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Regreso a clases: mejor información alimentaria y más actividad física

  • En el país 1 de cada 20 menores de 5 años y 1 de cada 3 entre los 6 y 19 años padece sobrepeso u obesidad.
  • Estratégico vigilar que la prohibición de la venta de comida chatarra al interior y exterior de planteles escolares se cumpla.

El sobrepeso y la obesidad son padecimientos multifactoriales que afectan en México a 1 de cada 20 menores de 5 años y a 1 de cada 3 entre los 6 y 19 años. (1)

Por ello, en medio del llamado a regresar a clases a más de 25 millones de escolares, resulta fundamental incentivar la actividad física; mejorar la educación alimentaria (para tomar mejores decisiones, consumir porciones adecuadas y sin excesos); prestar atención a la salud mental de las y los menores, que por meses han estado confinados a causa de la pandemia, así como vigilar que la prohibición de venta de comida chatarra, tanto al interior como al exterior de los planteles, se cumpla.

De los 38 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), son las niñas y niños mexicanos los más propensos a sufrir sobrepeso y obesidad, con una tasa de 37.7% y 31.4%, respectivamente (2), circunstancia que los hace mayormente vulnerables a diversas afecciones crónicas, incluida la diabetes tipo 2. (3)

Información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), advierte que uno de los varios factores que provoca el desarrollo del sobrepeso y obesidad en este grupo poblacional es el desbalance que deriva de un consumo excesivo de calorías a partir de productos ultraprocesados con azúcares, sodio y grasas añadidos. (4)

Un estudio dirigido por el Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en la revista científica The Lancet, sostiene que el número de niños y adolescentes obesos (de 5 a 19 años) en todo el mundo se ha multiplicado por 10 en las últimas cuatro décadas y que, de continuar la tendencia, para 2022 habrá más niños y adolescentes obesos que con un peso moderado o gravemente inferior al normal. (5)

Ante este panorama, es primordial mejorar la educación alimentaria entre los escolares y sus padres con la finalidad de crear conciencia respecto a cómo mantener una dieta equilibrada que, a consideración de la OMS, debe contemplar -de ser posible todos los días- frutas y verduras, así como alimentos frescos y naturales variados como trigo, maíz o arroz, lentejas o frijoles y algún alimento de origen animal, por ejemplo carne, pescado, huevos o leche. (6)

Respecto a la actividad física, el organismo internacional recomienda incentivarla toda vez que contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, reduce los síntomas de la depresión y la ansiedad, mejora las habilidades de razonamiento, aprendizaje y juicio, al tiempo que también asegura el crecimiento y el desarrollo saludable de niñas, niños y jóvenes.(7)

Cabe señalar que estas medidas son parte de las acciones que las autoridades, iniciativa privada y ciudadanía deben impulsar para atajar el  problema del sobrepeso y la obesidad, que deteriora la salud y es, en muchos casos, la antesala de otros padecimientos como enfermedad isquémica del corazón, hipertensión, dislipidemias, daños cerebrovasculares y cáncer. (8)

Fuentes:

1.- Salud y nutrición en niños y niñas. UNICEF.

https://www.unicef.org/mexico/salud-y-nutrici%C3%B3n#:~:text=1%20de%20cada%2020%20ni%C3%B1as,norte%20y%20en%20comunidades%20urbanas

2.- Health at a Glance 2019. OCDE-México.

https://www.oecd.org/mexico/health-at-a-glance-mexico-ES.pdf

3.- Salud y nutrición en niños y niñas. UNICEF.

https://www.unicef.org/mexico/salud-y-nutrici%C3%B3n#:~:text=1%20de%20cada%2020%20ni%C3%B1as,norte%20y%20en%20comunidades%20urbanas

4.- Buenas prácticas para el control y la reducción del sobrepeso y obesidad en escolares: Casos en escuelas primarias de México. FAO.

http://www.fao.org/3/CA2111ES/ca2111es.pdf

5.- La obesidad entre los niños y los adolescentes se ha multiplicado por 10 en los cuatro últimos decenios. Comunicado OMS.

https://www.who.int/es/news/item/11-10-2017-tenfold-increase-in-childhood-and-adolescent-obesity-in-four-decades-new-study-by-imperial-college-london-and-who

6.- #SanosEnCasa – Alimentación saludable. OMS

https://www.who.int/es/campaigns/connecting-the-world-to-combat-coronavirus/healthyathome/healthyathome—healthy-diet#:~:text=Coma%20todos%20los%20d%C3%ADas%20una,%2C%20pescado%2C%20huevos%20o%20leche

7.- Organización Mundial de la Salud. (2021). Actividad Física. Ago. 2021, de OMS Sitio web:

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/physical-activity

8.- La obesidad en México. Estado de la política pública y recomendaciones para su prevención y control 190607 obesidad Juan Ángel Rivera Dommarco, Mónica Arantxa Colchero Aragonés, Mario Luis Fuentes, Teresita González de Cosío Martínez, Carlos A. Aguilar Salinas, Gonzalo Hernández Licona, Simón Barquera.

https://www.insp.mx/resources/images/stories/2019/Docs/190607_978-607-511-179-7.pdf

Confinamiento ha afectado salud mental de las y los jóvenes: Ingrid Vargas-Huicochea, psiquiatra

  • La pandemia de COVID-19 ha sido un evento tan sorpresivo como impactante.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la especialista en psiquiatría, Ingrid Vargas-Huicochea, señaló que todos nos hemos visto afectados en mayor o menor grado en alguna de las etapas de este evento de la historia del ser humano, pero en el caso de las y los jóvenes ha significado tener que entrar en conflicto con el sentido de invulnerabilidad (todos los jóvenes suelen sentirse inmunes a los males del mundo, intocables e invulnerables).

