Reformulación, un avance de la industria de alimentos

  • Mitos de una industria creciente
  • En México, el consumo de alimentos ultraprocesados se incrementó 33.8%

El consumo calórico en los hogares mexicanos ha tenido una tendencia hacia una dieta menos saludable de 2006 a 2022, con un notable incremento del consumo de alimentos ultraprocesados del 33.8% y un mínimo aumento en el consumo de alimentos no procesados en 4.8%, según datos del Reporte de las Economías Regionales del Banco de México. (1)

Ante este panorama, es evidente que la industria de estos alimentos ha crecido de forma significativa, contribuyendo a que los ultraprocesados representen en países de altos ingresos –como Australia o Estados Unidos– entre el 42% y 58% de las calorías consumidas, mientras que en aquellos con bajos y medianos ingresos –como Colombia y México– varían del 16% al 30% de la ingesta energética total. (2)

Al respecto, existen algunos mitos alrededor de este tipo de productos. Por ejemplo, se afirma que “todos los alimentos ultraprocesados son igualmente dañinos”. No obstante, algunos estudios sugieren que ciertos productos reformulados con menos azúcares y grasas no presentan el mismo nivel de riesgo.

Un estudio realizado a más de 1 millón de participantes por más de 30 años, publicado en la revista The Lancet, y consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), revela que no todas las categorías de alimentos ultraprocesados se asocian con efectos negativos en la salud cardiovascular. 

Dicha investigación precisa que reducir el contenido de sodio, grasas saturadas, azúcares añadidos y aditivos cosméticos no esenciales para la salud humana en el pan integral, los cereales fríos y algunos aperitivos salados puede mejorar los beneficios cardioprotectores de las vitaminas, los minerales y la fibra que se encuentran en algunos de estos productos. (3)

Asimismo, se ha demostrado que la fortificación de algunos alimentos puede ofrecer beneficios significativos. Tal es el caso de bebidas lácteas fortificadas con probióticos; pan con hierro y zinc; bebidas isotónicas avanzadas para atletas, así como carbohidratos para lograr energía sostenida, y yogur fortificado con ácido fólico para embarazadas, con vitamina B9. (4)

Por su parte, un  documento  de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre reformulación de productos alimenticios y bebidas para una dieta más saludable, refiere que son 111 países los que han adoptado políticas de reformulación y 75 naciones han establecido límites obligatorios o voluntarios para nutrientes críticos como grasas trans, azúcares y sodio. Cabe señalar que los consumidores aceptan y compran productos reformulados, especialmente aquellos con menos sodio. (5)

Los avances en tecnología alimentaria han permitido mejorar los perfiles nutricionales de productos, sin afectar negativamente su aceptación. Y de igual manera,  las regulaciones y el etiquetado han incentivado un enfoque más responsable por parte la industria de alimentos.

Fuentes

  1. Reporte sobre las Economías Regionales Enero – Marzo 2024. Banxico. https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/reportes-sobre-las-economias-regionales/%7BC3FA7255-FE4B-B86E-D75C-0FBF133D96C0%7D.pdf
  2. Ultra-processed food exposure and adverse health outcomes: umbrella review of epidemiological meta-analyses. The BMJ. https://www.bmj.com/content/384/bmj-2023-077310
  3. The Lancet Regional Health. Alimentos ultraprocesados.  https://www.thelancet.com/journals/lanam/article/PIIS2667-193X(24)00186-8/fulltext
  4. Alimentos Fortificados: Oportunidades y Desafíos para Productores. Gundo. https://gundo.app/blog/alimentos-fortificados-oportunidades-y-desafios-para-productores
  5. Reformulation of food and beverage products for healthier diets: policy brief. WHO. https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/355755/9789240039919-eng.pdf?sequence=1

A nivel mundial, consumimos 200% más de sodio de lo recomendado

  • Carnes procesadas, botanas saladas y quesos: alimentos con mayor cantidad de sodio

Actualmente, en el mundo, consumimos un 200% más de sodio de lo recomendado y, a ese ritmo, no se alcanzará el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de reducir la ingesta de sodio en un 30% para 2025, pues se calcula un consumo promedio, a nivel global, de 10.8 gramos de sal al día. (1)

Los alimentos procesados y ultraprocesados contienen mezclas de aditivos con diferentes funciones tecnológicas, siendo el sodio una de las principales sustancias utilizadas con fines de conservación y potencialización del sabor. 

Un análisis de especialistas del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), en el que se recolectó información de 18,558 etiquetas de alimentos y bebidas empaquetados disponibles en supermercados de México durante 2017, refiere que además del cloruro de sodio (sal), los aditivos que más se utilizan para sodio son benzoato de sodio y bicarbonato de sodio. 

