La alimentación juega un papel muy importante en nuestras emociones y salud mental, toda vez que no solo se trata de un acto fisiológico, sino de consciencia, es decir, de reflexionar sobre la elección de los alimentos que se ingieren, la razón de hacerlo y la introspección de las emociones personales y su relación con ellos, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), Darinca Marcella Hernández González, licenciada en Nutrición y Maestra en Psicología Clínica y Psicoterapia.
Es lo que se denomina como alimentación consciente –explicó-, donde se puede decir que hay una relación entre la emoción y el alimento que se consume, es decir, la sensación que se produce y que, en un momento dado, va a ser fundamental para la elección de los mismos, y viceversa, cómo la comida también va a regir las sensaciones de una persona.
La también profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Campeche subrayó que en el tema de alimentación es importante reflexionar si estamos comiendo por una necesidad fisiológica o una necesidad emocional.
Consideró que entre la alimentación y los aspectos psicológicos hay una relación psicodinámica, donde puede darse, por un lado, una conexión entre un platillo y una situación emocional, en la que la experiencia que se deriva puede marcar la elección o no de una comida específica y, por otra parte, cuando una persona prefiere determinado ingrediente en un alimento -azúcares, por ejemplo- y eso detona a cierta hiperactividad o algún malestar digestivo.
En este sentido, puntualizó que el tipo de alimentos sí influye en determinadas situaciones psicológicas. “Hay evidencia de que el consumo de alimentos específicos, como el exceso de azúcares o de grasas saturadas, influye, de cierta manera, en el aspecto hormonal, aunque no es el único factor que defina esa reacción”.
Por otro lado, la especialista hizo referencia al impacto que tiene la alimentación en la salud mental en el contexto de las fiestas de fin de año, donde dijo que es un tema que tiene que ver con la sensibilidad y responsabilidad, donde las personas tienden más a cuidar su dieta.
En la cuestión de la pandemia, puntualizó, sin lugar a dudas, la alimentación tiene gran importancia, porque se ha visto el alto impacto en secuelas y en personas que no sobrevivieron al Covid por los hábitos alimenticios y los padecimientos que tenían, principalmente, la obesidad y las enfermedades crónico degenerativas. Además, agregó, hay otro aspecto en el que los efectos que dejó va a limitar el sentido del gusto y la preferencia ante ciertas comidas.
En cuanto a la relación entre el sobrepeso, la obesidad y la salud mental dijo que eso tiene que ver más con la parte emocional, es decir, con los rasgos que pudieran limitar la calidad de vida. “Si yo soy una persona depresiva o ansiosa, pueden haber circunstancias que incrementen la tendencia a conductas alimentarias de riesgo para tener obesidad, como comer en exceso, rasgos de trastornos por atracón u otros factores asociados a esos padecimientos”, mencionó.
Finalmente, la experta hizo algunas recomendaciones estratégicas para lograr prevenir un trastorno de conducta alimentaria y ser más conscientes de nuestra alimentación: identificar si se come por una necesidad fisiológica o se trata de un tema emocional, donde se busca una recompensa o una satisfacción; comer en un tiempo prudente, no de manera rápida porque no se da tiempo a que el cerebro registre que se ingirió alimento, y no tener cerca el teléfono móvil o la televisión, toda vez que ver algún mensaje o programa pudiera provocar un tipo de tensión y afectar la cantidad de alimento que se ingiere.