Algunos guardaron el confinamiento junto con sus familias, lo que les significó limitar o suspender los contactos físicos y las interacciones cara a cara, además del cansancio de largas jornadas a través de una pantalla. Otros acataron parcialmente las medidas de prevención y en algunos casos desafortunados, fueron ellos quienes abrieron la puerta al virus para contagiar a sus familias, explicó.

En uno u otro sentido, aseguró, la pandemia ha sido un atentado constante para las y los jóvenes de todo el mundo.

Al hablar sobre las consecuencias del confinamiento dijo que aquellos jóvenes que sí lo acataron junto con sus familias, están muy cansados mental y emocionalmente, con muchos conflictos al interior de la dinámica familiar, pero también con un sentimiento de ambivalencia, con cierto temor para salir y retomar la vida. “El confinamiento trastocó las habilidades sociales de la juventud, con el impacto en salud mental que esto puede significar”, resaltó.

Asimismo, afirmó que se han incrementado, de manera notable los servicios psicológicos o psiquiátricos en esta época de pandemia.

La maestra y doctora en Ciencias de la Salud subrayó que los trastornos psiquiátricos más comunes, como son la ansiedad y la depresión, cursan por sí solos, con síntomas que incluyen una alteración en el patrón de alimentación (aumento o disminución del apetito), por lo que es probable que sí haya síntomas en este sentido.

Específicamente, en cuanto a trastornos de la conducta alimentaria, mencionó que sí se ha observado un aumento en la prevalencia de estas condiciones. Se postula que en ello han influido las modificaciones en actividades (horarios de sueño, comida y ocio), un mayor uso de redes sociales (con un bombardeo constante sobre la importancia de la alimentación saludable, el ejercicio físico y un cuerpo fitness), además de una disminución del apoyo social.

Finalmente, la experta en psiquiatría recomendó que para cuidar la salud mental de este sector de la población se debe buscar mantener el contacto social, acatando las recomendaciones sanitarias; establecer rutinas saludables de actividades que incluyan los deberes académicos y de la casa, pero también espacios para el descanso, los pasatiempos, el ejercicio físico y el contacto con su círculo social; limitar la exposición a información que incremente la preocupación por el peso corporal, la figura o los estándares de belleza; hablar de las dudas o preocupaciones que se tengan sobre estos y otros temas, con los padres, y buscar ayuda profesional cuando algún pensamiento o emoción esté generando sufrimiento y disfunción.

“Además, reconocer los aprendizajes que esta pandemia nos ha dejado: el reconocimiento del momento presente, la aceptación de nuestra realidad y la resignificación de los acontecimientos”, concluyó.

Resolver problemática de sobrepeso y obesidad: un compromiso de gobierno, iniciativa privada y ciudadanía

• Avanzar hacia un México con ciudadanos más sanos requiere de la sinergia de los distintos actores sociales, políticos y económicos.

• Estratégico sumar “Días por la salud”; concientizar sobre el daño que produce el consumo en exceso de alimentos ultraprocesados.

Contener y combatir de fondo la problemática del sobrepeso y la obesidad en México, así como su impacto negativo en la salud, exige un esfuerzo conjunto de todas y todos los mexicanos: gobierno, iniciativa privada y ciudadanía, que permita establecer metas y objetivos estratégicos a fin de consolidar las ventajas de mantener una vida activa y saludable.

Estos padecimientos, al tener un origen multifactorial y ser resultado de prácticas y factores de riesgo que pueden ser de carácter inmediato (a nivel individual), intermedio (en el entorno de los individuos) y básicos o estructurales (a nivel macro), y que ocurren en diferentes etapas a lo largo del curso de vida (la gestación, los primeros años de vida y en la adultez) deben ser abordados, para una mayor eficacia, de forma integral y a partir de acciones colaborativas. (1)

Las consecuencias de que 7 de cada 10 mexicanos sufran esta condición son variadas y pueden verse reflejadas en varios ámbitos. Por ejemplo, ambos padecimientos aumentan el riesgo de tener otras enfermedades como diabetes mellitus, enfermedad isquémica del corazón, hipertensión, dislipidemias, enfermedades cerebrovasculares y cáncer. (2)

Aunado a ello, conforme al reporte “Impacto económico del sobrepeso y la obesidad en México 1999-2023”, en 2017, 201 mil 549 mexicanos murieron por enfermedades originadas por estos dos padecimientos. Y de acuerdo a estimaciones de la Secretaría de Salud, el costo total de la obesidad alcanzaría los 272 mil millones de pesos para el año 2023. (3)

Bajo este panorama, el reciente anuncio de autoridades locales y federales, de nuestro país, de establecer un programa dirigido a la mejora de la salud de los ciudadanos desde un enfoque integral es un paso en la dirección correcta.

De acuerdo a especialistas consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), establecer el “Día sin bebidas endulzantes” resulta una medida que podría fortalecerse al convertirse en “Días por la salud”; es decir, días específicos de la semana para concientizar sobre el daño que produce el exceso de calorías, sodio, grasas trans, azúcar, grasas saturadas, así como edulcorantes y otros ingredientes artificiales que contemplan las 21 categorías de alimentos ultraprocesados que señala la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Hoy más que nunca, la sociedad en su conjunto debe sumar esfuerzos para acabar con la pandemia de sobrepeso y obesidad que tanto ha vulnerado la salud de millones de mexicanas y mexicanos, y que ha significado un gran riesgo en el contexto de la Covid-19.

Como lo refiere la Organización Mundial de la Salud (OMS), la complejidad de la problemática exige, además de la vigilancia en la aplicación de las leyes ya establecidas en la materia, como la que regula la venta de este tipo de productos al interior y exterior de espacios escolares; condiciones sociales y económicas para mantener actividad física periódica y opciones alimentarias asequibles y accesibles para todos y sin distinción alguna. (4)

Fuentes:

1.- La obesidad en México. Estado de la política pública y recomendaciones para su prevención y control 190607 obesidad Juan Ángel Rivera Dommarco, Mónica Arantxa Colchero Aragonés, Mario Luis Fuentes, Teresita González de Cosío Martínez, Carlos A. Aguilar Salinas, Gonzalo Hernández Licona, Simón Barquera. https://www.insp.mx/resources/images/stories/2019/Docs/190607_978-607-511-179-7.pdf

2.- Ibidem.

