“Mira que hermoso bebe y tan gordito” es un comentario que muchos padres de familia mexicanos lo siguen considerando como un halago y reconocimiento. En México, en etapas tempranas de la vida, el estar “robusto” sigue siendo considerado como un atributo positivo y algo mucho mejor, que estar delgado.
El problema es que muchas veces esta “grasita de bebe” se convierte en “grasa infantil”, grasa adolescente “ y “grasa adulta” con sus consecuencias negativas en la salud física y mental de las personas. Por otro lado, es frecuente que los padres de familia, no quieran ver la obesidad en sus hijas o hijos, autoconvenciéndose que el problema es “pasajero” y que de alguna manera se le quitara cuando “crezca”, situación que muchas veces no sucede.
Recordemos que en todas las etapas de la vida, la obesidad es una enfermedad. El grave problema de la obesidad infantil es un fenómeno creciente en todo el mundo. Muchos países como México, pasaron rápidamente de tener graves problemas de desnutrición infantil, a presentar altísimas prevalencias de obesidad infantil. Todo esto en dos o tres generaciones. Como ejemplo, podemos mencionar que tanto el hospital infantil de México como el ex-Instituto Nacional de la Nutrición, se fundaron para combatir la desnutrición infanti y actualmente tratan principalmente muchas enfermedades relacionadas con obesidad.
En este colaboración, discutiremos algunos aspectos relevantes de la problemática de la obesidad infantil en México.
Definición y diagnóstico
La obesidad infantil se define como el exceso de grasa corporal en niños y niñas. El “exceso de grasa corporal” se refleja en el peso corporal, por lo que una manera de diagnosticar la obesidad infantil en niñas y niños menores de 5 años es considerar que si el peso para la talla de una niña o un niño está a más de 3 desviaciones del estándar, el paciente padece obesidad. Si el peso para la talla esta entre 2 y 3 desviaciones estándar, entonces el diagnóstico es sobrepeso. Este es el parámetro establecido por la NOM 008.
Pongamos dos ejemplos:
Roberto tiene 2 años (24 meses) tiene una longitud de 90 cm y peso 17 kg. De acuerdo con el estándar, un niño promedio de esa longitud debe de pesar 13 kg. El estándar indica que el peso de Roberto está a 3 desviaciones estándar del promedio, por lo que el diagnóstico es obesidad.
Susana tiene 4 años y tiene una longitud de 95 cm y un peso de 16.7 kg. La tabla del estándar indica que Susana está a 2 desviaciones estándares del peso promedio para esa longitud (14 kg). Susana no presenta obesidad pero si padece sobrepeso.
A partir de los 5 años, para el diagnóstico se utiliza el índice de masa corporal definido como:
Se establece que si el IMC para su edad y sexo de un prescolar, escolar o adolescente es mayor a 2 desviaciones estándares del promedio, el paciente padece obesidad.
Pongamos dos ejemplos:
Carlos tiene 6 años, peso 33 kg y mide 1.20m. Por lo tanto, su IMC es de 22.9 (IMC= (33kg)/ (1.2×1.2m). De acuerdo al estándar, el IMC de Carlos se encuentra a más de 3 desviaciones estándares del promedio por lo que padece obesidad.
Lorena es una niña de 10 años con un peso de 45 kg y una talla de 1.30m. Por lo tanto, su IMC es de 26.6. De acuerdo al estándar, el IMC de Lorena se encuentra a más de 3 desviaciones estándares del promedio por lo que padece obesidad.
Prevalencia de obesidad infantil en México
De acuerdo con la última encuesta de salud y nutrición (ENSANUT, 2021) la prevalencia de obesidad en menores de 5 años en México es del 7.8%; lo que equivale a casi 800 mil preescolares.
En el grupo de edad de 5-11 años se reporta una prevalencia nacional de obesidad del 18.6%; siendo un 23.8% en hombres y 13.1%. Casi 1 de 4 niños en México padece obesidad y casi 1 de cada 3 niños padece sobrepeso u obesidad. En un periodo de 20 años, la prevalencia de obesidad en este grupo de edad se ha duplicado. A mayor edad de los niños, mayor es la prevalencia de obesidad, lo que sugiere que el ambiente escolar sigue siendo altamente “obesogénico”. A nivel mundial se reporta una prevalencia de obesidad en población de 5-19 de cerca del 7%. Varias fuentes reportan que México es de los países con mayor prevalencia de obesidad infantil a nivel mundial.
La OMS reporta que a nivel mundial y para el 2020, casi 40 millones de prescolares presentaban sobrepeso u obesidad y que casi 400 millones de niñas y niños de 5-19 años sufrían sobrepeso u obesidad.
