Aspectos psicológicos pueden contribuir a una mala alimentación

  • El estrés, la depresión e incluso la personalidad son factores que también inciden.
  • En tiempos de confinamiento, muchas personas han aumentado de peso por factores emocionales.

Ciudad de México a 30 de diciembre de 2020.- La obesidad y el sobrepeso, al ser enfermedades multifactoriales, no tienen una causa única. La Organización Mundial de la Salud ha apuntado que los ambientes en los que se desenvuelven los individuos, así como la cultura y economía personales juegan un rol en el desarrollo de estos padecimientos.

Diversos estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) indican que también influyen desde la personalidad, hasta factores como el estrés y la depresión. Es así que quienes tienen un tipo de personalidad impulsiva encuentran más difícil mantener un peso sano, pues los requerimientos de actividad física constante y moderación en los alimentos son difíciles para ellos (1).

Igualmente, se ha comprobado que mientras que el estrés agudo inhibe el apetito, el estrés crónico genera que se libere cortisol, lo cual incrementa el hambre y produce que las personas prefieran alimentos altos en grasas y en azúcar (2).

Lo anterior ha sido más visible en el periodo de confinamiento a causa de la pandemia por COVID-19. En México, según el Instituto Mexicano del Seguro Social la obesidad infantil será un reto para la Salud Pública, pues se han agravado los malos hábitos de alimentación, así como el sedentarismo. Además, señala que deben tomarse en cuenta los aspectos psicológicos del encierro y cómo estos afectarán a niñas y niños (3).

Por otra parte, se ha encontrado que la depresión está relacionada con exceso en el peso. Análisis sugieren que las personas con obesidad extrema tienen cinco veces más probabilidades de haber tenido un episodio depresivo en el año anterior, comparado con los de peso promedio (4).

De igual manera, un tercio de los candidatos a cirugía bariátrica reportaron sintomatología depresiva durante el periodo inmediato anterior a la operación, mientras que el 50% de ellos indicaron haber sufrido esta afección mental durante todas sus vidas (5).

Según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en 2017, 32.5% de los mexicanos mayores de 12 años habían experimentado algún sentimiento de depresión (6).

El trastorno por atracón, un problema al alza

Este trastorno psicológico se caracteriza porque las personas consumen alimentos como una manera de manejar o atenuar sus emociones negativas, lo cual está ligado con la ansiedad, que las desencadena y hace que algunas personas coman de más o en grandes cantidades (7).

De tal forma que algunos individuos tienden a comer compulsivamente, lo cual es un problema al alza en México. De acuerdo con la especialista de la Facultad de Psicología de la UNAM, Cecilia Silva Gutiérrez, entre el 16 y el 51% de los pacientes que acuden a consultas nutricionales presentan trastorno por atracón (8).

Si estas cifras se toman como punto de referencia junto a las tasas de obesidad, se puede concluir que la afección va en aumento. En México, 75.2% de la población presenta sobrepeso u obesidad, lo cual se ha incrementado de manera constante desde 2012.

Silva Gutiérrez apunta a que el rango de edad de las personas con este comportamiento se ha ampliado, pues cada vez gente más joven y de edad avanzada lo presenta, cuando antes era común solo en adultos jóvenes y adolescentes.

Asimismo, otro estudio realizado en México afirma que 20.7% de los adolescentes estudiados presentan adicción a la comida, siendo las mujeres las más propensas a ello y siendo mucho más común en las personas que ya padecen sobrepeso u obesidad (9).

Fuentes:

  1. Sutin, A. R., Ferrucci, L., Zonderman, A. B., & Terracciano, A. (2011). Personality and obesity across the adult life span. Journal of Personality and Social Psychology, 101(3), 579.  
  2. Sinha, R., & Jastreboff, A. M. (2013). Stress as a Common Risk Factor for Obesity and Addiction. Biological Psychiatry, 73(9), 827–835. doi:10.1016/j.biopsych. 2013.01.032  
  3. IMSS, 2020. Después del confinamiento, se deberán detectar y atender casos de obesidad infantil. Disponible en: http://www.imss.gob.mx/prensa/archivo/202006/408
  4. Onyike CU, Crum RM, Lee HB, et al. Is obesity associated with major depression? Results from the Third National Health and Nutrition Examination Survey. Am J Epidemiol. 2003;158(12):1139–47. [Research Support, U.S. Gov’t, P.H.S.] 
  5. Pawlow LA, O’Neil PM, White MA, et al. Findings and outcomes of psychological evaluations of gastric bypass applicants. Surg Obes Relat Dis. 2005;1(6):523–7.
  6. INEGI, 2019. Salud mental. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/temas/salud/
  7. Bennett, J., Greene, G., & Schwartz-Barcott, D. (2013). Perceptions of emotional eating behavior. A qualitative study of college students. Appetite, 60, 187–192. 
  8. DGCS UNAM, 2018. HAY MÁS COMEDORES COMPULSIVOS EN MÉXICO. Disponible en: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2018_678.html
  9. Carlos, Milton & Guevara Valtier, Milton & Ruíz-González, Karla & Luis, Arturo & Pacheco-Pérez, Luis & Melchor, Jesús & Santos-Flores, Jesús & Cruz, Patricia & Belén, Ana & García, Sánchez. (2019). Adicción a la comida y estado nutricional en adolescentes de una preparatoria pública en México. Enfermeria Global. 19. 1-10. 10.6018/eglobal.370021.     