3.- Cámara de Diputados. (2021). Costo total de la obesidad alcanzaría los 272 mil millones para 2023. Agosto, 2021, de Cámara de Diputados Sitio web: http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Boletines/2019/Marzo/31/1315-Costo-total-de-la-obesidad-alcanzaria-los-272-mil-millones-para-2023-plantea-Mora-Garcia-atacar-este-trastorno#:~:text=Conforme%20al%20reporte%20Impacto%20econ%C3%B3mico,originadas%20por%20estos%20dos%20padecimientos.

4.- Obesidad y sobrepeso. Organización Mundial de la Salud.https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight

Obesidad, reto para la nutrición comunitaria: Marcela Ponce Rodríguez, Nutrióloga

  • Fortalecer la educación alimentaria básica a partir de actividades y talleres es crucial para mejorar la vida de las personas.

Entre la población más vulnerable del país, la prevalencia de obesidad es uno de los principales retos a atender en los programas de nutrición comunitaria, así lo refirió la experta Marcela Ponce Rodríguez.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la especialista en Nutrición Personalizada y Comunitaria resaltó la necesidad de consolidar una educación alimentaria básica.

Es a partir del diagnóstico y la definición de un tratamiento que inicia el programa, donde mediante talleres y actividades planificadas se busca establecer un vínculo con las personas y brindarles información, con el propósito de crear conciencia sobre las opciones más saludables para alimentarse, señaló Ponce Rodríguez.

Al explicar qué es la nutrición comunitaria, la también docente a nivel licenciatura dijo que es la creación de estrategias para ofrecer un determinado tratamiento ante cierto diagnóstico de nutrición en una comunidad con un número de personas específico.

Entre sus objetivos puntualizó, están ofrecer un diagnóstico en un grupo de personas para después intervenir con acciones  para su beneficio.

De manera general, la especialista habló sobre las recomendaciones en materia de alimentación y dijo que la base es tratar de tener siempre una alimentación balanceada, por lo que sugirió comer menos ultraprocesados y más productos naturales, así como revisar la información de los ingredientes para poder elegir los de mejor calidad.

La también Creadora de Menútro, reeducación alimentaria y nutrigenética destacó que entre mejor alimentación y nutrición tengan las personas, gozarán de una calidad de vida superior y habrá menor prevalencia de enfermedades.

De igual manera, consideró que la alta prevalencia e incidencia de obesidad en México es un asunto multifactorial, toda vez que ha habido un cambio radical en la manera de alimentarse, al preferir, en muchas ocasiones, la comida rápida, por ejemplo, por lo que propuso una educación alimentaria a cargo de profesionales de la nutrición, en todos los niveles educativos.

Para finalizar, reiteró que solo es posible mejorar las condiciones de los más vulnerables si se diseñan, se solicitan y se miden acciones orientadas a fortalecer la educación alimentaria.

“Dar una buena base de educación alimentaria a la población mexicana podría ser una muy buen ayuda”, concluyó.

La obsesión por comer “sano” también puede causar daños a la salud

  • El interés por una alimentación sana se convierte en ortorexia cuando el entusiasmo por los alimentos saludables se transforma en obsesión.
  • Este  padecimiento tiene el riesgo de provocar deficiencias nutricionales, complicaciones médicas en general y una mala calidad de vida.

Desnutrición, anemia, osteoporosis, problemas cardiovasculares y hasta la muerte son algunas de las consecuencias a la salud que puede producir la ortorexia nerviosa, cuadro obsesivo-compulsivo caracterizado por una preocupación extrema hacia la selección de alimentos considerados saludables.

De acuerdo con investigaciones consultadas por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), este desorden alimenticio, aun cuando está motivado por el deseo de alcanzar una salud óptima, tiene el riesgo de provocar deficiencias nutricionales, pérdidas de peso mayores de lo normal, complicaciones médicas en general y una mala calidad de vida, derivados de una dieta que omite importantes grupos alimenticios. (1)

El término ortorexia nerviosa (del griego «ortho», que significa recto o correcto; y «orexi», apetito) fue acuñado, en 1997, por el médico Steven Bratman. Según el científico, la predilección por una alimentación sana no se convierte en enfermedad hasta que el entusiasmo por este tipo de alimentos se transforma en obsesión, de manera que pensar en la comida sana puede convertirse en el tema central de casi todos los momentos del día y ser la fuente principal de autoestima, valor y significado para la persona. (2)

El autoexamen de Bratman alerta sobre la posibilidad de tener la enfermedad, si se responde afirmativamente a cualquiera de estos seis cuestionamientos: 1) Dedico tanto tiempo a elegir y preparar alimentos saludables que esto interfiere con otras facetas de mi vida. 2) Cuando ingiero cualquier alimento que considero poco saludable, me siento ansioso, culpable, impuro. 3) Mi sensación personal de paz, felicidad, alegría, seguridad y autoestima depende excesivamente de la pureza y corrección de lo que como. 4) A veces me gustaría relajar mis reglas autoimpuestas de «buena comida» para una ocasión especial, pero no puedo. 5) Con el tiempo, he ido eliminando más alimentos y ampliando mi lista de reglas alimentarias para mejorar los beneficios en mi salud. 6) Seguir mi dieta saludable me ha hecho perder más peso de lo adecuado y he presentado signos de malnutrición como caída del cabello o pérdida de la menstruación. (3)

El interés por el estudio de dicho padecimiento ha aumentado en las últimas dos décadas, sobre todo por el incremento en los casos detectados. La Organización Mundial de la Salud estima que 28% de la población mundial padece tal alteración (4), la cual hasta el momento no es considerada como un trastorno psiquiátrico. Básicamente, el debate se ha centrado en definirla, ya sea como una conducta obsesiva-compulsiva, una variante de un trastorno alimentario, una nueva conducta alimentaria o simplemente una actitud culturalmente influenciada, en lugar de una enfermedad (5).

