Aun en su corta edad, los menores con sobrepeso u obesidad pueden padecer también colesterol alto, trigliceridemia y malnutrición que, a la larga, representará una persona adulta con una reducción importante en su calidad de vida.
Lo anterior lo señaló, en entrevista exclusiva para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), el licenciado en Nutrición Felipe de Jesús Anguiano Vázquez.
“Lo grave aquí es que estas enfermedades comienzan a aparecer desde pequeños, por ejemplo, con la obesidad se puede padecer diabetes tipo 2, hipertensión o dolores articulares; un niño que desde pequeña edad comienza a padecer sobrepeso, sus rodillas no se desarrollan adecuadamente, sus huesos y articulaciones se ven afectados, lo cual, a la larga, puede provocar que el menor, cuando sea un adulto esté enfermo y también pueda ocasionarle problemas económicos, culturales, psicológicos y sociales”, explicó.
Al referirse a los riesgos en la salud física que sufre este grupo poblacional, el experto sostuvo que también están los de tipo emocional, donde se puede estar expuesto a depresión, ansiedad y baja autoestima. “Estos pueden ser más peligrosos, porque si un menor la manifiesta, difícilmente va a aceptar un cambio en su alimentación, sobre todo si ésta representa, para él o ella, un desahogo de sus problemas; muchas veces alimentarnos resulta satisfactorio y nos ayuda a olvidarnos un poco de nuestros problemas, pero si el niño utiliza esa alimentación como algo para alejarse de sus problemas, puede llevarle a tener otros inconvenientes”, añadió.
Respecto a las acciones que se pueden impulsar por los padres de los infantes, en el ámbito escolar y las autoridades, el especialista indicó que los responsables de las y los niños, más que preocuparse por la alimentación de sus hijos, deben ocuparse de ello, lo cual puede resultar complejo por el tema laboral.
En el tema de las escuelas, continuó, se debe tener más control en la venta de alimentos dentro de los planteles escolares, además de promover mayormente la práctica de actividad física, lo cual puede ayudarle, además, en aspectos como la socialización y el desarrollo, entre otros.
Y por parte de los gobiernos, estimó oportuno favorecer la creación y desarrollo de políticas encaminadas a la mejora de la salud o a la prevención de la salud de los niños. En la medida en que se pueda trabajar juntos y se propicien espacios o ambientes saludables, los menores tendrán mayores oportunidades de elegir la mejor opción.
Entre las estrategias para la prevención de esta condición, el también colaborador del proyecto de Capacidad Funcional del Programa estatal Recrea, Escuela para la Vida, donde se mide, evalúa y determina el estado de bienestar físico y nutrimental de las niñas, niños y adolescentes del estado de Jalisco, dijo que éstas pueden ser sencillas, pero a la vez, complicadas, como establecer rutinas de actividad física para niñas y niños, y trabajar un plan de educación en nutrición encaminado a ellos, donde puedan identificar lo que es una alimentación saludable y lo que puede representarles en su futuro.
Por último, explicó que uno de los factores que más afecta la vida de los infantes que padecen sobrepeso y obesidad es la estigmatización, la cual se da, principalmente, entre niños y en los contextos escolares, donde es bastante común ver que los estudiantes menores empiezan a señalar a sus compañeros con sobrepeso u obesidad, sobre todo, cuando están en una clase de educación física y no pueden realizar algunas actividades, entonces se suelen burlar de él o de ella y ridiculizarles, y esto puede afectarles y generarse un círculo vicioso.