Accesibilidad a alimentos sanos, clave en el combate al sobrepeso y la obesidad: nutrióloga Leticia López Posada

Aun cuando el sobrepeso y la obesidad son multifactoriales, es fundamental que los primeros esfuerzos para contrarrestar la enfermedad estén orientados a garantizar a toda la población el acceso a alimentos saludables, consideró la maestra en Nutrición Clínica, Leticia López Posada.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), dijo que cada quien escoge su dieta y es libre, sin embargo, en México no todos pueden elegir qué es lo que quieren comer.

Precisó, que intervienen varios factores en la obesidad y el sobrepeso. “Aquí juega un papel importante la cultura alimentaria, nuestra percepción corporal, cómo se constituye la familia, los modelos de belleza que tenemos en nuestro país y en el mundo, así como el acceso a alimentos.

«Son muchas aristas en las que se puede ver, por ejemplo, si dormimos bien o no, eso va condicionando que, tengamos o no, algunos de estos padecimientos”, agregó.

La especialista también señaló que son buenas iniciativas la incorporación de la materia de educación en alimentación y nutrición, así como el nuevo etiquetado en alimentos, siempre y cuando vayan acompañadas de educación en nutrición para las familias y la regulación en escuelas de la venta de comida chatarra, bebidas azucaradas y de “todos esos productos que no son alimentos, pero solo nos aportan calorías vacías”.

“Aquí hablamos de cuestiones que tienen que suceder a nivel poblacional, pero también todo lo que pasa dentro de la familia, que es donde se toman las decisiones que van afectando la salud de las personas o ayudándoles”, explicó.

López Posada, quien también se ha desempeñado como docente por 20 años a nivel licenciatura y maestría, subrayó que entre las causas de los altos índices del sobrepeso y obesidad en México están la falta de una estructura en la alimentación, la economía, la carestía de algunos alimentos, la poca educación en nutrición y la escasa conciencia del cuidado de la salud a través de la comida.

“Es un conjunto de cosas del ambiente macro, todo lo que sucede en el país y el mundo con respecto a la demanda de la compra de alimentos, pero también, en un ambiente micro, todo lo que sucede en la familia, la falta de organización, ingresos que no alcanzan para comidas que sean adecuadas para la salud, la estructura de la familia donde la mamá trabaja y hay poco tiempo para la preparación de alimentos, son muchos los factores”, sostuvo.

Respecto a las consecuencias o repercusiones en la salud de las personas, señaló que en el caso del sobrepeso hay una parte estética, pero también empiezan algunas complicaciones, porque es el espacio donde se empiezan a gestar la hipertensión, diabetes y dislipidemia, que es el aumento de lípidos en la sangre.

La obesidad, continuó, se caracteriza por la aparición de muchas comorbilidades, “se han descrito más de 52 enfermedades que complican o se agregan a la obesidad, que van desde asuntos tan sencillos como la alteración del sueño, y roncar mucho, hasta cuestiones de vida o muerte, lo que llamamos síndrome de apnea obstructiva del sueño, diabetes descontrolada, mayor riesgo de cáncer, lo cual ponen en riesgo nuestra salud, desde el primer kilo de peso que tenemos encima, hasta 20 o 30 que podamos tener de más”.

En este contexto, recomendó estructurar una vida más saludable, a través del aumento de la actividad física, el cuidado del sueño y poner atención en el tamaño de las porciones. “En realidad no hay alimentos buenos o malos, todos conforman nuestra dieta; yo creo que más bien tendríamos que aprender a regular nuestro estilo de vida para poder prevenir o trabajar contra estas enfermedades”.

Comentó que solo es cuestión de nivelar y que no sea parte del día a día. “Tenemos herramientas como la jarra del buen beber que nos indica cuántos vasos de agua, café o bebidas azucaradas debemos tomar. Aquí no es todo o nada, simple y sencillamente hacer uso de esas herramientas que tenemos como población y basarnos en ellas, donde todo se hace con la medida justa y parte importante de esto para no dejar de consumirlo, es aumentar la actividad física”.

La licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos hizo énfasis en la importancia de construir estilos de vida más saludables y conocer la historia de la persona, saber cuáles son sus posibilidades económicas, su ambiente social y las circunstancias antes de agregar o quitar alimentos en la dieta.

“No es un asunto en donde no tengamos responsabilidad a nivel individual, tenemos una responsabilidad conjunta, el estado puede hacer muchísimo, las políticas, las empresas pueden hacer mucho, pero si el individuo no quiere, no va a suceder y viceversa, es responsabilidad de ambas partes”, enfatizó.

En este fin de año cuidado con el colesterol y los triglicéridos

  • Dislipidemias un riesgo en aumento.
  • Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados puede ayudar a controlar la problemática

Ciudad de México a 27 de diciembre de 2020.- El 19.5% de la población adulta en México presenta dislipidemias, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2018). Esto representa un aumento de 6.5% en tan solo seis años, pues en 2012 esta cifra era de 13 por ciento.

Las dislipidemias, también llamadas hiperlipidemias, son trastornos en los niveles de lípidos en la sangre, caracterizadas principalmente por aumentos de colesterol y de triglicéridos, referidos médicamente como hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia (1).

Diversos estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) señalan entre las causas más frecuentes de estos padecimientos el estilo de vida sedentario, la diabetes mellitus, el consumo excesivo de alcohol y afecciones como el hipertiroidismo, la insuficiencia renal crónica y la cirrosis hepática.

De manera relevante, se ha encontrado que la ingesta elevada de colesterol, así como de grasas saturadas y trans, presentes en productos ultraprocesados y alimentos como las mantecas de origen animal o la carne de cerdo, están relacionadas con el desarrollo de dichas enfermedades.

