- El trastorno por atracón es el más frecuente entre los adolescentes, en México
La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo físico y emocional, pero también un periodo especialmente vulnerable a los trastornos alimenticios como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón.
De acuerdo con la Dra. Griselda Galván Sánchez, psiquiatra especializada en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), estas enfermedades no pueden atribuirse a una única causa; son el resultado de una interacción compleja de múltiples factores, lo que convierte a cada caso en una situación única.
Entre las señales de alarma que pueden indicar la presencia de un trastorno alimenticio, señaló la especialista en entrevista exclusiva con el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), se encuentran los cambios evidentes en los hábitos de alimentación.
Por ejemplo, mencionó, un adolescente puede comenzar a mostrar una preocupación excesiva por las calorías o evitar alimentos que antes consumía con gusto. También, es común que desarrolle un interés repentino por el ejercicio físico o que haga comentarios negativos sobre ciertos alimentos y su impacto en el peso. Estas actitudes suelen ir acompañadas de una alta sensibilidad hacia las críticas relacionadas con la apariencia física, lo que refuerza la necesidad de prestar atención a estos comportamientos, destacó.
La Maestra en Ciencias Médicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destacó que las experiencias relacionadas con dietas restrictivas, problemas de autoestima o presiones culturales hacia la delgadez son particularmente influyentes. Asimismo, las relaciones familiares conflictivas, las personalidades perfeccionistas o impulsivas, y entornos altamente controladores pueden predisponer a los adolescentes a desarrollar estas enfermedades.
Sin embargo, aclaró que estos factores no son causas directas. Los comentarios despectivos sobre el peso, las relaciones violentas o las crisis emocionales, por ejemplo, actúan más bien como detonantes que exponen la vulnerabilidad preexistente de la persona.
En México, precisó, el trastorno por atracón es el más frecuente entre los adolescentes, afectando entre el 1.6% y el 1.8% de la población en zonas metropolitanas. Dicho padecimiento se caracteriza por el consumo rápido y compulsivo de grandes cantidades de comida, acompañado de una sensación de pérdida de control, malestar emocional y síntomas de ansiedad o depresión.
Y a pesar de que la bulimia nerviosa es otro trastorno común, refirió, muchos casos permanecen sin diagnosticar debido a la falta de búsqueda de ayuda profesional, lo que sugiere que la prevalencia podría ser significativamente mayor, subrayó.
La percepción de los adolescentes sobre la alimentación saludable también juega un papel crucial en la relación que desarrollan con la comida. Al respecto, la doctora Galván explicó que, en muchos casos, los jóvenes son educados bajo la influencia de la llamada “cultura de la dieta”, que clasifica a los alimentos como buenos o malos y promueve una obsesión por evitar el azúcar, las grasas y otros elementos clave para una nutrición equilibrada. Esta narrativa no solo distorsiona el verdadero valor nutricional de los alimentos, sino que también fomenta actitudes restrictivas que afectan tanto la salud física como la mental.
En este contexto, la especialista enfatizó la importancia de educar a los adolescentes desde una perspectiva de equilibrio. La alimentación debe entenderse como una herramienta para el autocuidado, evitando extremos que puedan derivar en obsesiones o patrones descontrolados, dijo, toda vez que no se trata de restringir o prohibir ciertos alimentos, sino de aprender a nutrirse de manera adecuada y de acuerdo con las necesidades individuales, siempre considerando el balance entre la salud física, emocional y social, indicó.
“No hay alimentos que engorden, lo que engorda es frecuencia y cantidad y más bien tenemos que aprender a nutrirnos de una forma adecuada y de acuerdo a las necesidades de cada una de las personas”, agregó.
Para quienes enfrentan un trastorno alimenticio, la experta resaltó la importancia de buscar tratamiento especializado, el cual debe incluir orientación para la familia, con el objetivo de establecer límites saludables en torno a la comida, evitar restricciones extremas y fomentar hábitos que reduzcan las posibilidades de conductas perjudiciales. “Solo con un enfoque integral y basado en evidencia es posible abordar estas condiciones de manera efectiva”.