Es fundamental hacer mención del factor socioeconómico ya que la ortorexia promueve los productos orgánicos y su costo asciende incluso hasta el triple que los alimentos comunes, esto nos indica que las personas que presentan rasgos o el trastorno como tal, cuentan con un nivel de solvencia económica estable, según concluyeron expertos de la UNAM en un estudio. (6) 

Investigaciones recientes revelaron que quienes tienen el padecimiento presentan una inquietud o fijación por el impacto de la calidad y composición de la comida en su salud física y/o emocional, además de que se abstienen en forma rigurosa de los alimentos que les parecen «insanos», como los productos que contienen cualquier tipo de grasa, conservantes, aditivos alimentarios, productos animales u otros ingredientes considerados por el sujeto como poco benéficos para su cuerpo, y se obsesionan por consumir una dieta nutricionalmente equilibrada debido a su preocupación acerca de la «pureza» de los alimentos. Aunado a ello, las personas ortoréxicas no manifiestan interés por su peso o por su apariencia física, sino por tener una dieta percibida como promotora de la buena salud. (7)

La emaciación (adelgazamiento patológico) es común entre los seguidores de ciertas dietas saludables, como la de comida cruda, y a veces puede llegar a los extremos de la anorexia nerviosa. De hecho, la ortorexia llevada al extremo es tan peligrosa como la anorexia. Sin embargo, la motivación subyacente es diferente. Mientras que una persona anoréxica quiere principalmente perder peso, una ortoréxica busca sentirse pura. En cualquiera de los casos, ambas condiciones pueden llevar a la muerte. (8)

Mientras que la anorexia afecta sobre todo a mujeres blancas, jóvenes o muy jóvenes, de clase media, la ortorexia parece un poco menos discriminatoria en cuanto a la edad y la raza, según los estudios realizados hasta la fecha, aunque el criterio económico (clase media o alta) parece relativamente estable. Sin embargo, la distribución por sexos de los comportamientos ortoréxicos es, por ahora, una cuestión sin resolver. (9)

Las personas con esta enfermedad pueden ser tratadas con éxito mediante una combinación de terapias cognitiva-conductuales, psicoeducación y tratamiento farmacológico, con la intervención de un equipo multidisciplinario. (10)

Fuentes:

  1. Laura Parra-Fernández (2018). Riesgo de ortorexia: adaptación y validación al español del cuestionario (Ortho 15). Tesis doctoral. Universidad de Castilla-La Mancha, España. Enlace: https://ruidera.uclm.es/xmlui/bitstream/handle/10578/20453/TESIS%20Parra%20Fern%C3%A1ndez.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  2. Steven Bratman. “Healthy Eating vs. Orthorexia”. 26 de marzo de 2017. Orthorexia.com. Enlace: http://www.orthorexia.com/
  3. Steven Bratman. “The Authorized Bratman Orthorexia Self-Test”, 8 de junio de 2017. Orthorexia.com. Enlace: http://www.orthorexia.com/
  4. “Ortorexia, trastorno de tipo alimentario”. Boletín de prensa de la Secretaría de Salud del Gobierno de México, 18 de julio de 2013. Enlace: https://www.gob.mx/salud/prensa/ortorexia-trastorno-de-tipo-alimentario
  5. Anna Brytek-Matera, María Dolores Onieva-Zafra, María Laura Parra-Fernández, Anna Staniszewska, Justyna Modrzejewska and Elia Fernández-Martínez. “Evaluation of Orthorexia Nervosa and Symptomatology Associated with Eating Disorders among European University Students: A Multicentre Cross-Sectional Study”. Nutrients 2020, 12, 3716; Enlace: https://www.mdpi.com/2072-6643/12/12/3716
  6. Jesús Silva Bautista, Miriam Montes Soria y Ángel de Jesús Silva Reyes. “Rasgos de Ortorexia en Estudiantes de Nivel Bachillerato de Escuelas Pública y Privada”. Revista Electrónica de Psicología de la FES Zaragoza-UNAM Vol.4, No.8. 2014. Enlace: https://www.zaragoza.unam.mx/wp-content/Portal2015/publicaciones/revistas/rev_elec_psico/vol4_no2.pdf
  7. Thomas M. Dunn & Steven Bratman. “On orthorexia nervosa: A review of the literature and proposed diagnostic criteria”. Eating Behaviors, Volume 21, 2016, Pages 11-17. Enlace: https://doi.org/10.1016/j.eatbeh.2015.12.006
  8. Steven Bratman. “Fatal Orthorexia”. Diciembre 2003. Orthorexia.com. Enlace: http://www.orthorexia.com/original-orthorexia-essay/fatal-orthorexia/
  9. Hanganu-Bresch C. “Orthorexia: eating right in the context of healthism”. Medical Humanities 2020; 46:311-322. Enlace: https://mh.bmj.com/content/46/3/311
  10. Ibidem. María Laura Parra-Fernández, 2018.

Dieta equilibrada, una aliada en la prevención de enfermedades: Dalia Marina Valadez Reyes, experta en nutrición

*El impacto de la dieta occidental que prioriza carnes rojas, productos ultraprocesados y grasas saturadas está minando la salud de la población.

La tendencia de adoptar cada vez más una dieta occidental, la cual se compone mayoritariamente por productos ultraprocesados con exceso de nutrientes críticos como son grasas saturadas, azúcares, granos refinados, alcohol, sal y jarabe de fructosa derivado del maíz, combinada con una ingesta reducida de frutas y verduras, está provocando en la población un incremento de obesidad y sobrepeso, padecimientos que traen consigo otro tipo de complicaciones graves en la salud.

