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Ambientes obesogénicos: entre sedentarismo, mala alimentación y poca educación nutricional

• La prohibición de alimentos ultraprocesados a menores de edad no resuelve la problemática de obesidad

Ciudad de México a 24 de marzo de 2021.- El confinamiento ha provocado que los ambientes obesogénicos tradicionales, como lo eran la escuela para los menores y el trabajo para adultos, se trasladen a la casa, en donde los mexicanos también encuentran factores que ayudan a perpetuar la problemática de obesidad en el país, como son el sedentarismo, el acceso a productos ultraprocesados y una poca educación nutricional.

Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) revelan que la proporción de población infantil con obesidad que inicia la primaria es de 24.3% y que esta se incrementa hasta 32.5% cuando acaban esta etapa escolar (1).

Al respecto la Organización Mundial de la Salud (OMS) retrata a los entornos obesogénicos como aquellos en los que se “fomenta la ingesta calórica elevada y el sedentarismo. Se tienen en cuenta los alimentos disponibles, asequibles, accesibles y promocionados; las oportunidades para practicar una actividad física, y las normas sociales en relación con la alimentación y la actividad física” (2).

En vísperas de un regreso a clases escalonado, las escuelas son tradicionalmente vistas  como un ambiente de este tipo, en el que se propicia la mala alimentación y en donde prevalece la obtención de recursos a partir de la venta de los productos ultraprocesados a los menores de edad (3).

Sin embargo, este no es un problema único de México. En América Latina, según evaluaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), los alimentos que se encuentran dentro y fuera de los centros escolares son en gran medida ultraprocesados y fuentes de azúcar, sal, grasas y aditivos. Por las limitantes de la infraestructura, los alimentos frescos son difíciles de obtener (4).

Y aun cuando las escuelas se pueden convertir en espacios de oportunidad para educar a los niños sobre nutrición adecuada y lograr cambios en las dietas, no existen estrategias transversales que trascienden a otros planos de la vida de los infantes (3).

En entrevista para LabDO, la maestra en Ciencias de la Salud, María de Lourdes Silva Fernández y Directora de la Facultad de Nutrición de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), sostuvo que la prohibición de alimentos ultraprocesados en escuelas es una estrategia limitada ya que la obesidad es multifactorial y contempla problemas sociales, emocionales, económicos y socioculturales.

Para atajar el problema, la FAO señala que requiere una aproximación multifactorial, desde los cambios en el comportamiento individual hasta las modificaciones ecológicas que sirvan para darle soporte a dichas acciones (5).

Acciones en el mundo

En Chile, la Ley 20.606 regula la composición nutrimental de los alimentos. Además, tiene como objetivo mejorar la oferta de alimentos disponibles al interior de las escuelas, prohibiendo que se vendan productos ultraprocesados altos en calorías o nutrientes críticos.

Brasil, con su ley sobre Directrices de la Alimentación Escolar, ha emprendido acciones de educación alimentaria y nutricional enfocadas en contrarrestar los malos hábitos de los alumnos. Lo anterior se complementa con la oferta de comidas que cubran de forma adecuada las necesidades nutricionales de los infantes.

La Unión Europea ha decidido atacar los ambientes obesogénicos en las escuelas con un sistema de subsidios para proveer frutas y verduras gratis en estas. A cambio, los centros educativos deben tomar medidas complementarias para enseñarles acerca de alimentación sana.

Fuentes

  1. Perez-Herrera, A. y Cruz-Lopez, M. Situación actual de la obesidad infantil en México. Nutr. Hosp. [online]. 2019, vol.36, n.2 [citado  2020-10-21], pp. 463-469. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112019000200463&lng=es&nrm=iso.  Epub 20-Ene-2020. ISSN 1699-5198.  http://dx.doi.org/10.20960/nh.2116.
  2. OMS. Informe de la Comisión para acabar con la obesidad infantil. Disponible en: https://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/WHA69/A69_8-sp.pdf
  3. Flores-Huerta, Samuel, Klünder-Klünder, Miguel, & Medina-Bravo, Patricia. (2008). La escuela primaria como ámbito de oportunidad para prevenir el sobrepeso y la obesidad en los niños. Boletín médico del Hospital Infantil de México, 65(6), 626-638.
  4. http://www.fao.org/ag/humannutrition/29281-099a2c34289e10395c79079637288c843.pdf
  5. http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/red-icean/docs/Obesogenic%20environment_Lake.pdf

Prohibición de alimentos chatarra a niñas y niños no termina con ambientes obesogénicos: María de Lourdes Silva Fernández

  • Estos entornos se encuentran, principalmente, en la casa, la escuela o el trabajo y la comunidad.