También se identificó que alrededor del 50% de los mexicanos, en todos los grupos de edad, consumen grasas saturadas de forma excesiva (2) y particularmente con mayor frecuencia en zonas urbanas que en rurales, y en estratos socioeconómicos altos.

Una de las explicaciones para ello es que, en hogares con deciles de ingreso más altos, se consumen más alimentos ultraprocesados que tienen mayores contenidos de nutrientes críticos como grasas y azúcares (3).

Asimismo, algunas investigaciones han encontrado una relación significativa entre la ingesta de azúcares añadidos y el desarrollo de dislipidemias (4), así como de una predisposición a desarrollar sobrepeso, obesidad y otras enfermedades crónicas no transmisibles.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, en su estudio Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina, más de la mitad de la grasa total y de las grasas saturadas presentes en este tipo de alimentos proviene de las galletas, la margarina, aceites y grasas para untar, los snacks dulces y salados y los dulces.

En México, las galletas son el segundo producto industrializado más consumido, solo por detrás de las bebidas azucaradas. Los snacks dulces y salados ocupan el lugar 5 y los dulces el 8 en cuanto a aportación de calorías a la dieta a través de ultraprocesados

Fuentes: 

  1. Miguel Soca, Pedro Enrique. (2009). Dislipidemias. ACIMED, 20(6), 265-273. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352009001200012&lng=es&tlng=es.
  2. Nancy López-Olmedo,et al. “Usual Intake of Added Sugars and Saturated Fats Is High while Dietary Fiber Is Low in the Mexican Population”, The Journal of Nutrition, Volume 146,Issue 9, September 2016, Pages 1856S–1865S, https://doi.org/10.3945/jn.115.218214
  3. Aburto TC, Pedraza LS, Sánchez-Pimienta TG, Batis C, Rivera JA. Discretionary foods have a high contribution and fruit, vegetables, and legumes have a low contribution to the total energy in take of the Mexican population. J Nutr 2016;146(Suppl):1881S–7S.
  4. Welsh JA, Sharma A, Abramson JL, Vaccarino V, Gillespie C, Vos MB. Caloric sweetener consumption and dyslipidemia among US adults. JAMA. 2010 Apr 21;303(15):1490-7. doi: 10.1001/jama.2010.449. PMID: 20407058; PMCID: PMC3045262.

Incrementa consumo de bebidas alcohólicas, azucaradas y refrescos en temporada navideña

  •  El alto consumo de estos líquidos genera obesidad y efectos adversos en la salud.

Ciudad de México a 23 de diciembre de 2020.- En México se consumen 163 litros de bebidas azucaradas al año, en promedio, por persona, entre las que figuran los refrescos, tés, y jugos (1). Al mismo tiempo, se beben 4.4 litros de alcohol por persona de manera anual y en promedio, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (2).

Su ingesta en exceso puede afectar la salud, pues estas contienen altas cantidades de azúcares, carbohidratos y calorías. En épocas navideñas, su consumo tiene un repunte, pues el 11% del gasto familiar se destina a este rubro, ya que como señala Kantar Worldpanel, los festejos giran en torno a la comida y la bebida.

Si bien existen algunas opciones bajas en calorías, las bebidas alcohólicas más comunes, como la cerveza, son fuente de carbohidratos. Asimismo, los licores y destilados suelen ser altos en azúcares. Por ejemplo, en 30 mililitros de Baileys podemos encontrar 6 gramos de azúcar. Algunos otros licores contienen 46 gramos de este nutriente por cada 10 mililitros, por lo que su ingesta debe ser moderada (3).

Cabe señalar que muchas veces el alcohol es mezclado con refrescos y bebidas azucaradas, lo cual incrementa su aporte calórico. Lo anterior hace que sea muy fácil que las personas ingieran calorías de más a través de líquidos.  

Beber este tipo de productos está relacionado con aumentos pocos sanos del peso corporal. Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) indican que las personas que consumen con moderación o que son bebedores ocasionales tienen índices de masa corporal y circunferencias de cintura más bajos que los que son bebedores habituales (4).

Igualmente, las bebidas azucaradas y su sobreingesta están relacionadas con el desarrollo de enfermedades como síndrome metabólico e hipertensión, así como con la diabetes. Quienes consumen en exceso estos productos tienen entre 26 y 31% más riesgo de padecer esta última que quienes no lo hacen (5).

En lo que se refiere a licores, se ha encontrado que ingerir alcohol más de siete veces a la semana está asociado con un mayor riesgo de padecer diversas enfermedades, entre ellas, obesidad y sobrepeso. Esto es especialmente cierto en el caso de mujeres y consumo de cerveza, pues se demostró una relación positiva entre ello y altos índices de adiposidad (6).

En México, la ingesta de alcohol se relaciona con cinco de las 10 principales causas de muerte: enfermedades cardiovasculares, accidentes de tránsito, patología cerebrovascular, cirrosis hepática, homicidios y lesiones en riña (7).

Las bebidas en fiestas decembrinas

La consultora Kantar Worldpanel afirma que, a excepción de un año en el que se juegue una Copa del Mundo, diciembre es el mes en el que se consume más cerveza en México. De igual manera, aumentan las ventas de whisky, ginebra, vodka, ron, tequila, destilados y brandy (8). En el periodo que va del 24 al 31 de diciembre se realiza el 46% del gasto en estos.

68.8% de la población mexicana consume bebidas alcohólicas, según datos de Consulta Mitofsky (9). Más de la mitad de los mexicanos (55.6%) inició el consumo de estos productos antes de cumplir los 18 años.

Durante la cena navideña, las bebidas más consumidas son el ponche (41.3%), la sidra (22.1%), y el refresco (13.8%) (10).

