas a tres, aunque lo ideal es que sean solo dos; se aconseja ir haciendo un cambio progresivo, que es el que más le beneficia, porque ello permite que el cuerpo realmente se acostumbre a esos cambios.

Finalmente, al hablar sobre algunas desventajas, señaló que uno de los obstáculos es que vivimos en una sociedad muy consumista, donde cuesta trabajo entender los beneficios que se pueden alcanzar al realizar un ayuno prolongado de alimentos.

Cuando una persona come muy continuamente no le está dando espacio a su cuerpo para que actúe de otra manera, pues lo tiene “distraído” todo el tiempo digiriendo –continuó- y lo que se tiene que hacer es dar un espacio de tiempo a ese cuerpo y decirle ve a rejuvenecer, a reponer lo que haga falta y desintoxicar. “Recomiendo hacer más conexión con el cuerpo, tratar de hacerle más caso cuando tenga hambre y no guiarse por horarios, darle más prioridad a la alimentación, que sea un poco más natural e ir haciendo cambios sustanciales de manera paulatina”, concluyó.

Trastornos alimenticios, más común de lo que creemos: Carlos Alejandro Pelayo Gervacio

  • La suma de varias causas hace más complejo el problema

En entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el licenciado en Nutrición y Maestro en Nutrición Clínica Carlos Alejandro Pelayo Gervacio, explicó a qué se le denomina trastorno alimenticio.

“Un trastorno alimenticio es una enfermedad mental, y para ser diagnosticadas las personas,  están los criterios en el Manual de Enfermedades Mentales, conocido como DSM-5 de Estados Unidos, donde encontramos diagnósticos de enfermedades como el trastorno de la personalidad, esquizofrenia, etc. El trastorno alimenticio es aquel momento en el que el sujeto tiene problemas con el pensamiento y la emoción hacia los alimentos, no es una buena relación la que llevan con los alimentos”, detalló.

El también docente de la Licenciatura en Nutrición en la Universidad de Guadalajara y el Centro Universitario UTEG y TEC de Monterrey mencionó los distintos tipos de Trastornos de Conducta Alimentaria (TAC): anorexia, bulimia, comedor compulsivo y el trastorno por atracón, así como los que se dan en niños y niñas (trastorno de Pica, cuando una persona ingiere cosas que no se consideran alimentos), y el de evitación o conocido como ARFID (Avoidant Restrictive Food Intake Disorder), caracterizado por comer cantidades de comida muy pequeñas y evadir por completo ciertos tipos de comida llevando, algunas veces, a disturbios en el crecimiento y el peso, donde cada uno de ellos se manifiesta con distintos síntomas, dependiendo la edad en la que se presente.

Al hablar sobre cuáles son los síntomas, el experto mencionó que son muy variados, dependiendo del tipo de trastorno que tenga la persona. Entre algunos de ellos están el restringir o evitar comer ciertos alimentos; observar con mucha frecuencia su imagen en un reflejo (espejo o cristal); cubrir su cuerpo; compararse con los demás; pesarse a menudo; realizar ayunos prolongados, y vomitar.

Un trastorno alimenticio es una enfermedad mental, y para ser diagnosticadas las personas,  están los criterios en el Manual de Enfermedades Mentales, conocido como DSM-5 de Estados Unidos, donde encontramos diagnósticos de enfermedades como el trastorno de la personalidad, esquizofrenia, etc. El trastorno alimenticio es aquel momento en el que el sujeto tiene problemas con el pensamiento y la emoción hacia los alimentos, no es una buena relación la que llevan con los alimentos.

También aseguró que son muchos los factores que inciden en el riesgo de desarrollar algún trastorno alimenticio, al tiempo que señaló que no hay uno más importante que otro, “puede ser la cuestión genética; una sociedad totalmente centrada en la imagen corporal; el bullying a pequeña edad; la crítica; las redes sociales; la comparación al estar viendo cuerpos perfectos; las familias disfuncionales; la escasa comunicación; la pérdida de un ser querido, una mascota o algún suceso traumático, entre otras situaciones; sin embargo, es importante subrayar que no se trata de una sola causa, sino la suma de varias, lo que hace más complejo el problema”.