Combatir de manera frontal los ambientes obesogénicos en México tiene que ir más allá con prohibir productos a menores de edad, pues ésta no es más que una acción miope y electorera que no resuelve la problemática.

Así lo aseguró la licenciada en Nutrición y maestra en Ciencias de la Salud, María de Lourdes Silva Fernández, en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO).

Son muchos los factores por los que una persona se encuentra en un ambiente que perpetúa el sobrepeso, desde los sociales, emocionales, hasta los económicos y socioculturales, por lo que las estrategias, además de ser diversas deben ser diferentes a lo hecho hasta el momento para poder lograr resultados distintos, destacó la también Directora de la Facultad de Nutrición de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

En menores, por ejemplo, los ambientes obesogénicos se determinan porque tienen fácil acceso a una gran cantidad de alimentos con un bajo contenido nutrimental, toda vez que en la casa, las familias toman decisiones incorrectas y compran alimentos que piensan que son adecuados pero terminan siendo todo lo contrario, añadió.

En general, de manera consciente, los padres a veces compran productos que no son tan buenos, pero lo hacen porque se les antojan y las niñas y los niños tienen la facilidad de tomarlos de la alacena en la casa, por lo que ésta se vuelve un entorno obesogénico, explicó la especialista.

La escuela, agregó, es otro espacio en el que las y los menores tienen fácil alcance, porque pueden comprar en esos lugares y en las tiendas, juguitos, frituras, yogures y todo ese tipo de alimentos que, además, no son tan caros.

Y también está el ambiente de la comunidad, es decir, el de la colonia en la que se desarrolla el individuo, donde igualmente es muy sencillo acceder; “de hecho a los niños, normalmente, se les premia comiendo, con un alimento, con una golosina, y todo eso es un ambiente en el cual se le enseña que sobrealimentarse es correcto”, sin importar que “yo ya esté satisfecho” y “yo sigo comiendo porque es parte de esta forma en la cual se desarrolla toda la comunidad”, mencionó.

Es por ello que la prohibición no es una política que ofrezca realmente una solución, toda vez que el problema no solo es ese, sino eso, más la inactividad, sumada a que los niños están solos todo el día porque las mamás trabajan y situaciones emocionales muy fuertes que resuelven con la comida.

“Se trata de un problema sistémico, que una sola solución no es viable”, enfatizó.

“No solo nos mandaron de la noche a la mañana a trabajar en casa, niños y adultos”, dijo, sino a una situación de incertidumbre que, emocionalmente, la gente viene cargando y que tiende a solucionar esos problemas emocionales con la comida y es un ciclo, no un círculo vicioso, en el cual hay un mal sentir y conforme pasa el tiempo con la pandemia, las personas están con depresión, encerradas, comiendo más, o quizás no, pero sin moverse, que eso es lo más grave, sin actividad física.

Por otra parte, indicó que los adultos que tienen que asistir a sus trabajos también están expuestos a una manera fácil de conseguir alimentos que no son saludables, toda vez que son más económicos y rápidos de adquirir.

Finalmente y dejando de lado las políticas públicas, subrayó que las personas en lo individual pueden identificar y hacerse conscientes de que hay un problema. Y aunque insistió en que no hay una solución real sobre los ambientes obesogénicos, como dejar de comer o comprar, sugirió hacer una campaña sobre los hábitos de consumo, es decir, informarse sobre qué tipo de alimentos se adquieren en el supermercado, además de hacer conciencia sobre la importancia de la actividad física.

Lidera México a nivel global la compra de calorías por día

  • 78.6% de las y los mexicanos no saben cuántas calorías consumen.
  • Lo que comemos y bebemos influye en la prevención y recuperación de enfermedades.

Ciudad de México a 10 de marzo de 2021.- Si bien las calorías que adquirimos a través de los alimentos son necesarias para obtener la energía que nos permita realizar nuestras actividades diarias, conocer la calidad de estas y sus efectos es clave, hoy más que nunca, en medio de la pandemia por COVID-19.

De hecho, en esta coyuntura sanitaria global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda poner especial atención en la alimentación. “Lo que comemos y bebemos puede afectar a la capacidad de nuestro organismo para prevenir y combatir las infecciones y para recuperarse de ellas”. (1)

En ese sentido, la diferenciación de las calorías es posible hacerla en función de la carga energética que contienen y la aportación de nutrientes. Por ejemplo, se considera que las calorías vacías o negativas son aquellas que mantienen una densidad energética muy alta sin aportar proteínas, vitaminas ni tampoco minerales. La mayoría de ellas asociadas a productos ultraprocesados.