Fuentes: 

  1. Théodore, Florence L., Ilian Blanco–García, Clara Juárez–Ramírez. «¿Por qué tomamos tanto refresco en México? Una aproximación desde la interdisciplina.» Interdisciplina 7, n° 19 (septiembre–diciembre 2019): 19-45. doi: http://dx.doi.org/10.22201/ceiich.24485705e.2019.19.70286
  2. INSP. Alcoholismo: una relación tóxica. Disponible en: https://www.insp.mx/avisos/5128-dia-uso-nocivo-alcohol.html#:~:text=En%20M%C3%A9xico%2C%20el%20consumo%20de,fines%20de%20semana.
  3. Health Au. Sugar content in alcohol – best & worst. Disponible en: https://health.com.au/healthflash/health-food-diet/sugar-content-in-alcohol-best-worst
  4. MacInnis RJ, Hodge AM, Dixon HG, et al. Predictors of increased body weight and waist circumference for middle-aged adults. Public Health Nutr. 2014;17:1087–97. doi: 10.1017/S1368980013001031.
  5. INSP. Consumo de refrescos, bebidas azucaradas y el riesgo de obesidad y diabetes.
  6. Traversy, G., & Chaput, J. P. (2015). Alcohol Consumption and Obesity: An Update. Current obesity reports, 4(1), 122–130. https://doi.org/10.1007/s13679-014-0129-4
  7. Catalan, H.  y Moreno E. 2016. Consumo de bebidas alcohólicas en México.Un enfoque de adicción racional.
  8. Kantar Worldpanel. ¿En qué gastan los mexicanos en diciembre?
  9. Consulta Mitofsky. El mexicano y su relación con las bebidas alcohólicas.
  10. Profeco. Cena navideña: cuánto se gasta.

El gran reto de las industrias: las ventas y la salud de los consumidores

  • Se dispara consumo de productos ultraprocesados en Latinoamérica
  • La ingesta excesiva está vinculada con el aumento de la obesidad y el sobrepeso en la región.

Ciudad de México a 20 de diciembre de 2020.- El consumo de alimentos ultraprocesados ha ido en aumento en Latinoamérica, lo cual coincide con el incremento en los índices de sobrepeso y obesidad en la región.

El Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) consultó diversos estudios que señalan el incremento en las ventas de estos alimentos de manera constante en la pasada década. Al mismo tiempo, los patrones sanos de alimentación están siendo reemplazados de manera rápida en países de ingresos medios y bajos (1).

Los productos industrializados contienen mayores cantidades de azúcares, grasas, grasas saturadas y sodio, al tiempo que son bajos en fibra, minerales y vitaminas. También son más energéticamente densos, formulados para ser más agradables al paladar y para formar hábitos (2).

De hecho, aunque la ingesta energética en Latinoamérica fue de 1959 calorías diarias en promedio, la mayor parte de estas vienen de carbohidratos (54%) y grasas (30%). Más del 25% de toda la energía proviene de alimentos altos en azúcares y grasas como pastelillos, papitas, dulces, panes y bebidas azucaradas (3).

De igual manera, solo el 18% de lo consumido viene de fuentes ricas en fibra y nutrientes, como los granos, frutas y verduras, frijoles, pescados y nueces.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) refiere en su estudio “Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina” que las ventas de estos productos aumentaron un 8.3% entre 2009 y 2014, lo cual significa que pasaron de 406 kcal per cápita por día a 441 kcal. Entre 2015 y 2019, la previsión era que se incrementaran otro 9.2%, pasando a 482 kcal per cápita/día (4).

Cabe destacar que la obesidad y el sobrepeso han sido relacionados directamente con el sobreconsumo de alimentos industrializados, sin embargo, es importante recordar que estas son enfermedades multifactoriales en las que elementos como la genética, la economía y la cultura tienen un rol importante.

La situación en México

En 1999, en el país se compraban 199 kilogramos de alimentos procesados al año por persona. En la actualidad, de acuerdo con información dada a conocer por el Instituto Nacional de Salud Pública, son 214 kilogramos.

Los azúcares añadidos aportan 12.5% de la energía total a la dieta, alrededor de dos veces más que los azúcares intrínsecos. Los productos procesados y empaquetados como los snacks, pasteles y postres contribuyen el 25% de estos nutrientes (5).

Estudios elaborados al respecto, advierten que el 63.3% de la población excede la recomendación de consumo de grasas saturadas y 87,5% exceden la sugerencia de ingesta de azúcar diaria (6).

Dicho desequilibrio de las dietas está relacionado con la presencia excesiva de productos ultraprocesados en la alimentación. En este sentido, los más consumidos en el país son, en orden descendente por su aporte calórico a la dieta: refrescos y bebidas azucaradas, galletas (bizcochos) pasteles y postres, panes industriales, snacks dulces y salados, jugos y bebidas endulzados, salsas y aderezos, caramelos (dulces), cereales endulzados para el desayuno y yogur endulzado con aromatizantes, informa la OPS.

Entre 2012 y 2018 los índices de obesidad y sobrepeso en el país aumentaron casi 4 puntos porcentuales en el caso de las personas mayores de 20 años. Estas cifras pasaron de 71.3% de la población a 75.2%, señala la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición.

Este fenómeno se repite en el caso de los niños. Entre los mexicanos de 5 a 11 años de edad, en 2012 la proporción de quienes sufrían estas enfermedades era de 34.4 por ciento. En 2018, fue 35.6 por ciento.