Así lo refirió en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la experta en nutrición, Dalia Marina Valadez Reyes.

Tras destacar que la alimentación equilibrada se trata de un asunto individualizado según las condiciones y necesidades de cada persona, la especialista explicó que la nutrición clínica mantiene varios enfoques, entre ellos el preventivo.

Subrayó que el tema de la prevención es donde radica la importancia de la nutrición clínica, toda vez que la intervención nutricional es clave en todo tratamiento.

A nivel metabólico, dijo, la nutrición es la base de la propia existencia, por lo que todos los seres vivos necesitamos alimentos, los cuales tienen nutrimentos que garantizan las funciones vitales.

“La alimentación, la nutrición y el metabolismo, representan los pilares de una vida sana. Sabemos que todas las enfermedades tienen un componente metabólico, por lo que son susceptibles a modificaciones de tipo benéfica o perjudicial por medio de la manipulación alimentaria y nutricional”, explicó.

Al referirse a la también conocida Western Diet, la catedrática de la Universidad Autónoma de Aguascalientes sostuvo que ésta es una tendencia que rompe el equilibrio, porque prioriza carnes rojas, alimentos procesados, dulces, fritos, entre otros por encima de aquellos que contienen fibra, cereales integrales, pescado, frutos secos o semillas, y las consecuencias pueden ser el sobrepeso y la obesidad, sin dejar de lado graves afectaciones para la salud.

Desde un enfoque de nutrición clínica, señaló, dichos padecimientos pueden atenderse, en primer lugar, a partir un tratamiento individualizado; tener un equilibrio energético;  modificar el ambiente obesogénico; lograr estrategias que hagan posible la disponibilidad alimentaria, y el acceso de alimentos saludables; limitar los alimentos fast food y ultraprocesados; controlar en el tamaño de raciones; fomentar el estilo de vida saludable; realizar actividad física; tener una alimentación adecuada y beber suficiente agua natural al día.

La alimentación adecuada, recordó, debe contener los tres grupos de alimentos: el primer grupo con verduras y frutas; el segundo con cereales, y el tercer grupo con leguminosas y alimentos de origen animal, que es lo que muestra la representación gráfica del Plato del Bien Comer.

También se deben incluir alimentos de tipo regulador, de tipo energético y constructores. Los primeros son los que brindan un principal aporte de vitaminas y minerales (verduras y frutas); los energéticos son los que dan aporte de energía (cereales, tubérculos y las grasas de tipo saludables) y, por último, los constructores, que son los que ayudan a la formación de tejidos (proteínas de origen animal o vegetal), explicó.

Finalmente, la Maestra en Negocios Agroalimentarios, puntualizó que la nutrición es una ciencia, y la buena alimentación un arte del bien aliment-arte, así que, enfocar al paciente y orientarlo de manera específica, va a ayudar para que él o ella elijan alimentos de calidad y gocen de un estilo de vida adecuado.

Consumir más comida natural y menos productos ultraprocesados, clave en la prevención de enfermedades

• La clasificación de alimentos NOVA permite agrupar la comida según su grado de procesamiento.

• Aunque son comestibles y normalmente muy apetecibles, los ultraprocesados no son verdaderos alimentos, explican los creadores de este sistema.

La inclusión de comida real o natural, en la dieta diaria de las familias, así como la disminución de la ingesta de productos ultraprocesados, es crucial en la prevención de ataques cardíacos, hipertensión o diabetes, además de que contribuye en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad, revelan estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO).

Una dieta saludable se caracteriza por tener un mínimo de procesamiento en su elaboración, es sostenible, se adapta a los climas y apoya los negocios locales, la economía rural y la diversidad biológica; sin embargo, todos estos beneficios se ponen en riesgo por los productos ultraprocesados, introducidos al mercado por la industria alimentaria mundial, asegura la Organización Panamericana de la Salud (OPS). (1)

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que estudios en la materia han establecido un vínculo estrecho entre los cambios alimenticios  —de alimentos reales a ultraprocesados— y las tasas de sobrepeso y obesidad, así como en otras enfermedades no transmisibles (ENT) relacionadas a la dieta. (2)

Entre las investigaciones mencionadas se encuentra la realizada por expertos pertenecientes a los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, quienes alimentaron por dos semanas a un grupo de adultos de peso normal con una dieta compuesta por alimentos reales y, por otras dos semanas, con una de ultraprocesados. Los resultados arrojaron que el consumo de la dieta de alimentos reales hizo perder a estos adultos 0.9 kilogramos; mientras que la dieta de alimentos ultraprocesados dio como resultado un aumento de peso de 0.9 kilogramos. (3)

Otros estudios mencionados por la FAO demostraron que un consumo elevado de alimentos ultraprocesados tenía relación con mayores índices de mortalidad total a partir del aumento en la prevalencia de cáncer, cardiopatías, diabetes y desarrollo de enfermedades no transmisibles. (4)

Al respecto, investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, desarrollaron en 2010 la clasificación NOVA, que agrupa los alimentos de acuerdo con la naturaleza, propósito y grado del procesamiento al que se someten. 

Dicha categorización ayuda a identificar los procesos físicos y químicos que se utilizan en los alimentos luego de separarse de la naturaleza y antes de ser preparados o consumidos. (5)

Los expertos participantes en la creación del sistema NOVA aseguran que la producción de comida ultraprocesada es un factor determinante en los problemas de nutrición al ser el principal impulsor dietético del sobrepeso, la obesidad y las ENT. (6)

La categorización propuesta por el sistema NOVA contempla: 1. Alimentos no procesados o mínimamente procesados (no han experimentado ningún procesamiento industrial), como frutas u hortalizas congeladas; 2. Alimentos con ingredientes culinarios procesados (sustancias extraídas y purificadas por la industria a partir de componentes de los alimentos u obtenidas de la naturaleza), como aceites vegetales, mantequillas, mantecas, etc; 3. Alimentos procesados (se elaboran al agregar grasas, aceites, azúcares, sal y otros ingredientes culinarios), entre ellos, enlatados, alimentos salados o encurtidos; y 4. Alimentos ultraprocesados (elaborados a partir de sustancias derivadas de los alimentos o sintetizadas de otras fuentes orgánicas): aperitivos dulces o salados envasados, caramelos, panes, galletas, bizcochos, mezclas para preparación de pasteles y cereales. (7)

Aunque son comestibles y normalmente muy apetecibles, no son verdaderos alimentos, ya que contienen aditivos de diversos tipos, entre ellos: conservantes, estabilizadores, emulsionantes, disolventes, aglutinantes, edulcorantes, potenciadores sensoriales, aromas y colorantes, con el objetivo de hacer que los productos tengan el aspecto, el olor, el tacto y el sabor de un determinado alimento. (8)

La FAO declaró este 2021 como el Año Internacional de las Frutas y Verduras, pues estas constituyen una buena fuente de fibra dietética, vitaminas y minerales, así como sustancias fitoquímicas beneficiosas. La recomendación del organismo internacional es el consumo de, al menos, 400 gramos de frutas y hortalizas al día por cada adulto para prevenir enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas y la obesidad, así como para contrarrestar las carencias de micronutrientes. (9)

Fuentes:

  1. OPS. Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas. Organización Panamericana de la Salud. Washington, DC, 2015. Enlace:  https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/7698/9789275318645_esp.pdf
  2. Popkin. B., P. 2020. El impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud. 2030 – Alimentación, agricultura y desarrollo rural en América Latina y el Caribe, No. 34. Santiago de Chile, 2020. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO. Enlace: http://www.fao.org/3/ca7349es/CA7349ES.pdf
  3. Ibidem.
  4. Ibidem.
  5. Carlos Augusto Monteiro, Geoffrey Cannon, Jean-Claude Moubarac, Renata Bertazzi Levy, Maria Laura C Louzada and Patrícia Constante Jaime. “The UN Decade of Nutrition, the NOVA food classification and the trouble with ultra-processing”. Public Health Nutrition , Volume 21, Special Issue 1: Ultra Processed Foods , January 2018 , pp. 5 – 17. DOI: https://doi.org/10.1017/S1368980017000234
  6. Monteiro CA, Cannon G, Levy RB,Claro RM, Moubarac J-C.The Food System. Ultra-processing. The big issue for nutrition, disease, health, well-being.[Commentary].World Nutrition. December 2012,3,12, 527-569. Enlace: http://archive.wphna.org/wp-content/uploads/2014/05/WN-2012-03-12-527-569-The-Food-System.pdf
  7. Ibidem. Monteiro, 2018.
  8. Ibidem. Monteiro, 2012.
  9. “La FAO presenta el Año Internacional de las Frutas y Verduras (2021) de las Naciones Unidas”. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 15 de diciembre de 2020. Enlace:  http://www.fao.org/news/story/es/item/1364973/icode/

Mayor prevalencia de obesidad en niños y niñas de la frontera norte: SanJuana Alemán Castillo

  • En la franja fronteriza la problemática se recrudece derivado de hábitos culturales y alimenticios propios de la región.

Reynosa, Tamaulipas.- Si bien los padecimientos de obesidad y sobrepeso son multifactoriales, el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados por parte de niños y niñas que viven en entidades en la frontera norte los hace más vulnerables.

Así lo consideró la Licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos y Maestra en Ciencias y Tecnología de Alimentos, SanJuana Elizabeth Alemán Castillo, quien ha colaborado en la Universidad Autónoma de Tamaulipas en diversos estudios sobre la alimentación en niñas y niños de esa región.

Toda la franja fronteriza presenta la misma tendencia: el exceso de peso; hay estudios que se han hecho en algunos lugares de los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas y hay una alta prevalencia. Se puede decir que está relacionada por el contacto que tenemos con la frontera y que hay un mayor acceso a los alimentos que venden en Estados Unidos y que son ricos en calorías, grasas y azúcares, precisó la especialista.

Detalló que en Tamaulipas se mantienen porcentajes por encima del promedio nacional. En Reynosa, aclaró, se realizó un estudio en 2018, donde se encontró que el 44.7% de niñas y niños en edad escolar presentaron exceso de peso.

Señaló que cuando se compara la cifra del municipio y lo que se indica a nivel estatal, se observa que localmente se sobrepasa esa prevalencia, porque a nivel nacional el 35% tiene exceso de peso, mientras que aquí en la frontera, específicamente en Reynosa, más del 44% de niñas y niños lo presenta y es un problema grave que de cada 10 niños, alrededor de 4 están teniendo exceso de peso.

Y es que la sobrealimentación viene de una cultura regional en donde la cercanía con la frontera hace que los menores estén sobrealimentados, pero con productos ultraprocesados, reiteró.

Alemán Castillo sostuvo que los principales alimentos que comen los niñas y niños son jugos industrializados, bebidas azucaradas, panecillos dulces, así como snacks salados, entre ellos, las frituras, alimentos que tienen una gran cantidad de azúcares, grasas y sodio, lo cual promueve la ganancia de peso, aunado al sedentarismo que se está presentando, en este caso, en los niños.

Sin embargo, indicó, hay algunos niños que, sin duda, tienen una buena alimentación. Al respecto, hizo referencia a la guía alimentaria llamada El Plato del Bien Comer, la cual incluye los tres grupos de alimentos, es decir, cereales y tubérculos; frutas y verduras, y leguminosas y alimentos de origen animal, al tiempo que mencionó que para tener una buena alimentación se deben incluir los tres grupos de alimentos y, al menos, un alimento de cada grupo.

