- En los últimos años se han observado esfuerzos en todo el mundo que buscan atajar las consecuencias de este padecimiento.
Ciudad de México a 11 de septiembre de 2020.- A nivel mundial, son cada vez más los países que adoptan medidas para disminuir las tasas de sobrepeso y obesidad y sus efectos en la salud como diabetes, hipertensión y otras Enfermedades No Transmisibles (ENT).
Las acciones para revertir la epidemia del sobrepeso han tenido, en distintas latitudes, aproximaciones y enfoques diversos, con respuestas creativas, en ocasiones asertivas, para enfrentar esta problemática
Dinamarca, por ejemplo, instauró en 2011 un impuesto a las grasas, convirtiéndose en el primer país en hacerlo a nivel mundial. Este impuesto preveía un aumento de 2.15 euros a los alimentos con grasas saturadas. Si bien el experimento duró solo un año, los datos muestran que se obtuvieron beneficios tanto recaudatorios como en la disminución del consumo de estos productos. En el corto plazo, se logró reducir entre un 10 y 15% su compra.
En Hungría, el problema era generado por los altos índices de consumo de sal y productos procesados, así como por el hecho de que cerca de dos terceras partes de su población padecían obesidad. Como respuesta, se decidió imponer una tasa a alimentos como mermeladas, bebidas azucaradas, condimentos, así como snacks salados y dulces. Las razones para ello eran dos: conseguir más recursos económicos para el sector salud y animar a las industrias a reformular sus productos. En este país también se generaron impactos positivos, pues se logró reducir su consumo en 27% en el corto plazo y se recaudaron 61.5 millones de euros en los primeros dos años.
Los ambientes escolares son ideales para promover programas de nutrición que fomenten una alimentación correcta. Entre los países que han adoptado medidas de apoyo a las dietas infantiles se cuenta a Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y la Unión Europea. Esta última estableció desde noviembre de 2008 un subsidio para proveer frutas y verduras gratis a niños en las escuelas. A cambio, las instituciones educativas deben enseñar a los niños sobre buenos hábitos alimenticios como parte de sus programas de acompañamiento. De esta forma, se desincentivan las dietas desbalanceadas desde la infancia.
En Nueva York, la política adoptada se orientó a reducir las grasas trans en alimentos y, sobre todo, en lo que se come en restaurantes. Desde 2006, la ciudad le declaró la guerra a este elemento de cocina, prohibiendo que estos lo usaran y obligando a que se declarara el número de calorías en los menús. Tres años después de la entrada en vigor de esta medida, se logró que el número de restaurantes usando grasas trans se redujera del 50% a menos del 2 por ciento.
En Latinoamérica, Chile está a la vanguardia en lo referente a políticas públicas para desincentivar el consumo de productos con exceso de nutrientes críticos. Este país, al igual que México, instauró un impuesto a las bebidas azucaradas. En 2014, este aumentó del 13% al 18% por ciento. Argentina ya se encuentra discutiendo la posibilidad de decretar un etiquetado frontal como el recomendado por la Organización Panamericana de la Salud en sus alimentos chatarra, mientras que en Colombia este ya ha sido adoptado.
Sin embargo, ninguna iniciativa tiene éxito sino es parte de políticas públicas integrales que contemplen educación, ejercicio, programas preventivos, información y orientación adecuada para un consumo responsable.
Fuentes:
- Organización Mundial de la Salud, 2017, Políticas fiscales para mejorar dietas y prevenir las enfermedades no transmisibles; de recomendaciones a acciones
- Organización Mundial de la Salud Europa, 2015, Usar políticas de precios para promover dietas más sanas