Más adelante afirmó que en nuestro país los trastornos alimenticios son mucho más comunes de lo que creemos. Antes –puntualizó- se creía que era una enfermedad o condición en personas de un status social alto, sin embargo, los trastornos de conducta alimentaria pueden aparecer en cualquier estrato social, religión, edad o género, eso no hace distinción y México no está exento de padecerlos, en promedio, tiene las mismas estadísticas a nivel internacional de casos de anorexia o de trastornos de conducta alimentaria.

Finalmente, el experto hizo algunas recomendaciones, si se notan cambios en el estado anímico de la persona (sentir tristeza, asco, ira, miedo o sorpresa), entre ellas acudir a un especialista y no hacer caso de las personas que no son profesionales de la salud con respecto a la alimentación; evitar dejar de comer y clasificar a los alimentos como “buenos” o “malos”; no juzgarnos; buscar alguna actividad que ayude a mejorar los pensamientos y tener a alguien a quien recurrir. “Si se detecta a tiempo, más rápido se puede resolver el problema”, concluyó.

La alimentación debe ser saludable y amigable con las personas, los demás seres vivos y el planeta: Oscar Loreto Garibay

  • El proceso de alimentos tiene efectos en distintos ámbitos.

La importancia de la buena alimentación debe pensarse desde varias perspectivas: ser saludable y amigable, pero no solo para las personas, sino también para los demás seres vivos y el planeta, aseguró el licenciado en Nutrición, maestro en Ciencias de la Salud Pública y doctor en Ciencias de la Salud Pública, Oscar Loreto Garibay.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), explicó  que esto tiene que ver con una acción que tenga mayor y mejor impacto para nosotros y para el planeta y uno menor de las cosas nocivas, lo cual implica pensar en toda la cadena de la alimentación: producción, transporte, almacenamiento, consumo e, incluso, la producción de desechos en todo momento. 

“Frecuentemente caemos en la costumbre de que cuando se habla de buena alimentación, simplemente se piensa en calorías, proteínas, grasas, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales, pero se debe abrir un poco más la perspectiva de que la buena alimentación no solo es de nutrimentos, sino del proceso de los alimentos y que va a tener un efecto”, señaló. 

En este contexto, el especialista también hizo referencia a los factores que inciden en los altos niveles de sobrepeso y obesidad en la población mexicana, situación que es multifactorial. Algunos de ellos –agregó- tienen que ver con la alimentación y la falta de actividad física, y dentro de la primera, todo lo relacionado con el hogar, la preparación de alimentos, la cultura alimentaria, los costos y la industria.

Incluso, continuó, habría que reconocer otro aspecto que tal vez no se toma mucho en cuenta, pero que también podría afectar la manera en cómo nos alimentamos en nuestros hogares, que es la guerra que se tiene entre Rusia y Ucrania y que ha afectado en el transporte y la venta de combustibles, lo cual impactará de una u otra manera durante el proceso. 

De igual manera, destacó, hay tres aspectos relacionados con el combate al sobrepeso y la obesidad: la responsabilidad personal, que tiene que ver con las decisiones al elegir el tipo de alimentación; el compromiso y deber gubernamental, porque son ellos quienes deben favorecer las buenas conductas y restringir las nocivas, y por último, la tarea corporativa de ofrecer la mejor alternativa para la población.

Asimismo, el también profesor en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Antropológica de Guadalajara recomendó que para tener una dieta sana con presupuestos austeros es importante elegir alimentos de origen vegetal frescos, como frutas, verduras, cereales, leguminosas y algunas oleaginosas, así como preferir alimentos locales y no buscar aquellos que vienen de distancias lejanas.  

“Además de que los alimentos frescos y de origen vegetal brindan importantes beneficios a la salud, suelen tener menor huella de carbono e hídrica y menos impacto nocivo al medio ambiente”, añadió.