Asimismo, destaca que los alimentos que contienen más sodio son las carnes procesadas, las botanas saladas y los quesos, y que del total de alimentos y bebidas empaquetados disponibles en el mercado mexicano, 62.6% contienen alguna fuente de este ingrediente. (2)

También, existen un gran número de alimentos cuyo sabor predominante es dulce, pero que en realidad tienen un alto contenido de sodio, como los panes y las galletas, afirma el Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición. 

Diversos especialistas destacan que exceder el consumo de sodio en la dieta diaria es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades como hipertensión arterial, problemas cardiovasculares, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal e incluso cáncer gástrico o colorrectal. (3)

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera que el cumplimiento de políticas obligatorias de reducción de sodio podría salvar unos siete millones de vidas en todo el mundo de aquí a 2030.

En México, la hipertensión se encuentra presente en más del 40% de la población adulta, de los cuales casi el 50% desconoce que padece esta enfermedad. Y las enfermedades cardiovasculares fueron la principal causa de muerte en 2019, al contribuir con el 23% del total de los fallecimientos. (4)

Profesionales de la salud recomiendan a las personas mayores que padecen hipertensión, adoptar una dieta baja en sal (o sin sal, dependiendo de sus necesidades), por lo que es importante conocer cuáles alimentos la tienen en mayor cantidad, cómo reducir su consumo y qué otros condimentos se pueden utilizar para darle sabor a la comida. 

Fuentes

  1. UN. Una pizca de sal. https://news.un.org/es/story/2023/03/1519247
  2. ALAN. Principales fuentes y contenidos de sodio en alimentos y…https://www.alanrevista.org/ediciones/2021/suplemento-1/art-81/#:~:text=Los%20grupos%20de%20alimentos%20que,743%20mg%2F100%20g
  3. IMSS. Consumo excesivo de sodio… https://www.imss.gob.mx/prensa/archivo/201911/486
  4. INSP. Consumo de sal/sodio en México y experiencias en Latinoamérica. https://insp.mx/resources/images/stories/2022/docs/220317_Consumo_de_sal_sodio_Mexico.pdf

Salados, crujientes y… adictivos

  • Papas fritas, un mercado de más de 174 millones de dólares en México.
  • Olores, texturas e incluso sonidos, importantes al elegir un alimento.

El tamaño del mercado de papas fritas en México alcanzó 174.64 millones de dólares en 2023 y se estima que crecerá a una tasa anual del 3.5% durante el periodo de 2024-2032, para alcanzar un valor de 230 millones de dólares aproximadamente. (1)

Y cabe señalar que las papas fritas, como casi todos los aperitivos salados, son de lo más adictivo; la mayoría de estos productos se caracterizan por su alto contenido en grasas y sodio, aunque no todos tienen el mismo valor nutricional, de acuerdo con una publicación de la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU), consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO).

Además, para que estos alimentos se conviertan en un producto atractivo para el consumidor, se les añaden colorantes, potenciadores de sabor y antioxidantes que prolongan su tiempo de conservación, pero son los aditivos los que los hacen “irresistibles”, incluso necesarios para dar textura, consistencia y corregir la acidez; en tanto que las grasas son responsables de las propiedades sensoriales de muchos platos y contribuyen ampliamente al “placer” de comer. (2)

Estos snacks crujientes y salados tienen también una característica singular: atraen un sentido adicional que nos permite “comer con el oído”. Los investigadores que exploran este aspecto han descubierto que algunos consumidores simplemente se deleitan con la forma en que suenan los alimentos y no solo con lo que siente su paladar, refiere un artículo publicado en el portal Glanbia Nutritionals

Al respecto, la editorial científica Elsevier destaca que entre los factores que regulan la ingesta hedónica (sensación de hambre inducida por el deseo de saborear y reproducir ese placer que mantenemos cuando el cuerpo pide nutrirse, aun cuando no es necesario) se encuentran los sentidos que detectan sabores, olores, texturas e incluso, sonidos, los cuales desempeñan un papel decisivo en la elección de unos u otros alimentos por parte del individuo. 

También, la especialista en pérdida de peso y autora del libro Life is Hard, Food is Easy […], Linda Spangle, considera que las decisiones alimentarias de las personas tienden a correlacionarse con el tipo de emociones que están experimentando. “Si observas los alimentos que te apetecen, puedes saber lo que estás sintiendo”.

Una forma de comer emocionalmente proviene de lo que la experta llama «hambre mental»: puede ser resultado del estrés, la ira, la frustración, una fecha límite inminente o la incomprensión. Si el alimento que te apetece es masticable o crujiente, «algo que aplastas con los dientes», estás experimentando hambre mental, señala. (3)

Diversos estudios coinciden en que el consumo en exceso de este tipo de productos “adictivos” puede tener varios efectos nocivos para la salud, como el aumento de peso, hipertensión arterial, diabetes, depresión, así como problemas cardíacos o digestivos.

Datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por su parte, señalan que la hipertensión, a causa del consumo en exceso de sodio, es un riesgo de salud importante en el Continente, en donde se estima que entre el 20.7% y el 56.4% de la población adulta de 30 a 79 años en los estados miembros de dicho organismo, padece esta enfermedad. (4)

Fuentes

  1. EMR. Informes de expertos. https://www.informesdeexpertos.com/informes/mercado-de-papas-fritas-en-mexico
  2. OCU. Patatas fritas y aperitivos salados ¿saludables https://www.ocu.org/alimentacion/alimentos/noticias/aperitivos-adictivos
    El País. Desconfíe de a quien no le gusten las patatas fritas. https://elpais.com/elpais/2017/03/08/buenavida/1488979244_173305.html
  3. WebMD. Do Food Cravings Reflect Your Feelings? https://www.webmd.com/obesity/features/do-food-cravings-reflect-your-feelings
  4. OMS. Reducción de la sal. https://www.paho.org/es/temas/reduccion-sal

Más dulces que el azúcar

  1. Los edulcorantes artificiales, son seguros y pueden ayudar a reducir o controlar el peso
  2. Son utilizados en diversos alimentos y bebidas

Algunas personas eligen edulcorantes artificiales, ya sea para reducir la cantidad de calorías que consumen, disminuir el uso de azúcar o perder y controlar el peso, y según afirma el Documento de Consenso de la Asociación Americana de Diabetes (ADA), “estos cambios dietéticos podrían afectar de modo beneficioso al control glucémico, de peso y cardiometabólico”. (1)

El consumo de los edulcorantes artificiales en nuestro país ha crecido a una tasa anual de 10.7% y estos sustitutos del azúcar han ido ganando espacio en las preferencias del consumidor industrial y entre las personas que buscan productos bajos en calorías, de acuerdo con un informe de la SAGARPA, consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO). (2)

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha aprobado edulcorantes como aspartamo, acesulfamo potásico, sucralosa, neotame, advantame y sacarina, que son de 200 a 20 mil veces más dulces que el azúcar. (3)

Estos productos son ingredientes utilizados en alimentos y bebidas, comercializados como “sin azúcar” o “dietéticos” y también están disponibles para su uso en el hogar, para hornear o cocinar, según un artículo de la FDA.

De igual manera, son empleados en diversos alimentos y bebidas, entre ellos, pastillas para el aliento, bebidas refrescantes, cereales, chicle, siropes saborizados para café, productos de agua con sabor, hielo congelado, cremas de fruta para untar, caramelos duros, helado, té, mermeladas, jaleas, mezclas de jugos, mousse, goma de mascar, así como tortas, barras nutritivas, pudín, caramelos, galletas, cátsup, yogures y gelatinas sin azúcar añadida. (4)

La Food and Drug Administration, así como otras agencias de salud gubernamentales supervisan y controlan los ingredientes de los sustitutos de azúcar, y sugieren la cantidad que puede usarse de forma segura todos los días, lo cual varía según el peso y las características de la persona y el tipo de sustituto elegido. 

Y si bien nutriólogos y médicos especialistas señalan a los edulcorantes como seguros en cantidades limitadas para la mayoría de los adultos sanos, coinciden en que lo más importantes llevar una alimentación saludable y hacer ejercicio. (5)

Fuentes

Buena alimentación, mejor salud mental

  • Consumir en exceso comida chatarra y productos ultraprocesados aumenta los riesgos de depresión. 

Consumir en exceso comida chatarra, “fast food”, productos ultraprocesados, así como la alta ingesta de carnes rojas puede aumentar el riesgo de desarrollar síntomas depresivos o depresión clínica, señalan diversos expertos en nutrición.

Asimismo, estudios realizados en años recientes sugieren que alimentos cargados de azúcar con alto contenido de grasa, que se nos antojan cuando estamos estresados o deprimidos, por reconfortantes que parezcan, son los que menos benefician a nuestra salud mental, refiere un artículo de Anahad O’Connor, en el periódico The New York Times. (1)

La depresión es una condición debilitante que se ha convertido en uno de los problemas más importantes que enfrenta la salud pública mundial en la actualidad; el trastorno depresivo es, sin duda, una de las principales causas de discapacidad y afecta aproximadamente a 350 millones de personas a nivel global, de acuerdo a una investigación publicada en la revista médica estadounidense Cureus, consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO). (2)

Los trastornos depresivos hoy imponen un costo considerable a la salud y la economía de las naciones industrializadas y en desarrollo. Se estima que la prevalencia de esta condición oscila entre el 3.3% y el 21.4%. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión y los trastornos de ansiedad cuestan a la economía mundial un billón de dólares al año en pérdida de productividad.