Información consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) establece que, de manera genérica, las mujeres deberían ingerir entre mil 600 y 2 mil calorías por día, mientras que los hombres entre 2 mil y 2 mil 500, cantidad que, señala la OMS, dependerá de qué tanta actividad física se realice. A mayor actividad, mayor ingesta calórica, pero sin exceder los límites, pues esto podría desencadenar padecer obesidad o sobrepeso. (2)

Sin embargo y en un contexto complejo por la pandemia por coronavirus, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019 (datos más recientes) ha observado  que el 78.6% de las y los mexicanos adultos no sabe cuántas calorías debe consumir al día. (3)

Aunado a ello, el informe Passport: Nutrition de la firma Euromonitor ubica a México como el país que más compra calorías al día en el plano internacional, con un promedio de mil 928 calorías por persona, lo que significa 380 calorías más del estadounidense promedio y por arriba del consumidor promedio en el mundo que compra 765 calorías diarias. Un dato que resalta en el estudio es que, en nuestro país, el 40% de las calorías compradas provienen del pan industrializado. (4)

Además de contribuir a padecer obesidad y sobrepeso, los alimentos y bebidas con calorías vacías, es decir, pobres en nutrientes, pero llenos de azúcares y grasas dañinas, están presentes en panes industrializados, galletas, dulces, helados, alcohol, refrescos, pasteles y alimentos fritos, por lo que es recomendable aminorar su consumo en medio de la pandemia global por COVID-19.

Una alternativa para adquirir calorías saludables está en reemplazar los productos ultraprocesados por verduras, frutas, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables como aguacate, nueces y semillas, las cuales además de aportar la energía necesaria al cuerpo, le ofrecen un alto contenido de nutrientes esenciales.

Fuentes:

1.- #SanosEnCasa: alimentación saludable. Organización Mundial de la Salud. https://www.who.int/es/campaigns/connecting-the-world-to-combat-coronavirus/healthyathome/healthyathome—healthy-diet#:~:text=Coma%20todos%20los%20d%C3%ADas%20una,%2C%20pescado%2C%20huevos%20o%20leche.

2.- Healthy diet. Organización Mundial de la Salud. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet

3.- (3) INEGI INSP Secretaría de Salud. (2020). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019 Resultados Nacionales. Mzo. 2020, de INSP Sitio web: https://ensanut.insp.mx/encuestas/ensanut2018/doctos/informes/ensanut_2018_informe_final.pdf

4.- Passport: Nutrition. Euromonitor. 2015. https://blog.euromonitor.com/passport-nutrition-offers-global-nutrient-intake-data/

Estrés, depresión y ansiedad alteran alimentación durante confinamiento: María Irene Rojas Subealdea

  • Confinarse genera, en algunas ocasiones, compulsión por querer comer más, asegura la experta.

Durante el encierro por la pandemia, las personas pueden sufrir alteraciones alimenticias derivadas de un estrés y ansiedad prolongados, aseguró la Máster en Psicopedagogía Clínica y en Psicoanálisis, María Irene Rojas Subealdea.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO),  la especialista sostuvo que las modificaciones en los hábitos pueden traer consecuencias, como los atracones, que dan una satisfacción momentánea y luego llevar a otros padecimientos.

“El encierro, en sí mismo, genera en algunas ocasiones, la compulsión por querer comer más. Como estamos en casa y estamos cerca del refrigerador, es más fácil desorganizar nuestro sistema y las horas en las que ingerimos alimento”, añadió.

La también Coordinadora de Psicología y de Psicopedagogía de la Universidad Autónoma de La Laguna dijo que derivado del confinamiento hay un riesgo de que los trastornos alimenticios y la ansiedad se agraven, sobre todo, si había antecedentes, lo que puede causar una compulsión por no comer o hacerlo desordenadamente.

Subrayó que es fundamental entender que todo trastorno alimenticio es un signo de ansiedad o depresión previa no tratada a tiempo. “Todas nuestras conductas anormales en la alimentación son síntomas, no es la enfermedad per se”, insistió.

La experta indicó que si la autopercepción visual y la sensación del propio cuerpo está distorsionada o se percibe perjudicada, es importante buscar ayuda a nivel psicológico y psiquiátrico.

“El principal consejo es acudir a un especialista serio, bien informado, que haga una detección y un diagnóstico adecuado, para que el tratamiento multisistémico también sea el apropiado”, recomendó.

Entre las señales de alerta para recurrir a una atención profesional, mencionó, están los atracones y todo lo que tiene que ver con los comportamientos anoréxicos o bulímicos, poniendo especial atención a la frecuencia con la que se den este tipo de conductas.

Otros signos de alarma, agregó, son el aislamiento social, donde se demuestra desinterés en ciertas cosas o personas; a nivel biológico, empieza a haber alteraciones de sueño o diferentes trastornos, por ejemplo, de tipo hormonal en las mujeres, la pérdida del sangrado menstrual; también la vigorexia; caída del cabello; gastritis; evacuaciones muy fuertes o problemas en la laringe, gastrointestinales o de estreñimiento.