Por último, el experto en salud pública sugirió que para frenar este problema de salud pública se puede aprovechar todo lo que ya se ha trabajado anteriormente, no solo en los años recientes, sino también tomar en cuenta el trabajo realizado en esta materia durante las administraciones de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.“Las recomendaciones pudieran ser estas: fortalecer las acciones que ya se han tomado con anterioridad, como dar robustez al Impuesto Especial a Productos y Servicios, subirlo 20 o 25%; fortalecer y ser estrictos con las reglas de restricción de la publicidad; reforzar el tema del etiquetado nutrimental respecto a su cumplimiento y confiabilidad, así como buscar complementos educativos a esta herramienta; dar mayor firmeza a la estrategia de los espacios libres de ‘comida chatarra’ en el sistema educativo nacional, así como analizar la propuesta de restringir la venta de estos productos a menores de 18 años o de otra edad, en particular como menores de 16 o menores de 11 años”, concluyó.

Infantes con sobrepeso u obesidad tienen mayores riesgos en su salud: Felipe de Jesús Anguiano Vázquez

Aun en su corta edad, los menores con sobrepeso u obesidad pueden padecer también colesterol alto, trigliceridemia y malnutrición que, a la larga, representará una persona adulta con una reducción importante en su calidad de vida.

Lo anterior lo señaló, en entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el licenciado en Nutrición Felipe de Jesús Anguiano Vázquez.

“Lo grave aquí es que estas enfermedades comienzan a aparecer desde pequeños, por ejemplo, con la obesidad se puede padecer diabetes tipo 2, hipertensión o dolores articulares; un niño que desde pequeña edad comienza a padecer sobrepeso, sus rodillas no se desarrollan adecuadamente, sus huesos y articulaciones se ven afectados, lo cual, a la larga, puede provocar que el menor, cuando sea un adulto esté enfermo y también pueda ocasionarle problemas económicos, culturales, psicológicos y sociales”, explicó.

Al referirse a los riesgos en la salud física que sufre este grupo poblacional, el experto sostuvo que también están los de tipo emocional, donde se puede estar expuesto a depresión, ansiedad y baja autoestima. “Estos pueden ser más peligrosos, porque si un menor la manifiesta, difícilmente va a aceptar un cambio en su alimentación, sobre todo si ésta representa, para él o ella, un desahogo de sus problemas; muchas veces alimentarnos resulta satisfactorio y nos ayuda a olvidarnos un poco de nuestros problemas, pero si el niño utiliza esa alimentación como algo para alejarse de sus problemas, puede llevarle a tener otros inconvenientes”, añadió.

Respecto a las acciones que se pueden impulsar por los padres de los infantes, en el ámbito escolar y las autoridades, el especialista indicó que los responsables de las y los niños, más que preocuparse por la alimentación de sus hijos, deben ocuparse de ello, lo cual puede resultar complejo por el tema laboral.

En el tema de las escuelas, continuó, se debe tener más control en la venta de alimentos dentro de los planteles escolares, además de promover mayormente la práctica de actividad física, lo cual puede ayudarle, además, en aspectos como la socialización y el desarrollo, entre otros.

Y por parte de los gobiernos, estimó oportuno favorecer la creación y desarrollo de políticas encaminadas a la mejora de la salud o a la prevención de la salud de los niños. En la medida en que se pueda trabajar juntos y se propicien espacios o ambientes saludables, los menores tendrán mayores oportunidades de elegir la mejor opción.

Entre las estrategias para la prevención de esta condición, el también colaborador del proyecto de Capacidad Funcional del Programa estatal Recrea, Escuela para la Vida, donde se mide, evalúa y determina el estado de bienestar físico y nutrimental de las niñas, niños y adolescentes del estado de Jalisco, dijo que éstas pueden ser sencillas, pero a la vez, complicadas, como establecer rutinas de actividad física para niñas y niños, y trabajar un plan de educación en nutrición encaminado a ellos, donde puedan identificar lo que es una alimentación saludable y lo que puede representarles en su futuro.

Por último, explicó que uno de los factores que más afecta la vida de los infantes que padecen sobrepeso y obesidad es la estigmatización, la cual se da, principalmente, entre niños y en los contextos escolares, donde es bastante común ver que los estudiantes menores empiezan a señalar a sus compañeros con sobrepeso u obesidad, sobre todo, cuando están en una clase de educación física y no pueden realizar algunas actividades, entonces se suelen burlar de él o de ella y ridiculizarles, y esto puede afectarles y generarse un círculo vicioso.