Fuentes: 

  1. Monteiro CA, Moubarac J-C, Cannon G, Ng S, Popkin BM (2014). Ultra-processed products are becoming dominant in the global food system. Obesity Review, Suppl 2:21-8. doi: 10.1111/obr.12107
  2. OPS, 2014. Fact Sheet on Consumption of Ultraprocessed Foods.
  3. Kovalskys I, Fisberg M, Gómez G, Pareja RG, Yépez García MC, Cortés Sanabria LY, Herrera-Cuenca M, Rigotti A, Guajardo V, Zalcman Zimberg I, Nogueira Previdelli A, Moreno LA, Koletzko B; ELANS Study Group. Energy intake and food sources of eight Latin American countries: results from the Latin American Study of Nutrition and Health (ELANS). Public Health Nutr. 2018 Oct;21(14):2535-2547. doi: 10.1017/S1368980018001222. Epub 2018 May 31. PMID: 29848396.
  4. OPS, 2019. Alimentos y bebidas ultraprocesados en Latinoamérica.
  5. Juan A Rivera, Lilia S Pedraza, Tania C Aburto, Carolina Batis, Tania G Sánchez-Pimienta, Teresita González de Cosío, Nancy López-Olmedo, Andrea Pedroza-Tobías, Overview of the Dietary Intakes of the Mexican Population: Results from the National Health and Nutrition Survey 2012, The Journal of Nutrition, Volume 146, Issue 9, September 2016, Pages 1851S–1855S, https://doi.org/10.3945/jn.115.221275
  6. INSP 2016, Dietary intake and adequacy of energy and nutrients in Mexican older adults: results from two National Health and Nutrition Surveys.

Simplista afirmar que sobrepeso y obesidad son solo por mala alimentación: especialista José Luis Castillo

Considerar que las únicas causas del sobrepeso y la obesidad son la alimentación inadecuada o excesiva y la inactividad física es una declaración simplista y muy sencilla, estimó el maestro en Salud Pública y Licenciado en Nutrición José Luis Castillo Hernández.

El académico de carrera en la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana explicó que ello generalmente se asocia al modelo culpatogénico de la enfermedad, porque responsabiliza a las personas de su propia situación de salud, cuando hay determinantes estructurales que están contribuyendo a estos padecimientos.

En entrevista para el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), subrayó que los factores estructurales, y especialmente el entorno alimentario, es decir, el contexto físico, económico, político y sociocultural, son determinantes entre la interacción de los consumidores y el sistema alimentario, por lo que recomendó transitar hacia modelos agroecológicos de producción que no dañen el ambiente, dejar de utilizar agroquímicos, volver a utilizar abonos orgánicos, dejar de usar pesticidas, así como tener una reorganización de los mercados.

Para ello, es necesario transformar esas cadenas agroalimentarias largas y promover cortas, es decir, que los alimentos se consuman lo más cerca de donde que se producen. Esto permitiría que sean más naturales, fomentaría el consumo y la producción local, además de activar el mercado laboral.

Sin embargo, estas son solo algunas acciones a impulsar, ya que el sobrepeso y la obesidad también son consecuencia de los ambientes obesogénicos, de factores o determinantes sociales, económicos, políticos y sociales, así como componentes genéticos, reiteró.

El también representante de la Universidad Veracruzana en la Presidencia de la Red Mexicana de Universidades Promotoras de la Salud mencionó que antes de la pandemia México ya tenía una sindemia muy delicada, en donde convivían los problemas relacionados con las carencias de la nutrición y las enfermedades crónicas no transmisibles, como el sobrepeso y la obesidad. Al llegar la COVID-19 se evidenció esta vulnerabilidad.

“Se ha visto que dentro de las principales causas de mortalidad asociadas a COVID-19 en la población en general están, en primer lugar, la hipertensión; en segundo lugar la obesidad y, en tercer lugar, la diabetes. Entonces las personas con estos padecimientos tienen más posibilidad de morir en caso de que contraigan la enfermedad”, precisó.

Castillo Hernández consideró que es por estos entornos alimentarios que se promueve el consumo de alimentos no saludables, “de lo que llamamos productos ultraprocesados”, que contienen grandes cantidades de grasas, entre ellas, ácidos grasos trans, sal y azúcar y que están disponibles en todas partes, son los productos que están más cercanos, que tienen una gran demanda.

En América Latina, México y Chile son los países con más venta y mayor demanda de estos productos, que son altamente obesogénicos y promueven muchas enfermedades; ante ello, no es fortuito que estos países hayan adoptado una nueva ley de etiquetado frontal de los alimentos, tratando de desestimular el consumo de este tipo de productos, añadió.

Por ello, sostuvo, es necesario promover entornos alimentarios donde haya más accesibilidad, tanto física como económica, de alimentos saludables, sanos y promotores de la salud.

Mencionó que el alto valor calórico que contienen los ultraprocesados, la falta de ejercicio y la inactivación física aportan concentraciones de grasa en las personas, pero, además, reiteró, las patologías predominantes en México son las enfermedades crónico no transmisibles asociadas al sobrepeso y la obesidad, como la diabetes mellitus, hipertensión arterial y dislipidemias y estos productos contribuyen a agravar sus condiciones patológicas.

“Cuando las personas tienen una acumulación excesiva de grasa en la circunferencia de cintura, conocida como obesidad central, hay más posibilidades de desarrollar insulinorresistencia y posteriormente, diabetes”, agregó. Igualmente, comentó que la diabetes se encuentra dentro de las primeras causas de morbilidad y mortalidad en México, junto con las enfermedades cardiovasculares, que también están asociadas al sobrepeso y la obesidad, sobre todo a consecuencia de las dislipidemias, es decir, niveles elevados de colesterol malo y triglicéridos, así como una disminución del colesterol bueno, lo cual es marcador de riesgo para padecer hipertensión arterial.