Rojas Subealdea destacó que es muy importante entender que las personas que están padeciendo de un trastorno alimenticio suelen negar la enfermedad y no hacen conciencia, por lo que es necesaria la participación de un tercero que se dé cuenta y actúe.

Finalmente, la también conferencista precisó que si aún no se llega a un trastorno alimenticio considerado ya como una patología, es recomendable hacer ejercicio, buscar maneras de socializar, llevar rutinas, por lo menos, de lunes a viernes, y tener tres comidas bien balanceadas al día.

Impacta salud de capitalinos el consumo excesivo de sodio

  • El ​sodio no solo se encuentra en la sal de mesa, sino también en productos ultraprocesados y embutidos

Ciudad de México, 24 de febrero de 2021.- De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) 2018, el 20.2% de la población de 20 y más años de edad presenta diagnóstico médico previo de hipertensión en la Ciudad de México (1), que es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el principal factor de riesgo para muertes por enfermedades cardiovasculares. (2)

La hipertensión es la presión arterial alta igual o por encima de 140/90 mmHg y los principales factores de riesgo para padecerla son el alto consumo de sal, baja ingesta de frutas y vegetales, uso nocivo del alcohol e inactividad física.

Información consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) en el Censo de Población y Vivienda 2020, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indica que la Ciudad de México cuenta con una población total de 9 millones 209 mil 944 personas, ubicándola como una de las más pobladas del país. (3)

De las 16 demarcaciones territoriales que tiene la capital, Benito Juárez, Iztacalco y Coyoacán son las que tienen mayor prevalencia de hipertensión arterial, con 23.1%, 22.1% y 21.7%, respectivamente. Debajo de ellas se encuentran Miguel Hidalgo (21.3%), Venustiano Carranza (20.9%), Gustavo A. Madero (20.6%) y Tlalpan (20.3%), el resto presenta índices menores a estas cifras. (4)

Y es que a nivel nacional, la Ciudad de México y Durango se ubican en el noveno lugar con población mayor de 20 años diagnosticada con este padecimiento (20.2% cada uno), por debajo de Campeche (26.1%), Sonora (24.6%), Veracruz (23.6%), Chihuahua (22.6%), Coahuila (22.4%), Tabasco (22%), Yucatán (21.7%) y Baja California (21%), esto conforme a los resultados presentados por la Ensanut 2018.

Esta misma Encuesta indica que en todo el país, en ese año, el 18.4% de ese grupo poblacional fue registrado con diagnóstico médico previo de hipertensión, esto es, 1.8% de incremento con respecto a 2012, cuando hubo 16.6%.

Por su parte, el INEGI registró en el periodo de enero a agosto de 2020, 141 mil 873 fallecimientos causados por enfermedades del corazón, que es la primera causa de muerte en México. (5)

Es importante mencionar que de acuerdo a la OMS, la reducción de la ingesta de sodio disminuye significativamente la presión arterial en los adultos. El sodio no solo se encuentra en la sal de mesa, sino también de forma natural en varios alimentos, entre ellos, la leche, nata, huevos, carne y mariscos y en cantidades mucho mayores en alimentos procesados: panes, galletas saladas, carnes procesadas como el tocino y aperitivos como los pretzels, las bolitas de queso y las palomitas de maíz, además de condimentos como la salsa de soja, la salsa de pescado y los cubitos o pastillas de caldo. (6)

No obstante, la COVID-19 puede ser particularmente perjudicial para las personas con enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial (HTA) y constituyen un grupo de mayor riesgo para desarrollar síntomas graves, según señala el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). (7)

Fuentes:

(1) INSP. (2018). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018 Presentación de Resultados. Febrero 2021, de INSP Sitio web: https://ensanut.insp.mx/encuestas/ensanut2018/doctos/informes/ensanut_2018_presentacion_resultados.pdf

(2) OMS. (2020). Hipertensión. Febrero 2021, de OMS Sitio web: https://www.paho.org/es/temas/hipertension#:~:text=La%20hipertensi%C3%B3n%20es%20el%20principal%20factor%20de%20riesgo%20para%20muertes,las%20muertes%20en%20la%20regi%C3%B3n.