La inseguridad y el uso excesivo de aparatos electrónicos han provocado mayor sedentarismo: Kenny Nallely Luna Magaña 

  • Más actividad física y una alimentación sana para evitar el sobrepeso y la obesidad

Aun cuando la obesidad y el sobrepeso tienen un origen multifactorial en el que confluyen la genética, el sexo, el entorno, la educación, así como la mala alimentación, la creciente ola de inseguridad y los medios electrónicos también inciden,  al generar personas cada vez más sedentarias.

Así lo afirmó en entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la licenciada en Nutrición y maestra en Nutrición Aplicada, Kenny Nallely Luna Magaña.

La especialista explicó que el sedentarismo y el excesivo uso de aparatos electrónicos son algunos de los varios factores sociales que están impactando más en las y los mexicanos ante dicho padecimiento.

“Antes los niños podían salir tranquilamente a jugar a la calle, a patear una pelota, a jugar con sus amigos o vecinos, sin embargo, ahora nos sentimos inseguros y con incertidumbre de que pueda suceder algo”, apuntó.

Además –añadió-, ahora se puede tener más fácil acceso a los medios electrónicos y a las redes sociales. Esto es una realidad -apuntó- a la que la sociedad debe adaptarse y buscar sacar el mayor provecho de esas herramientas, evitando el sedentarismo al pasar mucho tiempo sentadas o sentados.

Asimismo, al definir el concepto de obesidad, la experta destacó la necesidad de una nueva perspectiva en donde no solo se acote al incremento del tejido adiposo al cuerpo. “El mejor término para definir esta patología es como una enfermedad crónica basada en la adiposidad en la cual no solo nos vamos a basar en el índice de masa corporal, sino también en el porcentaje de grasa y, precisamente en el adipocito, que es la célula que está involucrada con el aumento de grasa, el incremento de peso y todas las enfermedades crónico degenerativas que esto conlleva”, precisó.

Para atender esta problemática, la también especialista en Salud Pública subrayó la importancia de promover una vida saludable, que acompañe una dieta sana y actividad física; disminuir la cantidad de hora que pasamos sentados y buscar información confiable y sustentada científicamente.

Respecto a las restricciones que uno mismo como persona se pone en medio de un clima de inseguridad, finalmente destacó la necesidad de implementar actividades físicas en casa, así como disminuir el consumo de alimentos ultraprocesados.

Diferencias entre actividad física y deporte… y cómo alimentarse para cada una

*La confusión entre ambas puede derivar en una alimentación no adecuada: Ángela Patricia Bacelis Rivero

Si bien los beneficios que tenemos al movernos, ya sea realizando un deporte específico o simplemente con un poco de actividad física, como caminar, contribuyen para tener mayor salud y bienestar, es necesario comprender la diferencia entre uno y otro para elegir una alimentación adecuada. 

Lo anterior, lo refirió en entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la maestra en Nutrición en el Ejercicio Físico y Deporte y doctora en Ciencias de la Cultura Física, Ángela Patricia Bacelis Rivero, quien al explicar la diferencia entre actividad física y deporte, especificó que este último es un tipo de actividad física, la cual es cualquier cosa que gasta energía. El deporte –aclaró- gasta energía, pero con la característica de que tiene reglas, se practica en un lugar específico y es de carácter competitivo. 

Tanto en la actividad física como en el deporte, la alimentación es crucial en lo que respecta el gasto de energía…

La especialista también señaló que realizar un deporte implica consumir más alimentos de los que habitualmente hace cualquier persona, pero cuando se habla de un deportista joven, sobre todo, en la etapa de crecimiento (escolares y adolescentes), es importante asegurar que lo estén haciendo de forma adecuada y, a la par de ello, ajustar algunas estrategias para tener mejor rendimiento. 

“Algo que uno se puede encontrar en los deportistas jóvenes es que usualmente van a consumir cantidades de alimentos muy grandes, por lo que es conveniente cuidar que esa cantidad de comida sea de calidad, básicamente ese es el principio general”, precisó.

La también docente universitaria recomendó a los deportistas jóvenes evitar que dependan de ciertas sustancias que probablemente no van a formar parte de su dieta, como los alimentos con alta densidad energética, así como el uso desmedido de suplementos, en la medida de la posible, toda vez que se ha visto que pueden ser un factor de riesgo. 