La misma ENSANUT 2021 reporta que las bebidas endulzadas fueron consumidas por cerca de 87% de los preescolares y 53% consumió botanas, dulces y postres. Por otra parte, alrededor de 40% consumió cereales dulces y poco más de 14% carnes procesadas.
Con respecto a la dieta de los escolares se reporta que solamente 2 de cada 10 niños escolares consumen verduras y leguminosas. Por otro lado, 92.9% consumieron bebidas endulzadas y más de 50% de los escolares consumieron botanas, dulces y postres y cereales dulces.
Causas de la obesidad infantil
La obesidad es el resultado de una compleja interacción de factores que regulan tanto procesos fisiológicos, como las preferencias alimentarias y la actividad física de forma crónica, así como de entornos obesogénico que fomenta el consumo elevado de energía (calorías), productos ultraprocesados y bebidas azucaradas, y un comportamiento sedentario. Factores genéticos también pueden estar involucrados.
Varios factores se han identificado como factores de riesgo para la obesidad infantil: Dietas con altos niveles de alimentos ultraprocesados, bajos consumos de frutas y verduras frescas, las limitaciones en acceso a alimentos saludables, la reducción de la actividad física, el abuso en el uso de dispositivos electrónicos y las intensas estrategias de comercialización y publicidad dirigida a niños de alimentos y bebidas ultraprocesadas, son algunos de ellos. Por otro lado, los grandes cambios sociales de las últimas décadas, han creado entornos obesogénicos a nivel familiar y comunitario, los cuales promueven el consumo de productos ultraprocesados con altas densidades energéticas como botanas y bebidas azucaradas. El sistema alimentario actual basado en el consumismo de productos ultraprocesados, no responde a las necesidades nutricionales de la niñez. Aunque muchos países han establecido en sus leyes el derecho de la niñez a una alimentación saludable, pocas políticas públicas efectivas se han implementado por lo que la obesidad infantil sigue siendo un problema creciente a nivel mundial.
Consecuencias de la obesidad infantil
Las prevalencias crecientes de sobrepeso y obesidad infantil y en adolescentes incrementan de forma relevante el riesgo a varios padecimientos físicos y emocionales tanto del niño o niña como para su futuro como adulto. En el caso de los niñas, niños y adolescentes que se ven afectados por el sobrepeso se presentan mayores posibilidades de desarrollar diabetes, obesidad, enfermedades crónicas no transmisibles y algunos tipos de cáncer a lo largo de sus vidas. En el corto plazo, niñas y niños tienen mayor riesgo de presentar dificultades cognitivas, emocionales, baja autoestima, estigmatización, socialización deficiente y/o depresión.
Conclusiones
El sobrepeso y la obesidad infantil se ha convertido en un problema de salud pública que debe ocupar un lugar prioritario en las agendas de salud y desarrollo sostenible a nivel país y región. Tiene impactos negativo en el corto, mediano y largo plazo en la salud física, mental, emocional de niños, niñas, adolescentes y adultos.
La obesidad en niñas y niños se debe considerar como un tema de protección integral a sus derechos. Es fundamental priorizar la prevención durante los primeros años de vida ya que este periodo. es una ventana de oportunidad para garantizar el derecho a la alimentación, nutrición y salud de las niñas, niños en su presente y en su futuro. Los costos sociales y económicos de no hacerlo, son enormes.
Las escuelas tienen un papel crucial en la prevención de la obesidad infantil. Aunque la etapa de la educación básica tiene el potencial de fortalecer hábitos de alimentación saludable y de actividad física que puede acompañar a niñas y niños por el resto de sus vidas, la realidad muchas veces es totalmente a la inversa; las escuelas tienen ambientes obesogénicos que fomentan el consumos de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas que son de los principales factores de riesgo asociados al obesidad.
Políticas públicas como impuestos a bebidas azucaradas, reglamentos que regulan la publicidad de alimentos infantiles y un etiquetado claro y comprensible para los consumidores también son útiles para combatir este problema. En muchos países, incluyendo México, se ha implementado el etiquetado frontal de advertencia en productos ultraprocesados. La evidencia demuestra que esto puede contribuir a elecciones más saludables por los consumidores debido a su fácil comprensión.
A nivel familiar los padres de familia deben de buscar que la familia tenga una alimentación más consciente y sostenible. El ejemplo, enseña más que mil palabras. Algunas recomendaciones básicas son: Retomar el consumo de productos frescos y locales, cocinar más en casa, comer en familia sin “invitar a la pantalla”, menos consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas endulzadas y revalorizar a las comidas como oportunidades de convivencia familiar. Si tienes dudas, consulta con una nutrióloga o nutriólogo para que te oriente.
Referencias
- ENSANUT, 2021.
- UNICEF 2021. El sobrepeso en la niñez.
- Norma Oficial Mexicana NOM-008-SSA3-2017, para el tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad.