Aunque atractivos a los sentidos, consumo excesivo de productos ultraprocesados ponen en riesgo nuestra salud: Mónica Minutti, nutrióloga

*Se exceden en azúcares, grasas totales, grasas saturadas, sodio y edulcorantes.

Por el incremento en el sabor, color y textura que les hacen más atractivos, así como por una mayor duración dentro de las alacenas, los productos ultraprocesados han mantenido un crecimiento muy importante en preferencia y compra por parte de las personas.

Lo anterior, lo señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la Licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos y Maestra en Proyectos Educativos Virtuales, Mónica Minutti Sánchez Alcocer.

La docente de la Universidad Iberoamericana León sostuvo que el aumento en la preferencia de este tipo de productos que contienen un alto aporte calórico y una reducida contribución de nutrimentos, creció en México desde los años 80 por la apertura en los mercados.

“La Organización Panamericana de la Salud identificó, entre el 2000 y 2013, un incremento de 48% en las ventas de alimentos ultraprocesados. Incluso presentan una estimación en donde las personas podrían ingerir hasta 581 gramos al día de este tipo de productos, lo que representaría casi el 30% del consumo calórico de la población”, comentó.

La nutrióloga explicó que el consumo en exceso de azúcares, grasas totales, grasas saturadas, sodio y edulcorantes, vía estos productos, puede generar un fenómeno denominado “hambre oculta”.

“Se produce cuando la calidad de los alimentos que comemos no cubren nuestras necesidades de micronutrientes (vitaminas y minerales) esenciales para nuestra salud”.

De acuerdo con la especialista, el consumo excesivo de este tipo de productos puede considerarse como un mal hábito que pudiera traer consecuencias a la salud.

“Los hábitos inadecuados aunados a otros factores como son la inactividad, el consumo de tabaco, alcohol y diversos hábitos, incrementan los factores de riesgo y la posibilidad de padecer enfermedades crónicas, como la hipertensión, diabetes y la obesidad”, puntualizó.

Finalmente, la experta recalcó la necesidad de calificar a la obesidad como una enfermedad multifactorial en la que influyen factores muy importantes y del mismo entorno de la persona.

Dijo que es muy importante mejorar entornos alimentarios saludables, con el consumo de alimentos frescos, como frutas y verduras; crear más espacios públicos que promuevan la actividad física; capacitar al personal de salud como especialistas para la prevención y el tratamiento de la obesidad; promover la lactancia materna, y dormir adecuadamente, entre otros puntos.

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