Tanto en la actividad física como en el deporte, la alimentación es crucial en lo que respecta el gasto de energía, subrayó, además, de que la nutrición deportiva puede ayudar para alcanzar los objetivos más básicos hasta los más específicos.

“Algo que uno se puede encontrar en los deportistas jóvenes es que usualmente van a consumir cantidades de alimentos muy grandes, por lo que es conveniente cuidar que esa cantidad de comida sea de calidad, básicamente ese es el principio general”, precisó.

Al hablar sobre la relevancia del deporte en un país con 7 de cada 10 adultos con obesidad, la experta sostuvo que practicarlo muchas veces implica un gasto energético que va con el tipo de vida saludable, pero más que pensar en el deporte clásico, como fútbol o básquetbol, también se puede considerar la actividad física, que tiene mayor impacto en la población mexicana, porque el hecho de que las personas se muevan comúnmente permite tener un factor de protección contra el sobrepeso y la obesidad con cosas tan sencillas como gastar un mínimo de 600 calorías, lo cual puede ser bastante benéfico en la población en general.

Particularmente en los menores de edad comentó que es importante incentivarlos, respetando los gustos de los niños o las niñas, porque es muy común encontrarse con que al papá o a la mamá le gusta el fútbol o el volibol y mete a sus hijos a practicar esa actividad, pero no lo aprovecha, porque posiblemente no le gusta y de ello puede depender que se quede a practicar el deporte y no sea solo pasajero. Igualmente, es muy recomendable que se exponga a los niños a diferentes actividades para que les conozcan y participen. 

Hablando específicamente de las más mamás o los papás, es muy importante tener en mente que el hecho de que un hijo practique algún deporte implica diferentes responsabilidades, como llevarlo, incentivarlo y motivarlo, cuando se trata de un niño muy pequeño, resaltó. 

Y en lo que corresponde a la alimentación, dijo que es básico involucrarles en la preparación de alimentos y la elección del menú, además de que es un tema que está muy relacionado con el ejemplo, “si uno como papá se pone de referencia y nos alimentamos adecuadamente, es muy probable que los hijos continúen con ese hábito, concluyó.

Obesidad, causa indirecta de enfermedad renal: Cindy Hernández Vázquez

  • La diabetes y la hipertensión son enfermedades crónico degenerativas que pueden complicar la función de los riñones 

La preferencia por la alimentación occidental, caracterizada por ser rica en productos ultraprocesados y el poco consumo de frutas, verduras y fibras, sumado a la falta de actividad física, puede desencadenar varios problemas en la salud, entre ellos, piedras o tumores en los riñones, así como alteraciones en la glucosa, resistencia a la insulina y, posteriormente la diabetes o hipertensión, y cuando todo se agrava, llegar a una enfermedad renal.

Lo anterior lo destacó en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la licenciada en Nutrición Cindy Hernández Vázquez. 

Al detallar qué es una enfermedad renal, la experta explicó que se caracteriza por la pérdida de las unidades funcionales de los riñones, es decir, las nefronas, lo cual a su vez hace que disminuya la capacidad de este órgano para mantener la salud corporal, toda vez que no se logra una buena filtración de la sangre.

“En general, lo que se recomienda es llevar un plan de alimentación personalizado, regularmente modificado en proteínas, por ejemplo, en etapa de prediálisis, el consumo de éstas debe ser mínimo, para no hacer que trabaje de más el riñón por el exceso de filtración; también se tiene que realizar actividad física, además de tomar el tratamiento médico que recomiende el nefrólogo”

Sobre si la obesidad y el sobrepeso influyen en el desarrollo de la enfermedad renal, subrayó que es una causa indirecta para las comorbilidades que ocasiona, como la diabetes, hipertensión y glomerulonefritis, que es la inflamación en el glomérulo y donde la parte de los riñones que ayuda a filtrar los desechos y líquidos de la sangre se daña.

Por otro lado, añadió, también existe riesgo cuando hay una acumulación de  grasas, lo cual puede ocasionar que se vean afectadas las células de los riñones.