(3) INEGI. (2020). Población total por entidad federativa y grupo quinquenal de edad según sexo, 1990 a 2020. Febrero 2021, de INEGI Sitio web: https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?pxq=Poblacion_Poblacion_01_e60cd8cf-927f-4b94-823e-972457a12d4b

(4) INEGI. (2018). Prevalencia de Obesidad, Hipertensión y Diabetes para los Municipios de México 2018. Febrero 2021, de INEGI Sitio web: https://www.inegi.org.mx/investigacion/pohd/2018/#Tabulados

(5) INEGI. (2021). Características de las defunciones registradas en México durante enero a agosto de 2020. Feb. 2021, de INEGI Sitio web: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/EstSociodemo/DefuncionesRegistradas2020_Pnles.pdf

(6) OMS. (2021). Reducir la ingesta de sodio para reducir la tensión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares en adultos. Feb. 2021, de OMS Sitio web: https://www.who.int/elena/titles/sodium_cvd_adults/es/

(7) INSP. (última actualización 21 de julio de 2020). Hipertensión arterial un problema de salud pública en México. Feb. 2021, de INSP Sitio web: https://www.insp.mx/avisos/5398-hipertension-arterial-problema-salud-publica.html

Alimentación saludable blinda sistema inmune: Ana Luisa González

*Dietas deficientes o sobrecargadas de calorías abren la puerta a enfermedades

En el marco de la pandemia por coronavirus, la alimentación sana y equilibrada es clave para el fortalecimiento del sistema inmune, así lo aseguró la especialista Ana Luisa González Pérez.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), la nutrióloga y doctora en ciencias en biotecnología resaltó la necesidad de consumir alimentos frescos, que no sean procesados, como frutas, verduras y productos benéficos a la salud, entre ellos, yogures adicionados con probióticos o prebióticos.

Esto permitirá blindar el sistema inmune a partir de las vitaminas A, D, C y complejo B, además de hierro y zinc. Igualmente, incluir frijoles y alimentos que tengan proteína en su composición, como pollo o algún tipo de carne, agregó.

“Se trata de comer de acuerdo al acceso que se tiene; los más accesibles son las naranjas, mandarinas, manzanas, toronjas y uvas verdes, que tienen gran aporte de nutrientes, además de otros componentes que benefician al organismo. A veces las personas quieren quitar algunos alimentos del consumo, pero de lo que se trata es de contar las cantidades y prepararlos lo más sano posible, sin tanta adición de grasas o de sodio”, explicó.

Recordó que el sistema inmunológico es el que protege al cuerpo ante diferentes agentes extraños, como algunas bacterias o virus que pudieran presentarse.

En esta coyuntura, dijo, el consumo excesivo de productos ultraprocesados es negativo pues son densos en calorías y mantienen componentes que, en exceso,  hacen daño al organismo, como son azúcares, grasas y calorías.

“Las personas que tienen consumos de dietas deficientes de nutrientes o basadas en un solo tipo de alimentos también pudieran tener disminución del sistema inmunológico, haciéndolos propensos a padecer algunas enfermedades”, resaltó.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), incluso, declaró al 2021, como el año internacional de las frutas y verduras y una de las razones son los estudios que señalan que la alimentación más saludable es lo que va a contribuir a superar esta pandemia de COVID-19, comentó la especialista.

La también profesora de la Universidad Autónoma de Tamaulipas subrayó que es posible saber que las defensas de las personas están bajas a partir del momento en que son más propensas a enfermarse.

“Se pudieran ver como enfermedades ligeras o simples que no acarrean tanta complicación, como cansancio o debilidad y en algunas ocasiones se pudiera presentar fiebre o diarrea, entre otras cosas. Nos enfermamos más seguido cuando tenemos las defensas bajas”, agregó.

Hay que recordar que los productos ultraprocesados afectan el funcionamiento del organismo porque proporcionan demasiados componentes y lo están saturando; en lugar de darle nutrientes, vitaminas, agua y fibras, se le llena de azúcar, grasas, colorantes y otros ingredientes utilizados en la industria de alimentos para que los productos sean atractivos al consumidor, destacó la especialista.

Este tipo de nutrientes críticos, añadió, además de disminuir el sistema inmune a corto plazo, también pueden ocasionar posteriormente la aparición de enfermedades crónico degenerativas, que es una de las principales problemáticas a las que se enfrenta el país en la actualidad.

Finalmente, la especialista recomendó realizar actividad física, distribuir los tiempos para poder cumplir con todo, incluso con las horas de sueño, además de mantener una alimentación sana y equilibrada y evitar el consumo de cigarro y comidas altas en calorías.

Transforma confinamiento hábitos alimenticios

  • Cocinar en casa, ingerir más productos ultraprocesados o intentar una dieta que fortalezca el sistema inmune son solo algunos de los cambios.

Ciudad de México a 17 de febrero del 2021.- A nivel global, la pandemia por coronavirus SARS-COV2 ha modificado la dinámica social y con ello los hábitos alimenticios de millones de personas. El confinamiento es uno de los principales factores que alteró la manera en la que la población compra y consume alimentos.

Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) revelan la forma diversa en que la pandemia ha impactado: mientras algunos cocinan más en casa, otros aumentaron su peso por ingerir más productos ultraprocesados, algunos implementaron dietas saludables para mejorar su sistema inmune, en tanto que otros más sufren el agravamiento de sus desórdenes alimenticios.

Por ejemplo, en México, el Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (CINyS-INSP) junto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) realizan una encuesta en donde han identificado diversos efectos de la contingencia por COVID-19; destaca que hasta el momento, el 42% dijo haber mejorado su alimentación, el 46%  no reportó cambios, mientras que el 12% restante señaló que la empeoró. (1)

Asimismo, el 39% dijo haber disminuido el consumo de comida chatarra, 23% lo aumentó y el 38% siguió teniendo el mismo hábito. El estudio también refiere una reducción de la actividad física en 53% de las personas entrevistadas, en tanto que 24% la acentuó y 22% no tuvo cambio. Respecto a la percepción sobre su peso, el 24% señaló sentir que lo redujo, mientras que el 36% percibió un incremento y el 38% lo mantuvo igual.

Otro estudio efectuado en Estados Unidos reveló que el 85% de su población hizo cambios en su dieta, algunos positivos y otros negativos. Por ejemplo, se pudo observar que, en contraste con 2019, disminuyó de 80 al 74% el número de personas que evitaban los azúcares en su alimentación. (2)

Los participantes en dicha investigación refirieron las razones por las cuales lo hacen, entre ellas, evitar calorías adicionales (46%) y considerar que no es saludable (42%). Sin embargo, los resultados también arrojaron que el 32% comió más snacks entre comidas, derivado de una mayor accesibilidad por estar en casa, y aun cuando el 43% dijo haber seguido una dieta durante 2020, dato que creció ante el 2019 cuando el 38% afirmó haberse sometido a un patrón de alimentación específico.

En ese mismo sentido y con relación al 2019, la encuesta también registró el aumento del  ayuno intermitente (10%), la alimentación sana (9%), la dieta cetogénica o rica en grasas (8 %) y las dietas bajas en carbohidratos (7%). Mientras que los principales motivadores para las nuevas dietas fueron perder peso (47%), sentirse mejor y tener más energía (40%), mejorar la apariencia física (39%), proteger la salud a largo plazo y prevenir problemas de salud futuros (37%), así como evitar el aumento de peso (36%).

Un reporte de la empresa Nielsen parece contrastar con la encuesta arriba mencionada, ya que identificó que también en Estados Unidos, Campbell’s aumentó en un 93% las ventas de su sopa enlatada entre marzo y mayo del año pasado, para después de esos meses, regresar y mantener un crecimiento del 32%. (3)

De igual manera, el corporativo General Mills, que engloba varias marcas de cereales para el desayuno, reportó un incremento del 29% a fines de marzo y volvió a subir a 37% en la tercera semana de abril, mientras que Kellogg’s registró un 51% más en sus ventas de waffles congelados, panqueques y tostadas francesas entre los norteamericanos.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, por sus siglas en inglés, ha recomendado mantener una dieta rica en cereales integrales, frutos secos y grasas saludables como las de oliva, sésamo, maní u otros aceites ricos en ácidos grasos insaturados, con la finalidad de fortalecer el sistema inmunológico y ayudar a reducir la inflamación, al tiempo que advirtió que el confinamiento por la pandemia puede generar estrés y con ello desatar o agravar los trastornos alimenticios. (4)

Sumado a esto, una investigación llevada a cabo en Australia encontró que las conductas de restricción, atracones, purgas y ejercicio han venido en aumento a partir de mayores niveles de ansiedad y estrés debido al aislamiento social. (5)

Fuentes:

  1. INSP. (2020). Estudio sobre el efecto de la contingencia por COVID-19 en el consumo y compra de alimentos. Feb. 2021, de INSP. https://www.insp.mx/dieta-covid
  2. International Food Information Council (Junio 2020) COVID-19 Pandemic Transforms the Way We Shop, Eat and Think About Food, According to IFIC’s 2020 Food & Health Survey. https://www.globenewswire.com/news-release/2020/06/10/2046323/0/en/COVID-19-Pandemic-Transforms-the-Way-We-Shop-Eat-and-Think-About-Food-According-to-IFIC-s-2020-Food-Health-Survey.html
  3. The New York Times (Junio 2020) Has Pandemic Snacking Lured Us Back to Big Food and Bad Habits https://www.nytimes.com/2020/06/16/well/eat/pandemic-snacking-junk-food-habits-eating-weight.html
  4. FAO (Marzo 2020) Maintaining a healthy diet during the COVID-19 pandemic. http://www.fao.org/3/ca8380en/ca8380en.pdf
  5. National Library of Medicine (Junio 2020) Eating and exercise behaviors in eating disorders and the general population during the COVID‐19 pandemic in Australia: Initial results from the COLLATE project. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7300745/

Ciudad de México con altos índices de diabetes

  • Es la tercera entidad en el país con más fallecimientos por esta enfermedad

Ciudad de México, 12 de febrero de 2021.- La Ciudad de México es una de las entidades con más alto porcentaje de la población de 20 años y más con diagnóstico médico previo de diabetes, al registrar 12.7%, solo por debajo de Campeche (14%), Tamaulipas e Hidalgo (12.8% cada uno), de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018, consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO). (1)

En cuanto a defunciones por diabetes mellitus por entidad federativa en 2019, la capital del país se ubica en la tercera posición con un total de 9,192 personas fallecidas, tan solo por debajo del Estado de México (15,661) y Veracruz (9,283), según el registro del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2)

Y es que nuestro país ocupa el noveno lugar entre las naciones con más diabéticos, y para 2025 ascenderá al número siete, de acuerdo a la previsión del académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Adolfo Andrade. (3)

La diabetes es un padecimiento en el cual el azúcar (o glucosa) en la sangre se encuentra en un nivel elevado, indica el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), y se origina debido a la combinación de diversos factores, entre ellos, la edad, la obesidad, el sedentarismo, la alimentación inadecuada, los antecedentes familiares y algunos asuntos genéticos. (4)

En nuestro país, esta enfermedad es la segunda causa de muerte. De acuerdo a las cifras del INEGI, en 2019 hubieron 104,354 fallecimientos por esta enfermedad, de los cuales 51,711 fueron hombres (49.6%) y 52,643, mujeres (50.4%), siendo el grupo de 65 y más años el rango de edad que presenta la mayor frecuencia, lo cual significan 63,925 muertes. (5)

Las cifras de la Ensanut 2018 también indican que a nivel nacional, 8.6 millones de personas de la población de 20 años y más registró un diagnóstico médico previo de diabetes, lo que equivale al 10.3%, esto es 1.1% más con respecto a 2012, cuando hubo un 9.2%. (1)

Considerando los datos de las últimas encuestas nacionales, las cifras de diabetes por diagnóstico previo han ido en aumento. Esta tendencia creciente concuerda con las proyecciones realizadas por los investigadores Meza-Rodríguez y colaboradores, que estimaron que para 2030 dicha prevalencia alcanzaría de 12 a 18%, y para 2050, de 14 a 22%, de acuerdo al artículo Prevalencia de diabetes por diagnóstico médico previo en México. (6)

Fuentes:

(1) Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018. Presentación de resultados.

(2) Defunciones por diabetes mellitus por entidad federativa de residencia habitual de la persona fallecida y grupo quinquenal de edad según sexo, 2010 a 2019.

(3) Andrade Cetto, Adolfo. México ocupa el 9° lugar mundial en diabetes, Boletín UNAM-DGCS-305. Ciudad Universitaria, México. 04 de mayo de 2019.

(4) Instituto Nacional de Salud Pública. (2020). Diabetes en México. 12 feb 2021, de INSP Sitio web: https://www.insp.mx/avisos/3652-diabetes-en-mexico.html#:~:text=Desde%20el%20a%C3%B1o%202000%2C%20la,encuentra%20en%20un%20nivel%20elevado.

(5) Nota Técnica: Estadística de defunciones registradas 2019.

(6) Rojas-Martínez R, Basto-Abreu A, Aguilar-Salinas CA, et al. Prevalencia de diabetes por diagnóstico médico previo en México. salud publica mex. 2018;60(3):224-232.

¿Obeso y desnutrido?, consecuencia de los alimentos ultraprocesados

  • Las personas comen más, pero no adquieren los nutrientes necesarios.

Ciudad de México a 10 de febrero del 2021.-  El cambio en la dinámica alimenticia que prioriza a los productos empaquetados “listos para comer”, “calentar y servir”, por encima de los frescos como son frutas, verduras, cereales y carnes, está vinculado  al sobrepeso y a la obesidad.(1)

Un estudio consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) en el que se alimentó a un grupo de adultos con peso normal con dos dietas diferentes: una con alimentos reales y otra con productos ultraprocesados, demostró que los primeros comenzaron a perder peso y ser más saludables, mientras que los segundos, además de incrementar su peso padecieron una baja en los nutrientes necesarios.(2)

La explicación, sugiere la investigación, radica en que los productos ultraprocesados inhiben la saciedad, por lo que las personas terminan ingiriendo más gramos de los que usualmente consumen, al tiempo que es posible encontrar una mayor concentración de nutrientes críticos en porciones más pequeñas. Por ejemplo, el contenido de azúcares agregados en los ultraprocesados ​​fue ocho veces mayor que en los alimentos procesados y estos a su vez, cinco veces mayor que en los mínimamente procesados.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, por sus siglas en inglés, existen ciertos productos que por el grado de procesamiento industrial su fuente vegetal o animal original es irreconocible. Esta tendencia en la dieta de las personas ha sido particularmente acelerada en América Latina y el Caribe (ALC), sin embargo, el fenómeno es, hoy en día, una problemática mundial.(1)