Y si bien la temporada invernal trae consigo muchas festividades, también puede generar la llamada “depresión decembrina”, técnicamente identificada como trastorno afectivo invernal, desencadenado por diversas causas, como el cierre de un ciclo; no haber logrado ciertas metas; la pérdida de un ser querido, la pérdida de un trabajo; estar lejos de la familia, así como factores ambientales. Los síntomas pueden ser aislamiento, baja del estado anímico, pérdida del placer de actividades que antes se disfrutaban y en algunos casos  trastornos dietéticos. (3)

“Un conjunto cada vez mayor de literatura en nutrición muestra que la microbiota intestinal influye en la formación de una variedad de trastornos psiquiátricos, incluidos el trastorno depresivo mayor”, sostiene un equipo de científicos en la Harvard Review of Psiquiatry, y varios estudios con grupos poblacionales han demostrado que las personas que comen más alimentos ricos en nutrientes reportan sentir menos depresión y mayores niveles de felicidad y bienestar mental.  

Médicos, nutriólogos y especialistas recomiendan comer abundantes frutas, verduras, cereales integrales, pescado, aceite de oliva, lácteos bajos en grasa y antioxidantes, y disminuir el consumo de cigarrillos, alcohol, productos elaborados con azúcares o harinas agregadas y grasas animales, además de aumentar la actividad física para ayudar, entre otros factores, a reducir el riesgo de padecer depresión. (4)

En el mismo sentido, para la directora del Food & Mood Centre en la Universidad Deakin, en Australia, y presidenta de la Sociedad Internacional para la Investigación de la Psiquiatría Nutricional, Felice Jacka, si bien únicamente comer ensalada no va a curar la depresión, aumentar el consumo de plantas y alimentos saludables, sí puede hacer mucho por levantar el ánimo y mejorar la salud mental.

Fuentes

  1. La comida modifica tu estado de ánimo. The New York Times. https://www.nytimes.com/es/2021/05/25/espanol/comida-estado-animo.html
  2. Asociación entre hábitos alimentarios y depresión: Una revisión sistemática. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9828042/
  3. Depresión decembrina, es una baja de ánimo transitoria: psicólogo universitario. https://dcs.uas.edu.mx/noticias/2240/depresion-decembrina-es-una-baja-de-animo-transitoria-psicologo-universitario#:~:text=
  4. Dieta y depresión. https://www.health.harvard.edu/blog/diet-and-depression-2018022213309#:~:text=A%20dietary%20pattern%20characterized%20by%20a%20high%20consumption%20of%20red,an%20increased%20risk%20of%20depression.%22

La alimentación sí puede influir en tu salud mental

  • Las personas que ingieren rutinariamente productos ultraprocesados tienen mayor probabilidad de desarrollar depresión o ansiedad.

Entre 2001 y 2022, 9.2% de la población mexicana tuvo un trastorno depresivo, según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (ENEP), una problemática que se asocia cada vez más a la dieta de las personas, en especial al consumo en exceso de alimentos ultraprocesados. (1)

Una investigación reciente que observó a más de 10 mil adultos, publicada por la revista Public Health Nutrition de la Universidad de Cambridge, consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), reportó que las personas que consumieron de manera rutinaria alimentos ultraprocesados fueron significativamente más propensas a reportar depresión leve, así como más ansiedad. (2)

“Un buen estado nutricional es muy importante para la salud mental y para el mantenimiento de las conexiones cerebrales, a fin de que las neuronas se mantengan sanas, protegidas y en equilibrio”

Jaime Rodrigo Silva

Dicho estudio advierte que las enfermedades mentales, incluidas la depresión y la ansiedad, se encuentran entre las principales causas de morbilidad, discapacidad y mortalidad, y que los patrones dietéticos pueden influir de manera significativa. Por ejemplo, las dietas deficientes que carecen de nutrientes esenciales, tienen un índice glucémico alto y un elevado contenido de azúcares agregados que pueden provocar síntomas adversos.

Por su parte, la revista médica mensual de la Asociación Médica Estadounidense, JAMA Neurology, señala que las personas que consumen diariamente este tipo de productos ultraprocesados presentaron una tasa de deterioro cognitivo global 28% más rápida, así como una tasa de disminución de la función ejecutiva en un 25%.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a las tensiones de la vida, darse cuenta de sus habilidades, aprender bien, trabajar bien, así como contribuir a su comunidad. 

“Un buen estado nutricional es muy importante para la salud mental y para el mantenimiento de las conexiones cerebrales, a fin de que las neuronas se mantengan sanas, protegidas y en equilibrio”, asegura el psicólogo Jaime Rodrigo Silva, del programa Vivir liviano, de Clínica Alemana, quien apunta, además, que tener una dieta saludable –como la Mediterránea-, consumir alimentos integrales, con ácidos grasos Omega-3 y antioxidantes, reduce el riesgo de depresión.

Y, por el contrario, afirma, el consumo de ácidos grasos trans, de comida rápida –que desplaza la ingesta de otros alimentos más nutritivos-, las dietas restrictivas o los productos de bollería industrial –como dulces y galletas-, se asocian a un mayor riesgo de enfermedades mentales o bajos estados de ánimo. (3)

Fuentes

  1. Síntomas depresivos y atención a la depresión (Instituto Nacional de Salud Pública). https://www.insp.mx/avisos/sintomas-depresivos-y-atencion-a-la-depresion
  2. Cross-sectional examination of ultra-processed food consumption and adverse mental health symptoms. Cambridge University Press: 28 July 2022. https://www.cambridge.org/core/journals/public-health-nutrition/article/crosssectional-examination-of-ultraprocessed-food-consumption-and-adverse-mental-health-symptoms/CD2C496A199CAB4A9056C00DB5F8AFDE
  3. Cómo una buena alimentación cuida tu salud mental. https://www.clinicaalemana.cl/articulos/detalle/2020/como-una-buena-alimentaci%C3%B3n-cuida-tu-salud-mental

Mexicanos, campeones en consumo de calorías 

  • Productos ultraprocesados como galletas, pasteles, snacks, salsas, caramelos, cereales endulzados y yogures, los preferidos.

México se ubica como el país que compra más calorías al día, a nivel global, con un promedio de mil 928 calorías per cápita, lo que significa 380 calorías más de las que adquiere una persona estadounidense y por arriba del consumidor mundial, que compra 765 calorías diarias, de acuerdo al informe Passport: Nutrition de la firma Euromonitor, que señala también, que en nuestro país el 40% de las calorías compradas provienen del pan industrializado.

Asimismo, especialistas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán detallaron que cada mexicano compra 212 kilogramos de alimentos industrializados al año; ubicándose como el país con la mayor venta y distribución de productos ultraprocesados en América Latina y el cuarto consumidor a nivel mundial. 

Por su parte, un documento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre alimentos y bebidas ultraprocesadas en América Latina, consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), revela que los principales productos ultraprocesados de los que los mexicanos obtienen más calorías son las galletas, pasteles, snacks, salsas, caramelos, cereales endulzados, bebidas azucaradas y yogures. (1)

También, un reportaje especial de la revista National Geographic destaca que los mexicanos consumen hoy casi el doble de azúcares y grasas que hace 50 años. 

Este contexto, refiere la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO), deriva de los cambios dietéticos provocados por la urbanización y sus efectos como son los nuevos patrones de trabajo y ocio. “Se observa una dieta de mayor densidad energética con un papel más importante para las grasas y los azúcares añadidos en los alimentos, una mayor ingesta de grasas saturadas (principalmente de fuentes animales), así como una reducción de carbohidratos complejos y fibra dietética, y menor consumo de frutas y verduras”. (2)

Respecto a los efectos adversos del consumo excesivo de productos ultraprocesados, un artículo publicado en la revista científica Cell Metabolism sostiene que estos facilitan comer en exceso, así como el desarrollo de la obesidad, que “puede resultar en un comportamiento alimentario patológico al ​​distorsionar la señalización intestino-cerebro”. 

Y de acuerdo al sitio Harvard Health Publishing, para mejorar la salud y equilibrar el consumo de calorías, los especialistas recomiendan estrategias como la reducción de porciones. Sin embargo, dicha táctica se complica con los productos ultraprocesados –aseguran-, pues aún en cantidades pequeñas pueden rebasar el límite de calorías recomendadas. 

De igual manera, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene recomendaciones de ingesta calórica con la finalidad de evitar lo que considera un “aumento de peso malsano” y a pesar de que sostiene que depende del sexo, edad y peso, especialistas hacen un cálculo genérico: entre mil 600 y 2 mil calorías al día para las mujeres, y para los hombres entre 2 mil  y 2 mil 500. (3)

Fuentes

  1. Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: ventas, fuentes, perfiles de nutrientes e implicaciones. https://iris.paho.org/handle/10665.2/51523
  2. Global and regional food consumption patterns and trends. FAO. https://www.fao.org/3/ac911e/ac911e05.htm
  3. Alimentación sana. OMS. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet

Mermeladas, crema de maní o de chocolate, untables que contribuyen a la obesidad en México

  • Aun en pequeñas cantidades desbalancean las dietas, por su alto contenido de azúcares y grasas.


