- En la franja fronteriza la problemática se recrudece derivado de hábitos culturales y alimenticios propios de la región.
Reynosa, Tamaulipas.- Si bien los padecimientos de obesidad y sobrepeso son multifactoriales, el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados por parte de niños y niñas que viven en entidades en la frontera norte los hace más vulnerables.
Así lo consideró la Licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos y Maestra en Ciencias y Tecnología de Alimentos, SanJuana Elizabeth Alemán Castillo, quien ha colaborado en la Universidad Autónoma de Tamaulipas en diversos estudios sobre la alimentación en niñas y niños de esa región.
Toda la franja fronteriza presenta la misma tendencia: el exceso de peso; hay estudios que se han hecho en algunos lugares de los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas y hay una alta prevalencia. Se puede decir que está relacionada por el contacto que tenemos con la frontera y que hay un mayor acceso a los alimentos que venden en Estados Unidos y que son ricos en calorías, grasas y azúcares, precisó la especialista.
Detalló que en Tamaulipas se mantienen porcentajes por encima del promedio nacional. En Reynosa, aclaró, se realizó un estudio en 2018, donde se encontró que el 44.7% de niñas y niños en edad escolar presentaron exceso de peso.
Señaló que cuando se compara la cifra del municipio y lo que se indica a nivel estatal, se observa que localmente se sobrepasa esa prevalencia, porque a nivel nacional el 35% tiene exceso de peso, mientras que aquí en la frontera, específicamente en Reynosa, más del 44% de niñas y niños lo presenta y es un problema grave que de cada 10 niños, alrededor de 4 están teniendo exceso de peso.
Y es que la sobrealimentación viene de una cultura regional en donde la cercanía con la frontera hace que los menores estén sobrealimentados, pero con productos ultraprocesados, reiteró.
Alemán Castillo sostuvo que los principales alimentos que comen los niñas y niños son jugos industrializados, bebidas azucaradas, panecillos dulces, así como snacks salados, entre ellos, las frituras, alimentos que tienen una gran cantidad de azúcares, grasas y sodio, lo cual promueve la ganancia de peso, aunado al sedentarismo que se está presentando, en este caso, en los niños.
Sin embargo, indicó, hay algunos niños que, sin duda, tienen una buena alimentación. Al respecto, hizo referencia a la guía alimentaria llamada El Plato del Bien Comer, la cual incluye los tres grupos de alimentos, es decir, cereales y tubérculos; frutas y verduras, y leguminosas y alimentos de origen animal, al tiempo que mencionó que para tener una buena alimentación se deben incluir los tres grupos de alimentos y, al menos, un alimento de cada grupo.
El exceso de peso, subrayó, es multifactorial, toda vez que hay diversos factores que pueden condicionar a que una persona tenga sobrepeso y obesidad, entre ellos, los genéticos, la producción y distribución de alimentos, la urbanización, la inactividad física, los ambientes obesogénicos y la economía, en esta última destacó que se ha asociado que en un bajo nivel económico hay una mayor predisposición al exceso de peso, porque al haber poco dinero y una necesidad de alimentarse, se adquieren productos baratos o de escaso valor nutricional.
Por último, habló sobre las acciones recomendables para aminorar esta problemática y resaltó que hay tres agentes importantes para llevar a cabo esta tarea: el primero es la familia, donde se deben fomentar hábitos saludables y educar en nutrición; el siguiente son los medios de comunicación que tienen la posibilidad de fomentar la alimentación saludable a niños a través de la publicidad, y el último es la escuela, que es el lugar idóneo para promover hábitos alimentarios saludables y la actividad física.
Para tener buenos resultados se recomienda que participen todos los sectores con distintas estrategias: el gobierno, la industria, las universidades, la familia, la escuela, concluyó.