Para el también doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, el incremento en el consumo de productos ultraprocesados se debe a que ya están preparados y listos para consumir y no requieren ninguna técnica de preparación y han venido a desplazar la alimentación tradicional de los mexicanos.

“Lo que se trata con estas cadenas agroalimentarias cortas es rescatar la cultura alimentaria de la población; que consuman los alimentos que tradicionalmente habían consumido, de acercarlos física y económicamente, porque también es cierto que muchos de los productos naturales que se producen en las regiones son mas caros que los productos ultraprocesados”, reconoció.

Entre algunas de las medidas que deberían considerarse para disminuir los índices de sobrepeso y obesidad, destacó que es necesario promover la soberanía alimentaria; impulsar una política de producción de alimentos que fomente la alimentación saludable; incentivar políticas que estimulen la producción de alimentos en pequeños productores y regular la producción de alimentos dañinos para la salud, así como su promoción para el consumo.

“Tendríamos que legislar, pero también vigilar que se cumpla la legislación y hacer una gran campaña de información”, enfatizó.

“Tenemos una población que no tiene acceso ya no digamos a una alimentación nutritiva sana y que promueva su bienestar, sino que no tienen qué comer. La política pública y la regulación si no va acompañada de sistemas de vigilancia y cumplimiento y una campaña de orientación dirigida a la población, no tiene éxito”, resaltó.

En este sentido, habló sobre la importancia de implementar campañas de comunicación que lleguen a la población, sobre todo, a aquellos sectores que son más vulnerables para mandarles mensajes, donde no hay acceso a las redes sociales o internet. “Se necesitarían campañas, estrategias de comunicación efectiva a través de los medios no convencionales también de información”, detalló.

Finalmente, sugirió a la población seleccionar los alimentos menos procesados y preferir los más naturales; evitar o disminuir el consumo de azúcar y productos a base de harinas refinadas e incrementar el de frutas, verduras, cereales y leguminosas de manera combinada; además de caminar y promover la construcción de entornos habitacionales con áreas destinadas a la promoción de la salud, como parques y mercados expendedores de alimentos producidos a nivel local.

Aumenta incidencia de diabetes entre bajacalifornianos

  • El porcentaje de la población que padece esta enfermedad en la entidad va en aumento. 

17 de diciembre de 2020.- En Baja California, la incidencia de diabetes es del 10%, afirma la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, los datos más recientes para la entidad (1). 

Esta es una tendencia que ha ido en aumento. En comparación con la Ensanut 2006, este porcentaje subió un 1.3 por ciento (2). 

Lo que es más, si se toma en cuenta el número de personas diagnosticadas, entre 2018 y 2019 esta cifra se incrementó en un 32% según datos de la Secretaría de Salud Estatal, consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), pasando de 16 mil 425 casos a 21 mil 805 (3). 

Adicionalmente a estas tasas, información del gobierno local afirma que Baja California es la quinta entidad con más casos de esta afección entre población joven, de 20 a 24 años

La Organización Mundial de la Salud ha sido enfática al señalar que la diabetes tipo 2, anteriormente llamada “diabetes adulta” aunque cada vez se ven más casos entre jóvenes y niños, es causada por un aumento poco sano de peso y la inactividad física.

De igual manera, una de las razones por las que este padecimiento tiene tan alta prevalencia en la entidad y el país es el alto consumo de azúcar.  En México los principales alimentos ultraprocesados, como las galletas, los pasteles y los panes dulces, tienen exceso de este nutriente, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud

Diversos estudios han demostrado que existe una liga entre la ingesta excesiva de esta y el desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes. De hecho, entre más alto sea su consumo en los países, mayores las tazas de esta afección (4).

La población mexicana ingiere 365 kilocalorías (kcal) al día a través de azúcares, de los cuales 238 kcal son azúcares libres o agregados, representando un 12.5% de la energía total consumida (5).

Lo anterior sobrepasa la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de que solo el 5% de la energía provenga de esta fuente. 

Esa misma organización apunta que los adultos que padecen esta enfermedad tienen tres veces más riesgo de padecer ataques cardíacos y eventos cardiovasculares, y con el tiempo, sufren daños en los vasos sanguíneos, ojos, riñones y nervios. 

La diabetes es la 9ª causa de muerte en la entidad, por detrás de la obesidad, y la hipertensión arterial, las cuales ocupan el lugar 6º y 8º, respectivamente (6). En 2016, fallecieron 13 mil 915 bajacalifornianos por esta situación. 

Fuentes: 

  1. Ensanut 2018.
  2. Ensanut 2012, Reporte de Baja California. Disponible en:
  3. Dictamen No. 05, Comisión de Salud de Baja California. Disponible en:
  4. Weeratunga P, Jayasinghe S, Perera Y, Jayasena G, Jayasinghe S. Per capita sugar consumption and prevalence of diabetes mellitus–global and regional associations. BMC Public Health. 2014 Feb 20;14:186. doi: 10.1186/1471-2458-14-186. PMID: 24555673; PMCID: PMC3936705.
  5. Tania G Sánchez-Pimienta, Carolina Batis, Chessa K Lutter, Juan A Rivera, Sugar-Sweetened Beverages Are the Main Sources of Added Sugar Intake in the Mexican Population, The Journal of Nutrition, Volume 146, Issue 9, September 2016, Pages 1888S–1896S, https://doi.org/10.3945/jn.115.220301
  6. Programa sectorial de salud 2015-2019, Gobierno de Baja California.

Mermeladas, crema de maní o de chocolate, untables que contribuyen a la obesidad en México

  • Aun en pequeñas cantidades desbalancean las dietas, por su alto contenido de azúcares y grasas.