Ciudad de México a 16 de diciembre de 2020.- Las mermeladas, crema de chocolate, de maní o mantequillas han sido señalados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como productos ultraprocesados que, por su composición nutrimental, deben ser consumidos con moderación, ya que contienen exceso de azúcares, grasas y grasas saturadas.

Este tipo de untables, aún ingeridos en pocas cantidades y como acompañamiento de otros alimentos, desbalancean las dietas y contribuyen al desarrollo de obesidad y sobrepeso.

Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), refieren que este tipo de comestibles están en el top 10 de productos ultraprocesados que contribuyen a la sobreingesta de azúcares en niños (1).

Por ejemplo, dos rebanadas de pan con crema de avellanas con cacao contienen 24 gramos de azúcar, lo cual representa casi la totalidad de la ingesta diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que es de 25 gramos.

Para dar aún más contexto, 100 gramos de Nutella aportan 52.5 gramos de azúcar y 31.7 de grasas, de acuerdo a un análisis de la Procuraduría Federal del Consumidor (2). Este tipo de productos tienen 4 veces más azúcar que avellana (1).

De igual forma, las mermeladas y cajetas contienen exceso de azúcares. Una dieta alta en estos nutrientes hace que las personas, además de tener problemas con el control de su peso, estén en peligro de desarrollar otros padecimientos como diabetes y caries dentales (3).

Análisis elaborados por el Laboratorio de la Procuraduría Federal del Consumidor indican que las mermeladas existentes en nuestro país pueden contener de 1.7 gramos, en el caso de las bajas en este ingrediente, hasta 59.5 gramos de azúcar; mientras que las cajetas incluyen entre 38.5 a 55.5 gramos por cada 100 del total. (4)

Cabe resaltar que otros untables, que no son dulces, también exceden el contenido de nutrientes críticos. La mantequilla, por ejemplo, contiene un 58% de grasas saturadas (5). De hecho, para ser denominadas como tal, este producto debe contener más de 80% de dicho nutriente y en México las variedades existentes son entre 81% y 100% grasas (6).

El mercado de ultraprocesados untables en México


En nuestro país, el mercado de las cremas de chocolate para untar es el más dinámico, según datos del departamento de agricultura de Estados Unidos, este creció un 18% en 2015 (7).

El sector de mermeladas y preservas ha registrado un crecimiento constante de 2010 a 2015. Las ventas pasaron de 3 mil 312 millones de pesos a 5 mil 017 millones de pesos en ese periodo.

Respecto a las cremas de avellana para untar, este sector pasó de generar 239 millones de pesos a 774 millones en 2015. 

Según la OPS, las ventas en esta categoría de alimentos ultraprocesados se mantendrían constantes en el periodo entre 2015 y 2019.

De acuerdo con datos de Euromonitor, la marca líder en el segmento de untables dulces es McCormick, con su línea de mermeladas.

Fuentes: 

  1. Action on Sugar, 2017. Sweet Spreads.
  2. Revista del consumidor, marzo 2016.
  3. NHS. Azúcar, los hechos.
  4. Laboratorio Profeco Análisis sobre mermelada y Cajeta.
  5. Ministerio de Salud de Costa Rica. Guías alimentarias para la educación nutricional.
  6. PROFECO, 2020. Revista del consumidor de junio 2020.
  7. Departamento de Agricultura de Estados Unidos, 2015. Reporte de Ingredientes en alimentos procesados en México.

Etiquetado a bebidas y alimentos ultraprocesados no debe ser una medida aislada

●      Debe ser una de las muchas acciones necesarias para combatir el sobrepeso y la obesidad.

27 de septiembre de 2020 .-  A días de que entre legalmente en vigor en México la Norma-051 que establece las reglas del etiquetado frontal en bebidas y alimentos ultraprocesados con el objetivo de que los consumidores identifiquen cuáles de ellos tienen exceso de azúcares, sodio, grasas saturadas, calorías y grasas trans, el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), consultó estudios que demuestran que  la medida será lo suficientemente exitosa , solo si es acompañada de campañas educativas, impuestos especiales etiquetados a programas de prevención, fomento de actividades físicas y contención de ambientes obesogénicos.

Hay que recordar que las medidas de etiquetado frontal han sido impulsadas por distintas entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Estas han sido adoptadas por países desde principios de la década de 1980, aunque es en tiempos recientes que estas han comenzado a ser modificadas de acuerdo al nuevo entendimiento de la obesidad y el rol de la mala dieta en ellas.

A nivel mundial y según cifras de 2016, mil 900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. De acuerdo con datos de la OMS, desde 1975 la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo por lo que se ha convertido en uno de los mayores retos en cuanto a políticas públicas de salud en cualquier país del mundo.

Contexto global

En el mundo existen diferentes tipos de medidas y etiquetados, el adoptado por México es el de señalización de productos “altos en…” para referirse a los nutrientes críticos señalados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS. Este modelo es parecido al aplicado desde 2016 en Chile, el cual, según los primeros resultados, ha logrado mayor entendimiento de información nutrimental entre la población, con 48.1% de ella realizando una comparación de los sellos al momento de la compra (1).

Otros tipos de señalización son los semáforos de la salud, adoptados por países como Ecuador y Reino Unido. Estos consisten en alertas codificadas por color de acuerdo a su contenido de grasas, azúcares y sodio. Este tipo de etiquetado permiten al consumidor rápidamente saber cuáles de estos ingredientes críticos están presentes en un producto en específico.

En Ecuador los resultados de esta práctica han sido mixtos: aunque se ha registrado una disminución en yogures endulzados, altos en azúcar, también se ha visto un aumento en la compra de productos “light”, especialmente de refrescos. Estos últimos contienen edulcorantes que no son saludables (2).

En Australia se utiliza un sistema llamado “Health Star Rating”, el cual emplea un algoritmo para dar una calificación al producto, de acuerdo a su contenido de ingredientes potencialmente nocivos. La implementación de este modelo es voluntaria para la industria, aunque gran parte de ella se ha sumado a la iniciativa.

Dicho sistema ha arrojado buenos resultados en cuanto al conocimiento y actitudes de los consumidores. 84% de ellos lo conocían y 76% creen que es fácil de usar y comprender. Por otra parte, 88% reportaron que aun con el sistema, seguirán comprando los mismos productos (3).

En países nórdicos como Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia el modelo adoptado es el “keyhole system” o sistema de llave. Este indica los productos cuya composición es más saludable mediante un símbolo de llave verde en el empaque para los alimentos que cumplan con indicaciones de grasas, sodio y componentes como granos enteros y fibra.

Con esta medida, los resultados fueron una reducción del 40% en el consumo de grasas saturadas y un 9% en azúcares (4).

Contexto mexicano

En México, fue el 5 julio de 2019 cuando se presentó ante la Cámara de Diputados la iniciativa para reformar la Ley General de Salud en materia de etiquetado, misma que se  aprobó el 1 de octubre para luego llegar a la Cámara de Senadores, en donde se validó el 22 de octubre para posteriormente publicarse en el Diario Oficial de la Federación el 8 de noviembre, del año pasado.

Derivado de ese proceso se publicó el 27 de marzo del 2020 la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051), la cual entra en vigor este 1 de octubre. Destaca que las empresas y marcas tienen hasta el 30 de noviembre para hacer las modificaciones pertinentes ya que a partir del 1 de diciembre la Procuraduría Federal del Consumidor y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios sancionará a quienes incumplan.

El nuevo etiquetado frontal reemplaza a las Guías Diarias de Alimentación (GDA). Entre los argumentos para hacer dicha transición están que las guías eran poco entendibles para la mayor parte de la población, además de que se requería tiempo y conocimientos para poder hacer las equivalencias entre calorías recomendables diarias y las contenidas. (5).

Aunque en productos ultraprocesados el etiquetado es un factor que puede lograr que el consumidor opte por opciones más saludables, de acuerdo con la FAO este hecho no garantiza su efectividad, pues se requiere que el consumidor disponga, por un lado, del tiempo y paciencia para leerlos y por otro, es difícil que el valor nutricional predomine por encima de un hábito o preferencia. (6)

Para poner en perspectiva lo anterior, el estudio “Front Pack Nutritional Labelling Schemes”, consultado por LabDO, reúne y analiza 14 investigaciones recientes en torno al tema del etiquetado frontal. En este se afirma que, aunque las etiquetas de “alto en” parecen ser más efectivas entre las personas (7), es difícil aseverar que por sí mismo resuelve el padecimiento de 75% de los mexicanos.

Ante este panorama, es imprescindible insistir en el diseño de estrategias integrales para combatir la “otra pandemia”.

Fuentes:

1.       Ministerio de Salud Chileno, 2019, Evaluación de Ley de Alimentos Noº 20.606.

2.       Díaz AA, Veliz PM, Rivas-Mariño G, Vance Mafla C, Martínez Altamirano LM, Vaca Jones C. Etiquetado de alimentos en Ecuador: implementación, resultados y acciones pendientes. Rev Panam Salud Publica. 2017;41:e54.

3.       Maganja D, Buckett K, Stevens C, Flynn E. Consumer choice and the role of front-of-pack labelling: the Health Star Rating system. Public Health Res Pract. 2019;29(1):e2911909.