Las medidas para quienes padecen esta enfermedad, dijo, dependen de la personalización de cada individuo, porque una persona con enfermedad renal, incluso tenga o no diabetes, reacciona muy distinto por los diversos síntomas o factores de riesgo que experimente.

“En general, lo que se recomienda es llevar un plan de alimentación personalizado, regularmente modificado en proteínas, por ejemplo, en etapa de prediálisis, el consumo de éstas debe ser mínimo, para no hacer que trabaje de más el riñón por el exceso de filtración; también se tiene que realizar actividad física, además de tomar el tratamiento médico que recomiende el nefrólogo”, mencionó.

Al referir cómo es posible prevenir esta condición, la especialista en nutrición renal señaló que adicional al plan de alimentación, es importante tener cuidado en consumir alimentos con exceso de grasas saturadas o grasas trans, disminuir el uso de la sal, además de vigilar el consumo de fibra y tener un adecuado consumo de agua natural.

Por último, habló sobre cómo mejorar la calidad de vida de este grupo de personas y detalló que ello es posible a partir del trabajo conjunto con un equipo de salud multidisciplinario para personalizar lo más posible el estadío renal en el que se encuentra la persona, es decir, si tiene alguna terapia sustitutiva renal, si está en diálisis, hemodiálisis e incluso, para los que están en proceso de trasplante. 

Es importante mencionar que las personas que están sanas no deben automedicarse o consumir productos que puedan causar toxicidad en los riñones sin la supervisión de un profesional, concluyó.

Educación, clave en la prevención de enfermedades no transmisibles: Vicente Sulub Pérez

  • Existen múltiples factores que desencadenan estos padecimientos

Las enfermedades no transmisibles (ENT) son aquellas afecciones médicas que no son infecciosas ni se transmiten entre personas, suelen ser de larga duración y resultan de la combinación de diversos factores, como los genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales; las principales son las cardiovasculares, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares; la diabetes; distintos tipos de cáncer y algunas enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma.

Así lo refirió en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el Licenciado en Nutrición, especialista en Salud Pública y Máster en Nutrición Clínica, Vicente Sulub Pérez, quien habló de algunos de los detonadores de las mismas.

Explicó que la nutrición es uno de los varios factores que influyen para el desarrollo de las ENT, por lo que es clave consolidar una educación que ayude a sensibilizar a las personas respecto a su alimentación.

De acuerdo con el experto, algunas de las maneras de prevenir las enfermedades crónicas, como la diabetes, es atenderlas desde antes del nacimiento, mantener la lactancia materna, mejorar los hábitos de sueño y descanso, así como tener un mayor control en el manejo de las emociones, además de realizar actividad física. 

“Es fundamental trabajar en esta pandemia del sobrepeso, la obesidad y la diabetes con un tratamiento integral, se deben atender todos los aspectos en una persona de cualquier edad”, aseguró.  

Aunado a ello, detalló que la diabetes es uno de los grandes problemas en nuestro país porque, por un lado, tenemos los primeros lugares de obesidad a nivel infantil y en adultos y, por el otro, hay casos de desnutrición.

“Si la historia natural nos dice que un niño desnutrido es obeso y un niño obeso tiene riesgo de presentar diabetes, asma o algunos tipos de cáncer, es importante considerar que debe haber un mayor trabajo en las políticas públicas. Sería bueno que se implemente la educación en salud, desde una visión integral, además de fomentar la sensibilización de que la prevención es lo importante de la ciencia de la nutrición, porque previene y rehabilita, por lo que es preciso aprender a llevar una alimentación correcta -que no tiene que ser costosa-, sino que se dé a partir de una cultura alimentaria y el acceso a los alimentos”, subrayó.

Respecto a cómo manejar el hecho de que una persona sea diagnosticada con alguna de las enfermedades no transmisibles, el también Coordinador del Departamento de Nutrición en el Centro de Salud de Mérida, Yucatán, refirió que adicional al tratamiento médico, debe recibir atención psicológica, para comprender el diagnóstico y aceptar esa nueva forma de vida, toda vez que se trata de una oportunidad de vivir de mejor manera para prevenir las complicaciones. 

