- El proceso de alimentos tiene efectos en distintos ámbitos.
La importancia de la buena alimentación debe pensarse desde varias perspectivas: ser saludable y amigable, pero no solo para las personas, sino también para los demás seres vivos y el planeta, aseguró el licenciado en Nutrición, maestro en Ciencias de la Salud Pública y doctor en Ciencias de la Salud Pública, Oscar Loreto Garibay.
En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), explicó que esto tiene que ver con una acción que tenga mayor y mejor impacto para nosotros y para el planeta y uno menor de las cosas nocivas, lo cual implica pensar en toda la cadena de la alimentación: producción, transporte, almacenamiento, consumo e, incluso, la producción de desechos en todo momento.
“Frecuentemente caemos en la costumbre de que cuando se habla de buena alimentación, simplemente se piensa en calorías, proteínas, grasas, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales, pero se debe abrir un poco más la perspectiva de que la buena alimentación no solo es de nutrimentos, sino del proceso de los alimentos y que va a tener un efecto”, señaló.
En este contexto, el especialista también hizo referencia a los factores que inciden en los altos niveles de sobrepeso y obesidad en la población mexicana, situación que es multifactorial. Algunos de ellos –agregó- tienen que ver con la alimentación y la falta de actividad física, y dentro de la primera, todo lo relacionado con el hogar, la preparación de alimentos, la cultura alimentaria, los costos y la industria.
Incluso, continuó, habría que reconocer otro aspecto que tal vez no se toma mucho en cuenta, pero que también podría afectar la manera en cómo nos alimentamos en nuestros hogares, que es la guerra que se tiene entre Rusia y Ucrania y que ha afectado en el transporte y la venta de combustibles, lo cual impactará de una u otra manera durante el proceso.
De igual manera, destacó, hay tres aspectos relacionados con el combate al sobrepeso y la obesidad: la responsabilidad personal, que tiene que ver con las decisiones al elegir el tipo de alimentación; el compromiso y deber gubernamental, porque son ellos quienes deben favorecer las buenas conductas y restringir las nocivas, y por último, la tarea corporativa de ofrecer la mejor alternativa para la población.
Asimismo, el también profesor en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud en la Universidad de Guadalajara y en la Universidad Antropológica de Guadalajara recomendó que para tener una dieta sana con presupuestos austeros es importante elegir alimentos de origen vegetal frescos, como frutas, verduras, cereales, leguminosas y algunas oleaginosas, así como preferir alimentos locales y no buscar aquellos que vienen de distancias lejanas.
“Además de que los alimentos frescos y de origen vegetal brindan importantes beneficios a la salud, suelen tener menor huella de carbono e hídrica y menos impacto nocivo al medio ambiente”, añadió.
Por último, el experto en salud pública sugirió que para frenar este problema de salud pública se puede aprovechar todo lo que ya se ha trabajado anteriormente, no solo en los años recientes, sino también tomar en cuenta el trabajo realizado en esta materia durante las administraciones de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón.“Las recomendaciones pudieran ser estas: fortalecer las acciones que ya se han tomado con anterioridad, como dar robustez al Impuesto Especial a Productos y Servicios, subirlo 20 o 25%; fortalecer y ser estrictos con las reglas de restricción de la publicidad; reforzar el tema del etiquetado nutrimental respecto a su cumplimiento y confiabilidad, así como buscar complementos educativos a esta herramienta; dar mayor firmeza a la estrategia de los espacios libres de ‘comida chatarra’ en el sistema educativo nacional, así como analizar la propuesta de restringir la venta de estos productos a menores de 18 años o de otra edad, en particular como menores de 16 o menores de 11 años”, concluyó.