4.       Nordic Co-operation. Celebrating Keyhole: Nordic Council of Ministers promotes healthy eating in the Nordic Region.

5.       Vargas-Meza J, Jáuregui A, Pacheco- Miranda S, Contreras-Manzano A, Barquera S. (2019) Front-of-pack nutritional labels: Understanding by low- and middle-income Mexican consumers. PLoS ONE 14(11): e0225268.

6.       FAO, 2017.El etiquetado de alimentos en América Latina y el Caribe, ¿intervencionismo o lucha necesaria contra la malnutrición?

7.       Crocker et al, 2020. Front of pack nutritional labelling schemes: a systematic review and meta‐analysis of recent evidence relating to objectively measured consumption and purchasing. Journal of Human Nutrition and Dietetics, 2020; 33.

Positivo IEPS a refrescos; urge considerar a papitas, galletas y pastelitos

  • La política fiscal debe incluir el universo completo de productos con excedente de nutrientes críticos.

Ciudad de México a 06 de septiembre de 2020.- Generar una política fiscal que de verdad combata la obesidad, pasa por ampliar el análisis para incluir en el debate del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) a todas las industrias y productos ultraprocesados que en la última década han causado estragos en la salud pública.

Reconocer que la obesidad es un problema multifactorial en el país, es el primer paso para diseñar estrategias que tomen en cuenta impuestos globales a bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, activación física y campañas educativas.

El planteamiento del Congreso de la Unión de aumentar el IEPS a refrescos debe ampliar el análisis sobre qué otras industrias y productos, con base en la evidencia científica, deben tener este impuesto especial.  

La Organización Panamericana de la Salud es enfática al respecto: las bebidas azucaradas aportan un tercio (28%) de todas las calorías provenientes de productos ultraprocesados consumidas en Latinoamérica. Y el 72% restante proviene de los alimentos procesados, que contienen azúcares, altas cantidades de grasa y sodio, en un contexto en donde México mantiene un consumo alarmante, pues somos el mercado minorista de snacks más grande en la región y el de mayor crecimiento esperado.

La misma OPS, en información que ha sido retomada por el Instituto Nacional de Salud Pública, advierte que en el país se consumían 214 kg de alimentos ultraprocesados por persona en 2014, en los últimos datos disponibles. Esta circunstancia nos coloca en el primer lugar en América Latina. En México, las industrias de las papas fritas, galletas y snacks son de las más importantes, sobre todo entre niños de 5 a 11 años de edad, quienes las consumen regularmente, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud 2018, la más reciente disponible.

De igual manera, a nivel nacional se ha seguido la tendencia estadounidense donde hasta un 40% de la población ha sustituido comidas completas por snacks, botanas y dulces, de acuerdo con información del Tetra Pak Equity Tracking 2019, retomada por Milenio. Lo anterior serviría para explicar los crecientes índices de obesidad y otras enfermedades con componentes metabólicos como la hipertensión y la diabetes en el país.

Para poner lo dicho en perspectiva basta con decir que los mexicanos registran la adquisición más alta de artículos de uso masivo en el mundo, especialmente en snacks, botanas y dulces, conforme a lo publicado por el estudio Brand Footprint.

En las principales ciudades mexicanas, donde el problema de la obesidad es más grave, el mercado de “snacks” sumó un valor de más de 53 mil millones de pesos según datos de Kantar Worldpanel. Si dividimos esta cantidad entre la población mexicana, representa un gasto de más de 417 pesos por persona en estos papitas, galletas o pastelillos.

En lo que refiere a cárnicos, aunque estos han sido señalados por la Organización Mundial de la Salud como cancerígenos y aunque contienen altas cantidades de sal y grasas dañinas, su consumo fue de 973 mil toneladas durante 2018, de acuerdo a lo indicado por Comecarne, lo que equivale a alrededor de 7.5 kilos por persona al año.

Los productos preferidos en esta área son los jamones y salchichas de pavo, que han sido señalados por la Profeco por no llegar a los grados nutricionales recomendados y, en algunas ocasiones, contener otras fuentes de proteína no señaladas.  

Tanto la Organización Mundial de la Salud como la Organización Panamericana de la Salud han alertado en numerosas ocasiones sobre las tendencias de consumo de estos productos, que incluyen por lo menos 21 industrias, entre ellas la refresquera y de bebidas azucaradas.

Por ello, es positivo que la política fiscal contemple, un aumento del IEPS a refrescos y bebidas azucaradas, y que además   se aplique el impuesto especial a alimentos ultra procesados, hipercalóricos, comidas rápidas y suplementos dietarios con bajo aporte nutricional que más inciden en el sobrepeso y la obesidad de los mexicanos para que, con base en datos y evidencia científica, se establezcan políticas públicas encaminadas a reducir estas tendencias.

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