El exceso de peso, subrayó, es multifactorial, toda vez que hay diversos factores que pueden condicionar a que una persona tenga sobrepeso y obesidad, entre ellos, los genéticos, la producción y distribución de alimentos, la urbanización, la inactividad física, los ambientes obesogénicos y la  economía, en esta última destacó que se ha asociado que en un bajo nivel económico hay una mayor predisposición al exceso de peso, porque al haber poco dinero y una necesidad de alimentarse, se adquieren productos baratos o de escaso valor nutricional.

Por último, habló sobre las acciones recomendables para aminorar esta problemática y resaltó que hay tres agentes importantes para llevar a cabo esta tarea: el primero es la familia, donde se deben fomentar hábitos saludables y educar en nutrición; el siguiente son los medios de comunicación que tienen la posibilidad de fomentar la alimentación saludable a niños a través de la publicidad, y el último es la escuela, que es el lugar idóneo para promover hábitos alimentarios saludables y la actividad física.

Para tener buenos resultados se recomienda que participen todos los sectores con distintas estrategias: el gobierno, la industria, las universidades, la familia, la escuela, concluyó.

Encierro por pandemia causó depresión y trastornos alimenticios

  • El distanciamiento social, el aumento de estrés y los síntomas depresivos se convirtieron en un cóctel que propició desórdenes alimenticios.

Aun cuando todos los estragos derivados de la pandemia por COVID-19 son difíciles de calcular todavía, investigaciones consultadas por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) revelan que factores como el distanciamiento social, el miedo a contagiarse, los cuadros de ansiedad y depresión, así como la sobrealimentación y la poca actividad física, trajeron consigo y, en algunos casos, intensificaron los trastornos alimenticios.

En Reino Unido, por ejemplo, el Centro de Salud Mental creó un modelo predictivo que advierte que el 20% de su población, casi 10 millones, necesitará, en los próximos 3 a 5 años, apoyo para mantener su bienestar mental derivado de la crisis sanitaria, en donde 1.5 millones de ellos serán menores de 18 años, al tiempo que personas con problemas de salud mental preexistentes, pacientes que atravesaron terapia intensiva, así como aquellos que perdieron su empleo y los que mantienen un duelo por la pérdida de un ser querido, serán los grupos poblacionales más vulnerables. (1)

Por su parte, en ese mismo país, Priory Group, uno de los principales proveedores de servicios médicos, señaló en febrero pasado que durante la crisis sanitaria —que se intensificó en el 2020— hubo un aumento del 61% en el número de consultas por tratamiento de la anorexia nerviosa y un incremento del 26% en el número de consultas sobre el tratamiento del trastorno por atracón. (2)

Aunado a ello, un estudio publicado en el International Journal of Eating Disorders, sostiene que en Europa el 30% de los pacientes con bulimia y más del 60% de los pacientes con anorexia reportaron un empeoramiento de los síntomas durante la pandemia, en donde casi el 50% de estas personas no estaban recibiendo tratamiento alguno, al tiempo que identifica los factores que contribuyeron al aumento de pacientes con trastornos alimentarios, entre ellos: estrés, soledad, perspectivas emocionales negativas, mayor uso de las redes sociales, insatisfacción corporal y preocupaciones sobre la accesibilidad a los alimentos. (3)

En México, la problemática no es menor. El informe “Acciones e intervenciones para la pérdida de peso”, publicado en enero de este año por la firma especializada en investigación de mercados Ipsos, advirtió que los mexicanos han ganado, en promedio, 8.5 kilos de peso durante la pandemia, lo cual nos coloca, en una lista de 30 países, como el número uno en dicho rubro y por encima de Arabia Saudita con ocho kilos; Argentina con 7.9 kilos y Perú con 7.7 kilos. El promedio mundial es de 6.1 kilogramos extra. (4)

Cabe destacar que esfuerzos orientados a visibilizar la relación de la salud mental y los trastornos alimenticios en medio de la pandemia por COVID-19 refieren que en este periodo las personas exacerbaron las conductas de restricción, atracones, purgas, así como el sedentarismo o el exceso de ejercicio. (5)

Respecto al impacto en la salud mental en las personas que han logrado sobreponerse al COVID-19, una investigación publicada en la revista científica The Lancet monitoreó a 236 mil 379  sobrevivientes y reveló que el 24% de ellos había experimentado un trastorno psicótico, de ansiedad o del estado de ánimo, con base en síntomas psicológicos que incluyen: estrés por soportar una enfermedad potencialmente fatal, incertidumbre sobre el futuro, estigma social por portar dicha enfermedad y aislamiento social. (6)

Otra de las preocupaciones de los especialistas es el hecho de que ante la priorización de la atención médica a quienes contraen el virus de COVID-19, se frenó el diagnóstico  y cuidado a aquellas personas con indicios de desórdenes alimenticios. Sin embargo, ante dicho panorama, también destacan la atención mediante las nuevas tecnologías, en donde la telemedicina ha jugado un papel clave en la intervención para prevenir y atender este tipo de trastornos. (7)

FUENTES:

1.- Covid-19 and the nation’s mental health: May 2021. Centre for Mental Health, UK.

https://www.centreformentalhealth.org.uk/publications/covid-19-and-nations-mental-health-october-2020

2.- Doctors warn of ‘tsunami’ of pandemic eating disorders. The Guardian. Sarah Marsh. thursday 11, 2021.

https://www.theguardian.com/society/2021/feb/11/doctors-warn-of-tsunami-of-pandemic-eating-disorders

3.- Special Issue: Eating Disorders and Their Intersection With Gastrointestinal Symptoms Pages: 909-1067. June 202. Issue Edited by: Guido K.W. Frank, Neville H. Golden, Helen Murray. International Journal of Eating Disorders.

https://onlinelibrary.wiley.com/toc/1098108x/2021/54/6

4.- Actions & interventions for weight loss. Ipsos. January 2021.

https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2021-01/actions-and-interventions-for-weight-loss.pdf