Ciudad de México a 16 de diciembre de 2020.- Las mermeladas, crema de chocolate, de maní o mantequillas han sido señalados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como productos ultraprocesados que, por su composición nutrimental, deben ser consumidos con moderación, ya que contienen exceso de azúcares, grasas y grasas saturadas.

Este tipo de untables, aún ingeridos en pocas cantidades y como acompañamiento de otros alimentos, desbalancean las dietas y contribuyen al desarrollo de obesidad y sobrepeso.

Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), refieren que este tipo de comestibles están en el top 10 de productos ultraprocesados que contribuyen a la sobreingesta de azúcares en niños (1).

Por ejemplo, dos rebanadas de pan con crema de avellanas con cacao contienen 24 gramos de azúcar, lo cual representa casi la totalidad de la ingesta diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que es de 25 gramos.

Para dar aún más contexto, 100 gramos de Nutella aportan 52.5 gramos de azúcar y 31.7 de grasas, de acuerdo a un análisis de la Procuraduría Federal del Consumidor (2). Este tipo de productos tienen 4 veces más azúcar que avellana (1).

De igual forma, las mermeladas y cajetas contienen exceso de azúcares. Una dieta alta en estos nutrientes hace que las personas, además de tener problemas con el control de su peso, estén en peligro de desarrollar otros padecimientos como diabetes y caries dentales (3).

Análisis elaborados por el Laboratorio de la Procuraduría Federal del Consumidor indican que las mermeladas existentes en nuestro país pueden contener de 1.7 gramos, en el caso de las bajas en este ingrediente, hasta 59.5 gramos de azúcar; mientras que las cajetas incluyen entre 38.5 a 55.5 gramos por cada 100 del total. (4)

Cabe resaltar que otros untables, que no son dulces, también exceden el contenido de nutrientes críticos. La mantequilla, por ejemplo, contiene un 58% de grasas saturadas (5). De hecho, para ser denominadas como tal, este producto debe contener más de 80% de dicho nutriente y en México las variedades existentes son entre 81% y 100% grasas (6).

El mercado de ultraprocesados untables en México


En nuestro país, el mercado de las cremas de chocolate para untar es el más dinámico, según datos del departamento de agricultura de Estados Unidos, este creció un 18% en 2015 (7).

El sector de mermeladas y preservas ha registrado un crecimiento constante de 2010 a 2015. Las ventas pasaron de 3 mil 312 millones de pesos a 5 mil 017 millones de pesos en ese periodo.

Respecto a las cremas de avellana para untar, este sector pasó de generar 239 millones de pesos a 774 millones en 2015. 

Según la OPS, las ventas en esta categoría de alimentos ultraprocesados se mantendrían constantes en el periodo entre 2015 y 2019.

De acuerdo con datos de Euromonitor, la marca líder en el segmento de untables dulces es McCormick, con su línea de mermeladas.

Fuentes: 

  1. Action on Sugar, 2017. Sweet Spreads.
  2. Revista del consumidor, marzo 2016.
  3. NHS. Azúcar, los hechos.
  4. Laboratorio Profeco Análisis sobre mermelada y Cajeta.
  5. Ministerio de Salud de Costa Rica. Guías alimentarias para la educación nutricional.
  6. PROFECO, 2020. Revista del consumidor de junio 2020.
  7. Departamento de Agricultura de Estados Unidos, 2015. Reporte de Ingredientes en alimentos procesados en México.

Desnutrición y sobrepeso: la doble carga de la mala alimentación en México

  • 75.2% de la población en México tiene obesidad o sobrepeso.
  • Al mismo tiempo, 55.5% de los hogares no tienen seguridad alimentaria.

Ciudad de México a 13 de diciembre de 2020.- Alrededor del mundo, más de 149 millones de niños tienen retraso en el crecimiento causado por la desnutrición. Al mismo tiempo, los índices de obesidad y sobrepeso infantil están creciendo en casi todos los países (1).

Estudios consultados por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) advierten que dietas poco óptimas, ya sea en exceso de nutrientes críticos o en la carencia de estos, son responsables de una de cada cinco muertes a nivel global (2).

En este sentido, una buena nutrición es fundamental para la salud humana y el desarrollo sustentable de las naciones. Todas las formas de malnutrición tienen un común denominador: que los sistemas alimentarios existentes no pueden ofrecer a todas las personas una alimentación saludable, accesible y sostenible, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (3).

Estas problemáticas están relacionadas también con el hecho de que muchos países han hecho una transición de dietas tradicionales a unas basadas en productos ultraprocesados, que además de que están vinculados a un aumento de peso, disminuyen la calidad de nutrientes disponibles.

La Organización Mundial de la Salud señala que, aunque pueda parecer contradictorio, tanto la desnutrición como la sobrealimentación están relacionadas con la pobreza. En muchos países en desarrollo, apunta, los lactantes con desnutrición aumentan, posteriormente, su consumo de alimentos calóricos de baja calidad y pueden sufrir exceso de adiposidad (4).

Aunado a ello, un estudio elaborado por The Lancet, revela que la desnutrición en los primeros años de vida, seguida por el sobrepeso en la niñez, incrementa el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, así como padecimientos cardiovasculares (5).

Este se trata de un fenómeno intergeneracional, pues si una madre estuvo subalimentada en las primeras etapas de su vida, y después desarrolló obesidad, es más probable que el niño sea obeso.

Desnutrición y obesidad en México

La convivencia de ambos espectros de la malnutrición, por un lado, la obesidad, y por el otra, la desnutrición, es especialmente cierta en países de ingresos medios y bajos, como lo es México.

Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la brecha de la prevalencia de la desnutrición crónica en menores de 5 años en hogares con jefatura femenina era de 20.9% en 2016. En los hogares con jefatura femenina no indígena esta proporción fue de 8.9% el mismo año (6).

Por su parte, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, los últimos datos disponibles, indica que solo el 44.5% de los hogares en México tienen seguridad alimentaria. Del resto, el 22.6% presenta inseguridad alimentaria moderada y severa, mientras que el 32.9% tiene inseguridad alimentaria leve.

Al mismo tiempo, los índices de obesidad y sobrepeso se están incrementando en el país.

El porcentaje de la población nacional adulta con estas enfermedades fue de 76.8% en mujeres y 73% en hombres.

Fuentes: 

  1. The Lancet 2019, A new nutrition manifesto for a new nutrition reality Disponible en: https://www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736(19)32690-X.pdf
  2. GBD 2017 Diet Collaborators. Health effects of dietary risks in 195 countries, 1990–2017: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2017. Lancet 2019; 393: 1958–72.
  3. Organización de las Naciones Unidas, 2019. Desnutrición y obesidad, dos caras de la mala alimentación que afectan a un tercio de los países pobres. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2019/12/1466721
  4. OMS, Nota descriptiva 4. Disponible en: https://www.who.int/childgrowth/4_doble_carga.pdf
  5. The Lancet, 2019. Dynamics of the double burden of malnutrition and the changing nutrition reality Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0140673619324973
  6. Coneval , 2020. 19.5 MILLONES DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES SE ENCONTRABAN EN SITUACIÓN DE POBREZA EN 2018. Disponible en: https://www.coneval.org.mx/SalaPrensa/Comunicadosprensa/Documents/2020/NOTA_INFORMATIVA_DIA_LA_NINEZ.pdf

Impacta en salud de bajacalifornianos el consumo excesivo de sodio

  • Los mexicanos lo ingieren a través de panes, carnes procesadas y quesos.

10 de diciembre de 2020.- En Baja California 18.75% de la población mayor de 20 años tiene hipertensión arterial, según la Encuesta Nacional de Salud 2012, la más reciente y consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad. (1).

Dicho porcentaje es superior al de la media nacional registrada en ese momento, de 15.92% de la población con esta enfermedad. 

Son las mujeres quienes sufren este padecimiento más que los hombres, con 22.3% y 15.2% respectivamente. Es a partir de los 40 años que la prevalencia de hipertensión aumenta considerablemente, siendo 19.5% para hombres y 30.3% para mujeres.

Lo anterior quiere decir que una parte significativa de la población está en riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, pues la hipertensión arterial es uno de los principales factores que llevan a desarrollar estas afecciones.

La prevalencia de esta enfermedad está relacionada con la mala alimentación y sobre todo con el consumo excesivo de sodio.

Y es que en la actualidad la dieta tiene altos niveles de este nutriente, mientras que el potasio, calcio y magnesio es bajo. Esto es especialmente cierto cuando se trata de dietas ricas en alimentos ultraprocesados (2).

El 99% de estos productos contienen sodio, 63% de ellos de manera excesiva, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud.  

Esta composición nutrimental es una de las principales razones por las que la población en México ingiere de manera excesiva este ingrediente, con un consumo promedio de 3.49 gramos al día, lo cual excede los 2 gramos diarios que la Organización Mundial de la Salud establece como máximo (3).

Los alimentos ultraprocesados que más exceden el contenido de sodio son las salsas y aderezos, los cuales son responsables del 50% del sodio presente en la categoría de productos industriales, las galletas (11%), panes industriales (6%), margarinas y aceites para untar (5%)  así como los snacks dulces y salados (5%)

Específicamente, en México la mayor parte del sodio es aportado por panes, tanto dulces como salados, seguidos por las carnes procesadas y los quesos. (4)

En 2016 se diagnosticaron 19 mil 670 casos nuevos de esta enfermedad en la entidad (5). Es la octava causa de muerte, de acuerdo con cifras oficiales (6), por encima de la diabetes mellitus y las neumonías.

Fuentes:

  1. Ensanut 2012,  Informe sobre Baja California. https://ensanut.insp.mx/encuestas/ensanut2012/doctos/informes/BajaCalifornia-OCT.pdf
  2. Karppannen, H y Mervaala E. (2006). Hipertensión y consumo de sodio. Disponible en: https://www.drtsoukalas.com/uploads/file/SODIUM%20INTAKE%20HYPERTENSION%20FINLAND.pdf
  3. Vega-Vega O,et al. Contemporary Dietary Intake: Too Much Sodium, Not Enough Potassium, yet Sufficient Iodine: The SALMEX Cohort Results. Nutrients. 2018 Jun 25;10(7):816. doi: 10.3390/nu10070816. PMID: 29941792; PMCID: PMC6073158.
  4. Colin-Ramirez E, Espinosa-Cuevas Á, Miranda-Alatriste PV, Tovar-Villegas VI, Arcand J, Correa-Rotter R. Food Sources of Sodium Intake in an Adult Mexican Population: A Sub-Analysis of the SALMEX Study. Nutrients. 2017;9(8):810. Published 2017 Jul 27. doi:10.3390/nu908081
  5. Anuario estadístico y geográfico de Baja California, 2017. Disponible en: https://www.datatur.sectur.gob.mx/ITxEF_Docs/BCN_ANUARIO_PDF.pdf
  6. Programa sectorial de salud 2015-2019 de Bja California. Disponible en: http://www.copladebc.gob.mx/programas/sectoriales/Programa%20Sectorial%20de%20Salud.pdf

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