Particularmente en México, los principales productos ultraprocesados que contribuyen a la mayoría de la energía alimentaria son las galletas; panes pasteles y postres industriales; snacks dulces y salados; jugos, bebidas endulzadas y gaseosas; salsas y aderezos; caramelos, así como cereales endulzados para el desayuno y el yogur endulzado con aromatizantes, según la Organización Panamericana de la Salud.(3)

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la ingesta de calorías debe estar en equilibrio con el gasto energético. Para evitar un aumento de peso no saludable, la grasa total no debe exceder el 30% de la ingesta energética total, mientras que la ingesta de grasas saturadas debe ser inferior al 10% de la ingesta total de energía y la ingesta de grasas trans menos del 1% de la ingesta total de energía.(4)

A nivel global, los expertos han discutido sobre las diferentes acciones que se pueden asumir para mejorar la salud de los individuos. De inicio, el consenso está en la necesidad de un abordaje de la problemática desde enfoques diversos, toda vez que los padecimientos de la obesidad y el sobrepeso son multifactoriales.

Las propuestas van desde el fortalecimiento de los esquemas educativos que permitan a las personas tomar mejores decisiones, hasta los controles en la publicidad, la implementación de políticas fiscales sobre todo el universo y categorías de productos, así como la reducción de la brecha de desigualdad que implica la mejora del ingreso familiar y en el acceso a alimentos frescos, un etiquetado adecuado y el fomento de las actividades físicas en todas los grupos poblacionales.(1)

Fuentes:

1.- FAO. (2020). El impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud. Documento #34.

2.- The British Medical Journal, Open. (2016) Ultra-processed foods and added sugars in the US diet: evidence from a nationally representative cross-sectional study.

3.- OPS, (2019) Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: ventas, fuentes, perfiles de nutrientes e implicaciones normativas.

4.- OMS (Agosto 2018) Alimentación sana.

Educación, clave para combatir la obesidad: Ana Sofía Guerra Cantú

Si bien el problema de la obesidad y el sobrepeso es multifactorial, asegurar que la población cuente con educación nutricional es clave para poder combatir estos padecimientos, señaló en entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) la nutrióloga Ana Sofía Guerra Cantú.

Destacó que lo más importante es la enseñanza y que las escuelas tengan materias donde se brinde mayor información de “cómo debe ser nuestra comida”.

La exdirectora de la Carrera de Nutrición y Bienestar Integral del Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey, también indicó que los productos ultraprocesados pueden aportar exceso de calorías.

Subrayó que el exceso en el consumo de este tipo de alimentos es perjudicial para la salud, por lo que sugirió regresar a las costumbres de cocinar en casa y no comer de manera rápida lo que venden en la tienda de conveniencia, restaurantes o comida preenvasada que posiblemente no tenga la mejor calidad de ingredientes.

“Es importante preparar alimentos con anticipación y la lista de ingredientes para ir al supermercado, cocinar con frutas, verduras y alimentos frescos, comer en familia, tomar agua natural y realizar actividad física”, recomendó.

Explicó que tradicionalmente la dieta mexicana es nutritiva, como el maíz y los frijoles que son alimentos con alta calidad nutricional. Sin embargo, la población está recurriendo más a la comida ultraprocesada o ya elaborada, con azúcares añadidos, exceso de sodio o grasas saturadas.

El consumo excesivo de este tipo de productos, reiteró, está ligado a las causas de mortalidad que se ven cada vez más en la población mexicana, como diabetes tipo dos; infartos; hígado graso, que puede desencadenar una cirrosis no alcohólica; hipertensión y ciertos tipos de cáncer, incluso.

La también profesora clínica del TecSalud y de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey hizo referencia al nuevo etiquetado frontal y dijo que su propósito es que el consumidor sepa lo que está comprando, porque el problema de los ultraprocesados era que la población no podía entender si el producto contiene un exceso de calorías, sodio o azúcares.

“Como acaba de haber ese cambio, todavía no vemos el efecto en la salud del mexicano, pero sí se ha visto que ha ayudado en la reformulación de productos. Muchas empresas, para no tener el sello, empiezan a cambiar la formulación de sus ingredientes”, aclaró.

Además de la educación y el nuevo etiquetado frontal, es necesaria una visión estratégica donde las acciones estén encaminadas a la prevención de la salud, porque los padecimientos son multifactoriales y los esfuerzos aislados se pueden diluir, concluyó la especialista.

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