5.- Eating and exercise behaviors in eating disorders and the general population during the COVID-19 pandemic in Australia: Initial results from the COLLATE project. International Journal of Eating Disorders.

https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/eat.23317

6.- 6-month neurological and psychiatric outcomes in 236, 379 survivors of COVID-19: a retrospective cohort study using electronic health records Maxime Taquet, PhD John R Geddes, MD Masud Husain, Sierra Luciano, Paul J Harrison. April 06, 2021.

https://www.thelancet.com/journals/lanpsy/article/PIIS2215-0366(21)00084-5/fulltext

7.- COVID-19 and implications for eating disorders. European Eating Disorders Review. 28 April 2020. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1002/erv.2738

Frutas y verduras fortalecen microbiota intestinal y blindan el sistema inmune: Yoselin Ávila Lizarraga

*Ingerir en exceso alimentos ultraprocesados puede alterar el equilibrio de microorganismos.

*Adquirir fibra de distintas fuentes es clave para mantenerse saludable.

El fortalecimiento del sistema inmune se da al mantener una microbiota intestinal saludable, a partir de una dieta balanceada y un menor consumo de productos ultraprocesados, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad, la especialista Yoselin Ávila Lizarraga.

“Mientras más alimentos consumamos con un contenido de fibra adecuado, podemos conservar en mayor medida nuestra microbiota, es decir, si yo tengo una dieta que es rica en frutas y verduras, voy a tener el aporte de fibra que necesito”, explicó.

Una microbiota intestinal sana, añadió, tiene diversas funciones: desde mejorar nuestro sistema inmune —que ahora, por lo que se está viendo es sumamente importante— hasta incrementar la densidad ósea, controlar diarreas e incluso, para algunas cuestiones relacionadas más con lo conductual, como mejorar problemas de ansiedad.

Respecto a si es recomendable ingerir suplementos probióticos, la Licenciada en Nutrición y Maestra en Ciencias e Innovación Biotecnológica precisó que es posible hacerlo, pero debe haber una educación nutricional, es decir, que la persona no consuma únicamente el probiótico, sin estar consumiendo el prebiótico que no sea el elemento de este microorganismo, porque si no se hace de esta manera, aunque los microorganismos llegan intactos al intestino al no tener qué fermentar, su tiempo de vida es corto.

Indicó que es posible mantener una microbiota saludable al consumir regularmente alimentos fermentados, los cuales van a proveer probióticos. Entre algunos de ellos están la bebida emblemática de Jalisco, el tejuino; el clásico yogur; el jocoque y algunos que provienen de otras culturas, como la kombucha, el kimchi y el kéfir.

Al hablar sobre la diferencia entre probióticos y prebióticos la experta dijo que los probióticos son organismos vivos, unicelulares, que viven en el intestino, por lo que es muy importante que tengan alimentos, esto es, un sustrato que puedan estar fermentando, lo cual se logra a partir de la fibra que se incluye en la dieta.

En este sentido, mencionó los tipos de fibras: la soluble y la insoluble y dijo que la primera es la que se hincha cuando está en contacto con agua, por ejemplo, la que se ve en el mucílago del nopal (babita) o se puede encontrar en la avena (betaglucanos) o en las frutas, esa es la fibra que los microorganismos van a fermentar y cuando llevan a cabo el proceso es como si lo estuvieran comiendo y se aprovecharán sus componentes que van a ayudar al metabolismo.

Y como cualquier tipo de ser humano, agregó, cuando consumimos un alimento, también secretamos un desecho. En el caso de los microorganismos, estos metabolitos, que van a ser como sus “desechos”, a nosotros nos sirven para múltiples funciones, desde restablecer el sistema inmune; incrementar la densidad ósea; controlar la incidencia de las diarreas e, incluso, para cuestiones relacionadas con lo conductual, como mejorar el comportamiento en situaciones de ansiedad, además también se ha estudiado alguna asociación con el Alzheimer.

“A veces no somos tan conscientes de todo lo que un pequeño microorganismo puede lograr en nuestro cuerpo y es sumamente importante hacer esta intervención de un probiótico (que es el microorganismo) y un prebiótico (que es la fibra o el alimento que el microorganismo va a estar consumiendo en mi intestino)”, puntualizó.

Al señalar a los alimentos que interfieren o afectan la flora intestinal, sostuvo que el exceso en el consumo de productos ultraprocesados la alteran por su alto contenido de grasas, azúcares refinados, la elevada densidad de calorías y el bajo aporte nutritivo.

“Con dietas altas en grasa y bajas en fibra, el tipo de microbiota cambia y vamos a tener menos microorganismos benéficos”, agregó.

La clave, subrayó, es la fibra, incluir más alimentos naturales en la alimentación. Mientras más se consuman aquellos con un contenido de fibra adecuado, se podrá conservar en mayor medida la microbiota. Si se tiene una dieta rica en frutas y verduras, se podrá tener el aporte de fibra requerido –en el caso de las personas adultas, 20 o 25 gramos de fibra al día- y eso le garantiza que le hará llegar a los microorganismos del intestino el sustrato suficiente para que ellos puedan sobrevivir.

Finalmente comentó que en el caso de la microbiota intestinal se han hecho varios estudios donde se han asociado ciertos tipos de microorganismos con desórdenes crónico degenerativos, como la obesidad. “Lo que podemos considerar es que la microbiota es un entorno heterogéneo, por lo que se van a tener diferentes tipos de microorganismos y lo que se busca en una persona sana es que estén en equilibrio.

Lo que sucede con las personas que tienen sobrepeso, como la mayor parte de ellas liga sus hábitos a dietas que son altas en grasas y bajas en fibra, eso ocasiona un desequilibrio, por lo que se tendrá una mayor cantidad de microorganismos que van a estar secretando factores proinflamatorios, es decir, van a contribuir a la enfermedad de manera metabólica, concluyó.

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