Un sistema alimentario seguro debe ser abordado de manera multisectorial: Livia Zamora Contreras

  • La inseguridad alimentaria empeora la dieta de las personas, al presentarse diversas situaciones de malnutrición.

El sistema alimentario seguro, en el que se garantice la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y utilización de los alimentos, es un desafío muy complejo que debe ser abordado de forma multisectorial, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la licenciada en Nutrición y maestra en Ciencias Alimentarias, Livia Natalia Zamora Contreras. 

En este contexto, la docente y responsable del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional Región Xalapa, de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana, hizo referencia a los cuatro pilares en los que se fundamenta la seguridad alimentaria.

El primero, explicó, habla sobre la disponibilidad de los alimentos principalmente los de la canasta básica, lo cual se refiere a la producción y existencia para su consumo; el segundo es sobre la accesibilidad, lo que significa  que estén a la disposición, en todo momento, para que las personas tengan acceso físico y económico para poder comprarlos.

La aceptabilidad y consumo son las características del tercer pilar, el cual es un poco más complicado porque en él se mezclan diversos factores, como los patrones de consumo, las costumbres, la escolaridad, así como los conocimientos y concepciones que tienen las personas acerca de los alimentos; en tanto que el cuarto pilar es el referente a su utilización y aprovechamiento biológico, lo cual tiene que ver con los efectos o problemáticas y enfermedades que surgen a partir de ingerirlos, detalló.

Por ello, consideró que cualquier estrategia para combatir la inseguridad alimentaria debe tener un enfoque transdisciplinario, donde estén involucrados diversos equipos y que se realice un trabajo intersectorial. 

La especialista apuntó que en las diferentes regiones se puede manifestar incertidumbre con la afectación de algún pilar, al observarse fenómenos como la volatilidad y alza en los precios de los alimentos de la canasta básica, así como la dificultad para tener acceso a ellos, lo cual puede derivarse de desastres naturales, estados de sequía, pérdida de la producción de los alimentos, además de los desperdicios que surgen a partir de su procesamiento, manejo, transporte y almacenamiento. 

“La transición alimentaria y nutricional que hemos padecido tiene una infinidad de determinantes, tanto económicos, políticos, sociales y culturales”, puntualizó.

En un estudio reciente acerca del estado de la seguridad alimentaria realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2020, precisó, se menciona que hay 690 millones de personas que padecen hambre en el mundo, lo que representa aproximadamente el 8.9% de la población mundial.

Y, derivado de la pandemia por Covid-19 –continuó-, a todos los efectos que se están presentando, principalmente económicos, podrían sumarse entre 83 y 132 millones más de habitantes que se encuentran subalimentados o padeciendo algún tipo de hambre. 

Asimismo, la especialista reconoció que la inseguridad alimentaria empeora la dieta de las personas, pudiéndose presentar situaciones de malnutrición, en sus diversas formas, que pueden ser estados de desnutrición, por carencia de alimentos o de nutrientes, así como también la contraparte: sobrepeso, obesidad y todas las enfermedades que derivan de estos padecimientos. 

En México por ejemplo, precisó, una de las varias consecuencias de la inseguridad alimentaria es la obesidad y el sobrepeso. “Según algunos datos, en 2018, aproximadamente el 75.2% de las y los adultos mexicanos de 20 años o más padecen sobrepeso y obesidad y con ello se observa que se está reflejando la inseguridad alimentaria en los ciudadanos” agregó.

Por otro lado, la experta habló sobre la tarea que lidera desde el Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional Región Xalapa, de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana, el cual se conformó desde el año 2011 y surgió a partir de la necesidad de realizar un diagnóstico integral de la situación alimentaria en el ámbito local. 

Toda la información que se genera desde las diferentes dependencias gubernamentales e instituciones privadas es recolectada y sistematizada para elaborar diagnósticos integrales, explicó, y con ello, el observatorio pone a disposición del público en general, investigadores y, principalmente, de los tomadores de decisiones, herramientas visuales, a partir del mapeo de los 212 municipios que integran a Veracruz, donde se puede ver el comportamiento de los diferentes indicadores de los pilares de la seguridad alimentaria.

Uno de los proyectos del Observatorio que destacan es el mapa que permitirá visualizar con indicadores específicos, cuáles son los municipios más vulnerables en sufrir inseguridad alimentaria y nutricional, en el estado de Veracruz, y el cual está previsto sea un método para evaluar las estrategias de alimentación, que se implementen en la entidad, concluyó.

Conoce más sobre el trabajo del Observatorio en Seguridad Alimentaria y Nutricional.

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