Además, añadió, es importante tener voz y voto a la hora de definir su tratamiento farmacológico, nutricional y de actividad física, porque desafortunadamente son enfermedades que van evolucionando y si no hay un buen control, se va perdiendo y se van complicando cada vez más.

Aunado a ello, sostuvo que las enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, juegan un papel clave en el desarrollo de estos padecimientos, toda vez que se pueden conjuntar varias circunstancias. “Por ello, se deben romper paradigmas y ser más humanitarios en la atención que se brinde al paciente. Es importante que para que se pueda hablar de calidad de vida, haya calidad en la atención y un trato más humano”, concluyó.

Desde temprana edad, la nutrición juega un papel muy importante: Lizette Fabiola Morelos Leal

  • Hay una relación importante entre los alimentos y las emociones.

A partir de la prevención y promoción de la salud, la nutrición juega un papel muy importante desde temprana edad y no solamente en lo relacionado con aspectos curativos o propios de la reparación del daño o específicamente del control y seguimiento de enfermedades, consideró la licenciada en Nutrición y maestra en Ciencias de la Educación, Lizette Fabiola Morelos Leal.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la especialista recalcó que dicha importancia se da desde el vientre materno, es decir, todo lo que se relaciona con la alimentación de la mujer, durante la gestación, incluso puede generar una repercusión a mediano plazo dentro de la etapa infantil. “El tipo de alimentación que se da en los primeros mil días de vida es un tiempo esencial, sobre todo para la salud integral del bebé y como prevención de enfermedades en la etapa adulta”, confirmó. 

Posteriormente –continuó–, viene la alimentación complementaria, a partir de los seis meses de vida que también engloba aspectos muy importantes en cuanto al tipo y cantidad de alimentos, y conforme se da el crecimiento y desarrollo del bebé, la nutrición se vuelve un elemento esencial.

“Para tener una buena nutrición desde la infancia, el pilar se conforma a partir del embarazo y la concientización de las futuras madres de lo que representa la nutrición, en cuanto al enfoque de obtener energía y equilibrio entre lo que es la ingesta de alimentos y todo el conjunto de elementos que están presentes”, insistió. 

La también docente de la Universidad de Guadalajara y del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) explicó que hay elementos específicos con los que se puede saber que una persona se nutre adecuadamente, tales como los aspectos relacionados con su composición corporal, el estar y sentirse óptimamente en sus capacidades funcionales, pero también en un estado de bienestar anímico, emocional y corporal.

“Hay una relación importante entre los alimentos y las emociones, por lo que un equilibrio radica en cómo nutrimos nuestro cuerpo y espíritu; otro elemento importante es identificar qué hábitos y conductas alimentarias tenemos; es decir, el número y frecuencia de comidas y colaciones realizadas durante el día, número de raciones de los diferentes grupos de alimentos que se incorporan en nuestra dieta habitual y el consumo de agua natural, entre otros.” precisó.

Asimismo, la experta señaló que combatir el problema de la obesidad en México trasciende también desde el ámbito político, toda vez que no es suficiente solo informar a la población, sino que requiere la generación de políticas públicas encaminadas a la toma de decisiones sobre el tipo de proyectos y programas sociales, y para ello se requiere que haya profesionales de la nutrición en lo que concierne a un modo de vida sustentable. 

Otro punto importante, añadió, es la aplicación de la normatividad en relación a diversos aspectos, entre ellos, la disponibilidad de alimentos que hay en las escuelas, educar en nutrición desde un enfoque participativo partiendo de la promoción de la dieta de la milpa, y así poder recuperar tradiciones, costumbres, técnicas culinarias y alimentos que forman parte de nuestra cultura alimentaria.

“Si tuviésemos la cultura de producir nuestros propios alimentos en casa, que las escuelas pudieran favorecer este tipo de actividades, como parte de su currículum, sería muy importante la contribución que se lograría para poder combatir o erradicar este enorme problema de salud pública que tenemos”,

Recordó que hace muchos años las enfermedades crónico degenerativas no eran un problema de salud pública; sin embargo, debido a diferentes factores, están presentes hoy en día como principales causas de morbi – mortalidad. Por ello, insistió, es necesario recuperar la cultura alimentaria local, autóctona y de apoyo a pequeños productores de alimentos. 

La candidata a Doctora en Investigación Educativa reiteró que un aspecto muy importante es la educación y la consejería que se puede propiciar directamente en la persona. De igual manera, es importante visualizar la disponibilidad de alimentos que se tiene en el entorno, tanto los que se preparan y comercializan en las escuelas y los que se venden fuera de ellas, por ejemplo. “Es necesario garantizar que las niñas y los niños tengan acceso a una alimentación saludable, sostenible y culturalmente apropiada”, puntualizó.

Para ello, sugirió, potencializar una buena nutrición a partir de comedores específicos dentro de las escuelas donde se pueda proveer cierto tipo de alimentos, y que los papás y las mamás participen en su proceso de preparación. “Si tuviésemos la cultura de producir nuestros propios alimentos en casa, que las escuelas pudieran favorecer este tipo de actividades, como parte de su currículum, sería muy importante la contribución que se lograría para poder combatir o erradicar este enorme problema de salud pública que tenemos”, opinó. Por ello, es preciso fortalecer el compromiso de todo aquello que tiene que ver con la prevención y promoción de la salud, así como de propiciar una educación desde un enfoque participativo, amigable con los entornos naturales y de darle importancia a lo que representa la tierra, concluyó.

Raza, herencia, malos hábitos y no solo nutrición, entre los factores de riesgo para padecer diabetes: Gabriela Allard Taboada

*El manejo del estrés es clave para prevenir este padecimiento.

La diabetes es un padecimiento crónico y una pandemia invisible porque hay muchísimas personas que viven con este padecimiento sin saberlo.

Así lo confirmó en entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) Gabriela Allard Taboada, Educadora en Diabetes y Presidenta de la Asociación Mexicana de Diabetes (AMD), desde 2013.

La experta destacó que hay razones científicas que indican que la diabetes puede darse por razones genéticas, toda vez que la herencia es uno de los factores de riesgo y esto tiene que ver con los genes y la raza.

Mencionó que cuando una persona padece diabetes su cuerpo no produce insulina de manera suficiente o no la usa bien, por lo que los niveles de glucosa son elevados, al mismo tiempo que habló sobre la diferenciación en los tipos de diabetes.

La tipo 1, dijo, se trata de un padecimiento autoinmune y es cuando el páncreas no produce insulina, que es la hormona que ayuda a que la glucosa entre en las células para brindarles energía. “En México no se tiene un dato preciso sobre el número de personas con Diabetes tipo 1, toda vez que muchas de quienes ya viven con el padecimiento aún no han sido diagnosticadas”, agregó.

Mientras que la tipo 2 y la más común es aquella que es silenciosa y que si bien es vinculada con la obesidad y el sedentarismo, entre sus factores de riesgo también se deben contemplar la raza, herencia, malos hábitos, tabaquismo y no solo el aspecto de la nutrición, como muchas personas lo consideran, explicó.

También está la diabetes gestacional –añadió-, que es la que le da a las mujeres embarazadas, quienes empiezan a “administrar” con poca capacidad esta insulina, por lo que sus niveles de glucosa se elevan.

Respecto a las acciones a tomar en cuenta para controlar esta enfermedad, puntualizó que los pilares están en una nutrición balanceada, realizar actividad física y tener el apoyo de un equipo multidisciplinario, sin embargo, subrayó, este padecimiento está muy relacionado con la educación, independientemente del esquema de tratamiento prescrito por el médico, porque una persona educada puede tomar decisiones para el manejo adecuado, que tienen que ver con estilos de vida y el manejo del estrés.

Y es que, para la especialista el estrés y su manejo son claves, porque tiene un efecto directo en los niveles de glucosa de las personas.

Finalmente, la también Fundadora de la “Red Ciudadana por el Derecho a la Salud de las personas con Diabetes Tipo 1 y de la Alianza por el Pie Diabético” reiteró que esta enfermedad es una pandemia que afecta a millones de individuos en México y en el mundo y que una de las principales problemáticas es que los afectados no saben que la tienen, por lo que recomendó acudir a las consultas periódicas con su médico, porque “solamente estando en control y con un manejo adecuado se puede vivir de manera saludable”.

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